Que la Biblia es un relato fantástico, una de las mejores historias del mundo jamás contadas, es una frase que repiten hasta los ateos más ilustrados que reconocen especialmente en los libros del Antiguo Testamento una prosa estilizada y dramática en una trama de hazañas, castigos, traiciones y milagros. En la Biblia, los cataclismos, los éxodos, las plagas, las guerras, ponen a prueba a hombres y mujeres que aman, sufren, desean y creen. Y esas pruebas siempre son hasta las últimas consecuencias, literalmente.
No es nueva la alianza entre la pantalla y la religión en productos culturales efectivos y taquilleros (Jesús de Nazaret, La pasión de Cristo, Noé, Exodus...). Pero lo que sí resulta novedoso en la Argentina es que una ficción sobre la Biblia se haya convertido en el programa más visto de la televisión abierta.
El lunes Telefe estrenó la superproduccón brasilera Moisés y los diez mandamientos, que en Córdoba se ve por Teleocho. Debutó en el horario central de las 22.15 y arrancó con 14,9 puntos de rating. Ese fue su piso. El miércoles perforó los 18,5.
Estreno celestial
Hace rato que los canales de aire comprobaron que es más exitoso (y más barato) exhibir una telenovela de afuera que producirla aquí. La tendencia, que amenaza con relegar las ficciones propias a los márgenes de la grilla, se acentuó con Avenida Brasil o El Patrón del mal y se confirma en la programación actual que tiene la siesta, la tarde y la noche loteadas para producciones turcas, mejicanas, colombianas, coreanas y brasileras.
En términos de negocio, Moisés y los diez mandamientos va en esa sintonía, pero el dato saliente es que esta miniserie religiosa representa el desembarco en la pantalla argentina de una ficción financiada, producida y promovida por la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), la misma que hasta ahora –y desde hace hace varios años– nos venía dando las buenas noches con un sermón, un vaso de agua y una orden: Pare de sufrir.
La tira se promocionó durante 10 días como “la primera novela del mundo basada en una historia bíblica”.
El eslogan no fue un chispazo creativo de un gerente de marketing dirigido a la feligresía católica, sino que proviene, textual, de la página oficial del obispo Edir Macedo (71), predicador cristiano de multitudes, líder y fundador de la IURD y dueño de una fortuna de más de mil millones de euros, según el último ranking de la revista Forbes.
Éxito milagroso
Visitar la página de Macedo puede resultar revelador, en especial la pestaña que resume la biografía de este exvendedor de lotería que comenzó con un megáfono en la glorieta de una plaza de Río de Janeiro y resultó tan convincente que el 9 de julio de 1977 alquiló una vieja funeraria y reunió allí a sus primeros 400 fieles.
Macedo relata que después de años de pagar por espacios de difusión compraron Radio Copacabana y lograron así el ansiado primer medio propio, un deseo que se multiplicó luego varias veces desde 1989 cuando accedieron a Rede Récord, la cadena de TV que produce Moisés y los diez mandamientos.
Hoy, a punto de cumplir 40 años, la Iglesia Universal está presente en 170 países con 13 millones de fieles. En Brasil tiene seis mil templos y se regocija con el de Salomón, una réplica del original, para 10 mil personas, cuya construcción costó 300 millones de dólares. Se inauguró en 2014 con la presencia de Dilma Rousseff, en San Pablo, donde la fiscalía investiga a Macedo por lavado de dinero y la gente vota candidatos afines a la Iglesia Universal como Celso Russomanno, dirigente del Partido Republicano Brasilero (PRB) y conductor de un exitoso programa de TV de defensa del consumidor que se ve por Rede Récord
Aguas divididas
En Brasil, el estreno de Moisés y los 10 mandamientos dividió las aguas y por primera vez logró desplazar a la poderosa Rede Globo que reinaba con Babilonia, una historia femenina de traiciones y corrupción ambientada en Río que será recordada por el escándalo que armó la escena del beso entre dos actrices de 85 años. Toda la iglesia evangelista salió al cruce de ese beso lésbico. Y Rede Récord sacó su tajada: el rating Moisés se duplicó.
Desde el punto de vista televisivo, la miniserie es otra megaproducción vistosa doblada en español neutro, con personajes bien recortados que refuerzan los cánones de la belleza occidental vestidos y ataviados como en el Antiguo Egipto.
Paisajes magníficos de Israel, Egipto y el desierto de Chile desfilan por esta historia que está disponible en internet pero engancha a esa teleaudiencia que disfruta de encontrarse cada día con un nuevo episodio. Son 176 y cada uno costó 250 mil dólares.
La miniserie bíblica también arrasa en Chile, y se vendió a Guatemala, Estados Unidos, Panamá y República Dominicana. El rating es sagrado. Telefe tomó nota y ya empezó a rezar para ganarle a Tinelli.
