A sus 88 años y después de haber compartido duetos con una galaxia inabarcable de artistas, Tony Bennett tiene el suficiente olfato para acertar en la elección de un alma gemela para publicar un disco en conjunto. Y dado lo expuesto en Cheek to cheek, sólo puede agregarse que con Lady Gaga dio en el clavo. Una vez más. Porque la agitadora del pop confirma aquí lo que su repertorio bailable sugería: su voz es amplia en recursos y su modo expresivo abunda en picaresca, rasgos más que suficientes para acompañar sin problemas a la gran garganta masculina del great american songbook.
La sesión de The lady is a tramp, tema incluido en un disco de Bennett de años atrás que tuvo a Gaga como circunstancial figura invitada, fue el disparador de esta obra que homologa al crooner glorioso y a la joven iracunda. A ese dato hay que exaltarlo: por más que sea el equipo de Bennett el que direccione todo (con su hijo Dae Bennett al frente, con su habitual banda de respaldo y con arreglos de cuerdas del multipremiado argentino Jorge Calandrelli), este edición pertenece a las dos figuras convergentes, cuya sintonía dinamita el abismo generacional que yace entre uno y otro (Gaga dominará al mundo del pop, pero tiene sólo 28 años).
Alto compromiso
Para medir la química, se imponen los temas interpretados en conjunto, entre los que se destacan Anything goes de Cole Porter (casi big bang conceptual) y Goody goody (Matt Malneck y John Mercer), donde Gaga mete interjecciones de gatita en celo con maestría. También brilla la interacción entre ambos en Nature boy (Eden Ahbez), en el marco sosegado de cuerdas, arpas y flauta traversa, y en I won\'t dance, donde el swing se acrecienta con fracturas expresivas que buscan ser quejosas.
El resto se compone de temas afrontados por los protagonistas como solistas. Y como ya sabemos que para Tony estas grabaciones en primeras tomas suponen la complejidad de cocinar pasta para la cena (aun así, no deja de conmocionar cómo afronta Sophisticated lady), el foco debe ponerse en Lady Gaga, otra italoamericana que está en pleno work in progress con respecto a su propio mito. Y el resultado es sorprendente sólo para aquel que no haya reparado en los cuatro discos de Stefania Germanotta hasta aquí.
Para quienes advirtieron giros jazzísticos aun sobre grooves asesinos como los de Bad kidz, por ejemplo, les sonará natural el abordaje de Bewitched, bothered and bewildered o el sedoso enfoque de Ev\'ry time we say goodbye (de nuevo Cole Porter).
Gaga se ha tomado este desafío con seriedad y compromiso, pero ha dejado un margen de provocación en lo que respecta a la producción fotográfica: pese a que en algunas páginas del booklet se muestra sexy y sugerente, en otras posó tomando whisky del pico. Una pena, porque el disco sugiere elegancia por sobre todo.
Cheek to cheek
Muy bueno
Tony Bennett & Lady GagaSreamline Records / Universal(2014)
