Pocos músicos tan omnipotentes y omnipresentes en el espíritu central del rock & roll como Dave Grohl.
Hablamos de un artista que protagonizó un tránsito de extremo a extremo con naturalidad: en los primeros ‘90 y desde el underground, junto a Kurt Cobain y Krist Novoselic generó uno de los grandes cataclismos de esta cultura como baterista de Nirvana, mientras que en el nuevo siglo se consolidó como un entretenedor voraz al frente de Foo Fighters, proyecto al que sólo le cabe la escala estadio.
En este proceso hizo valer tanto su espalda experiencial como cultor del “hazlo tú mismo” como el rockero que aprovechó su escalada popular para codearse con sus héroes de la adolescencia.
Entonces, tal como apunta un cable reciente de AP, Grohl cena regularmente con Paul McCartney; compone y edita una canción con Mick Jagger durante la pandemia; le pide a Joan Jett que les lea cuentos para dormir a sus hijas; forma un grupo con el bajista de Led Zeppelin, John Paul Jones; y organiza una fiesta para AC/DC con la Preservation Hall Jazz Band como artista sorpresa.
A esa enumeración se le puede agregar que Grohl tiene sobre el lomo una buena cantidad de documentales protagonizados, todos tendientes a escudriñar la mítica trastienda de la magia del rock & roll.
El más reciente, What Drives Us, ratifica esa intención. “La película es mi carta de amor a cualquier músico que haya abordado una camioneta por la simple recompensa de tocar música”, dijo sobre la realización disponible en Amazon Prime.
Y por supuesto, habría que sumar las buenas nuevas de los últimos días.
Ellas son la confirmación de los Fighters en el Lollapalooza Argentina, evento en el que actuarán el domingo 20 de marzo, su inducción al Salón de la Fama del Rock & Roll (con speech de Paul McCartney incluido) y la publicación de The Storyteller, el libro de memorias.
“Soy como el (perro) labrador del rock & roll”, dijo Grohl ante AP en una entrevista promocional sobre el lanzamiento de este opúsculo, escrito durante el aislamiento.
El textual refiere a lo bien que cae, por lo general.
Llamalo el cuento típico de un desertor de la escuela secundaria que se convierte en el baterista de Nirvana, y luego, tras una tragedia indescriptible, se transforma en el cantante, compositor y guitarrista de una banda que llena estadios y agota entradas.
Y, a los 52 años, todavía escucha a su mamá.
De hecho, cuenta a su madre Virginia como una de sus mejores amigas. Como escribe en The Storyteller, ella influyó en su decisión de unirse a Nirvana.
Su época como baterista de Scream, la banda punk del área de Washington por la que Grohl dejó la escuela secundaria, estaba llegando a su fin. Pero era leal y estaba en conflicto cuando recibió una invitación para mudarse a Seattle en 1990 a tocar con Kurt Cobain y Krist Novoselic.
“Llamé a mi madre y le dije: ‘No estoy seguro de qué hacer’”, recordó Grohl.
“Quiero decir, estos son mis hermanos. Estos son mis amigos. Esta era mi banda. Y ella dijo: ‘A veces tenés que hacer lo que es mejor para vos’. Lo cual fue divertido, porque toda su vida la dedicó a otras personas como maestra de escuela y mamá”.
Grohl vivió en un apartamento andrajoso con Cobain mientras la banda preparaba material para lo que sería Nevermind, el revolucionario álbum de Nirvana que será reeditado por su 30° aniversario.
Cuando salieron para grabarlo, sintió que nunca volverían a ese apartamento, pero nadie podía anticipar su explosivo éxito.
Resultó demasiado para Cobain, quien se suicidó en 1994.
“No creo que nadie esté completamente diseñado para salir ileso de una situación como esa”, dijo Grohl.
“Pero tuve suerte porque tenía a Virginia, el estado, y a mi madre. Si alguna vez sentía que esta cosa me estaba tragando, me retiraba a Virginia y volvía a la vieja calle sin salida donde crecí y hacía barbacoas con mis viejos amigos... Eso realmente me rescató de muchas maneras”, sumó.
A diferencia de Cobain, Grohl asegura que no era el que tenía un micrófono en la cara cada cinco segundos: “Literalmente, podía atravesar la puerta principal de un concierto de Nirvana y no ser reconocido hasta sentarme en la batería, por lo que mi experiencia con la banda fue muy diferente”.
Después de Nirvana, Grohl enfrentó una encrucijada profesional cuando le ofrecieron un trabajo como baterista en Heartbreakers de Tom Petty. Trabajar para un músico al que creció escuchando, en una de las mejores bandas de rock, definiría su seguridad laboral.
Pero él rechazó la invitación.
“Cada vez que me siento en un taburete de batería, veo a Kurt”, confesó.
“Yo tenía una especie de trastorno de estrés postraumático musical y miedo de dejar que me derrumbara. Cuando Tom Petty preguntó, todavía no estaba listo para ir ahí”, reveló.
Por esa misma época, escribió y grabó las canciones que se convertirían en el primer álbum de Foo Fighters. El rock & roll no está exactamente repleto de bateristas que salen y toman otro instrumento para convertirse líderes de una banda.
¿Qué le dio a Grohl la confianza de que podía hacerlo?
“Fue la falta de confianza”, contestó.
“No conozco a muchas personas que se abrochen una cuerda bungee confiando en que van a sobrevivir la caída. Por eso lo hacés. El simple hecho de no estar seguro de vos mismo puede ser un gran motivador”, amplió.
“¿Sabés? No estoy seguro de poder hacer esto. Dejame ver si puedo. Dejame demostrar que estoy equivocado. Entonces, sí, me llevó una década sentirme cómodo como líder y cantante de Foo Fighters. Ahora me encanta”, completó.
Grohl siempre recuerda vívidamente el primer día del resto de su vida cuando de adolescente, y de visita en la casa de un primo en Chicago, lo llevaron por primera vez a un club de punk rock.
Grohl creció con posters de Kiss y Led Zeppelin en las paredes de su cuarto, pero estos mostraban una vida lejana.
“Eso parecía inalcanzable. Pensé, es divertido soñar, pero nunca podría hacer eso. Y luego entré en este bar de la esquina en Chicago y me paré con el pecho contra el escenario mientras una banda de punk rock tocaba cuatro acordes y me gritaba en la cara”, rearmó.
“Pensé que era más poderoso que cualquier disco que haya escuchado en mi vida”, redondeó.
Esto, pensó, era algo de lo que podía formar parte.
El mensaje que atraviesa The Storyteller es para aquellos que lo ven en el escenario ahora: en el fondo, soy como vos. He trabajado duro para llegar a donde estoy, pero estaba obsesionado con la misma música que vos. Soy un fan.
Ese pensamiento también viene a la mente cuando Paul McCartney está en la sala de estar de Grohl, tocando Lady Madonna en el piano para sus hijos.
Sí. Eso ocurrió.
Es lo que tiene en común con McCartney, Jett o los músicos cuyos carteles decoran innumerables habitaciones.
“Pone a dos músicos juntos en una habitación y se harán amigos rápidamente –sostuvo-. Podés sentir la energía de un niño que se enamora del rock & roll frente a su tocadiscos”.
“Creo que todos venimos del mismo lugar: nos enamoramos del rock & roll y sin ningún tipo de aspiración profesional real le dedicamos nuestras vidas porque es lo que llenó nuestra alma”, cerró.
Buenas nuevas
The Storyteller. El libro de memorias de Dave Grohl, se publicó a través de Dey Street Books. Aún no tiene edición nacional.
Lollapalooza Argentina. Foo Fighters actuará en el festival el domingo 20 de marzo de 2022. Toda la información sobre entradas en allaccess.com.ar/lollapalooza.
What Drives Us. El documental sobre bandas de rock que giran en vans está disponible en Amazon Prime Video.
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