Parte de mí, el nuevo disco de Nicki Nicole, es el resultado de un paciente trabajo de internacionalización de un talento argentino sin techo aparente.
Lo encararon una productora local y una multinacional, pero el sello definitivo lo pone esta rosarina diminuta y carismática que clava al ángulo todas las que tiene. Y cuyo modo expresivo, aniñado, sexy y con buen flow, rinde para cualquier estilo musical en boga. La freestylera fue muy lejos, y ya no montada en la bici del clip de Wapo Traketero.
En pandemia, trascendió la escena emergente que hoy nutre las grandes ligas; y en la nueva realidad la tendremos por Córdoba el próximo 28 de noviembre, fecha en la que se agendó un show en Quality Estadio (Av. Cruz Roja 200).
En su nuevo disco Nicki fluye tan natural en cualquier registro, socavando el cinismo típico que lleva a pensar que es un invento de terceros puestos a exprimirla. Además, al chequear los créditos siempre se lee que Nicole Denise Cucco (su nombre real) estuvo detrás de cada composición.
En todo caso, se trata de una jovencita sacando partido de cada conquista gradual, una lógica que la llevó a entreverarse en el mundo anglo con una sorprendente soltura. ¿O acaso no la vieron en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon o en el más reciente Tiny Desk (Home) Concert realizado por la NPR?
Eso es organicidad más talento real y no macana.
Parte de mí, entonces, es la oportunidad de apreciar cómo funcionan en términos de totalidad los simples del último tiempo intercalados en un tracklist con otras canciones hasta aquí desconocidas.
Y tras una escucha completa la sensación conseguida es que funcionan bien, que es una obra discográfica que fluye natural.
Es así por más que alterne chispazos hip hop de vieja escuela como Tengo To (descomunal contrapunto con la española Ptazeta y la californiana Snow Tha Product) y Dangerous (con su novio Trueno y el productor estrella Bizarrap, el mismo tándem del megahit Mamichula) con esas construcciones traperas que ponen bases de medio tiempo a jugar con guitarras españolas proyectadas hacia el flamenco.
Pero aun así Nicki Nicole puede trascender esos arquetipos: en Dame, tema de cierre, lleva todo a un ambiente lounge, con textura easy listening reforzada con flugelhorn. Es el mismo (ambiente) que sobrevuela en Pensamos con Mon Laferte y se filtra en el disco funk Baby.
Si bien en un pasado reciente se apuntó que esta artista había perdido inocencia y singularidad al probar un registro reggaetonero, Parte de mí prueba que el resultado de ese desplazamiento estuvo lejos de ser acomodaticio.
Puesto a dialogar con el resto de este disco, reluce un dembow como Sabe (junto al imperial Rauw Alejandro), lo que obliga a repensar todo y admitir que, después de todo, era una gran composición que había perdido su valor en un tsunami de ediciones de temas por el estilo.
Ahí está: a veces, el formato “disco” le da otra vida a “sencillos” que se pierden en un torbellino de sobreinformación. Lo de Sabe cabe también para Toa la vida (con el puertorriqueño Mora) y Me has dejado (con el andaluz Delaossa), donde a su vez Nicki se muestra candorosa, “sandresca”.
Parte de mí, al cabo, reúne todas las versiones de la Nicki Nicole del último tiempo, de una diva urbana más tendiente de los “contactos y emociones”, tal como rapea como ahí, que del fragor feminista – militante.
“Somos la suma de momentos, personas, lugares, miradas, risas… Todas las cosas que nos unen y nos hacen quienes somos”, dice la artista en una fundamentación oficial de este rompecabezas que se corresponde con el arte de tapa.
“Creo que la tapa es una buena representación de los seres humanos, demostrando que todos somos la suma de fragmentos, recortes, partes”, amplía.
“Nos gustaba jugar con la idea de un rompecabezas para demostrar que sea en el orden que sea, todos somos el total de varias cositas que nos completan y nos hacen quienes somos”, cierra una Nicki Nicole que hasta llega a poner en valor el reggae romántico de Dread Mar - I.
Chequeen Verte y viajen directo hacia el parador veraniego que les plazca.
