Más allá de lo que finalmente sucedió en la mesa, esta visita al mercado San Antonio comienza con el pie derecho: una persona que nos recibe y que se encarga de dar la bienvenida y de guiar en esta novedosa propuesta para Carlos Paz.

Obviamente, para la gente joven no es difícil adaptarse, están acostumbrados a los patios cerveceros y saben perfectamente cómo hay que hacer los pedidos en las barras de los locales para que después te los lleven (o bien te avisen que hay que retirarlos).

Aquí el plan es disponer de diversas opciones para todo el día en un mismo espacio, con mesas en planta baja, primer piso, afuera, adentro, en la barra del bar o de cada local. Hay opciones y paneles vidriados que dan a la curva de calle Sarmiento (justo en el Cucú).

Mercado San Antonio, en Villa Carlos Paz.

Tapas en la barra

El centro de gravedad del mercado es la barra central, con diseño circular. Es el bar del Mercado. La presencia de la reconocida bartender y creadora de bebidas Victoria Mengo en la sala no pasa desapercibida: muestra que hay voluntad de hacer un buen trabajo en este sector.

Allí mismo tomamos asiento, en la barra, como para dar comienzo a la experiencia. Nos sirven agua como gentileza y luego pedimos vermú Lunfa rosado ($ 1.400), obra maestra del perfumista y maestro de recetas cordobés Julián Varea. Se puede tomar puro, con soda o tónica.

Y allí mismo, con cada bebida que se ordene, sale como invitación una tapa, que a fin de cuentas serían el punto más alto de esta incursión en el Mercado, para ofrecer nuevamente pruebas cabales de que en la máxima simpleza radica la belleza (de todas las cosas).

Hablamos de tomates secos, berenjenas en escabeche (con ajo y tomillo), frutos secos, aceitunas negras y verdes, y un detalle que no pasa inadvertido: queso untable vegano, elaborado con semillas de girasol (una delicia). La felicidad se hace presente, aquí y ahora.

Entrada

Entre las opciones, se anuncian para las próximas semanas los desembarcos de los sándwiches de “el Pelado” de Tik Tok y de una parrilla a la vista, que asará a los fuegos tanto carnes como verduras (sería más que interesante un desarrollo creativo en el sentido vegetariano del asunto).

Hoy por hoy, tenemos El Vergel para desayunos y meriendas, y tres opciones para almuerzos o cenas. Inspiración mejicana (De Botanas), italiana (Barro pizzas napolitanas), y pescados y mariscos en la propuesta de Boutique de Mar.

Amarramos en el último puerto y probamos como entrante unas piezas de sushi que se llaman Tamagoyaki ($ 3.200), en las que una lámina de tamago (la tortilla de huevo) envuelve en un roll componentes como salmón rosado, mango y queso.

El dulzor es lo que prevalece en boca. Si se quisieran tomar más riesgos, interpelar al comensal y salirse de lo habitual, habría que (al menos) modificar las proporciones de los componentes.

Plato principal

La carta de Boutique de Mar es bien completa y está muy a tono con las propuestas más destacadas de la provincia en materia de pescados y mariscos. Revisando la carta, pedimos una salvedad (o varias) y se nos conceden, lo cual habla más que bien de los responsables.

Elegimos un pescado, una salsa y una guarnición, de tres platos diferentes, para que se combinen en uno nuevo. Será entonces un mero a la plancha, salsa de mango y comino, con salteado de verduras (repollo morado, berenjena, zucchini, zanahoria, cebolla, pimiento).

Realmente delicioso, y mucho tuvo que ver con eso la mano del planchero para lograr el mejor punto del pescado, que se mostró brillante y bien carnoso en combinación con su salsa (que se acompañó con un poco de verdeo en busca de lograr un contrapunto vegetal).

Baño y postre

El baño del mercado es maravilloso. Está en el primer piso, es mixto y tiene un diseño espectacular, con vista vidriada al salón principal del edificio. En materia de postres, acudimos a los servicios de El Vergel (que, atención, también cuenta con platos salados para almuerzos y cenas).

Probamos la mousse de chocolate con frutos rojos ($ 1.400) y acompañamos con un ristretto ($ 700), que es un café expresso bien corto, en busca de mucho sabor y textura cremosa. Salió tan rico el café que dejó relegado el sabor del postre, muy suave en su composición de cacao.

En fin, Mercado San Antonio es una de las novedades de Carlos Paz. Vale la pena visitarlo y disfrutar de la experiencia empezando sí o sí por el flash de tapas y cócteles, para luego dejar que hablen los antojos.