Una idílica cabaña en los Alpes, una familia artística y una muerte sospechosa. La escritora Sandra Voyter (Sandra Hüller) está concediendo una entrevista mientras del piso superior irrumpe una fuerte música que la interrumpe: quien la reproduce es su marido, el también escritor Samuel Maleski (Samuel Theis).
Forzada a terminar la conversación y a despedir a su interlocutora, Sandra sube las escaleras y ocurre una elipsis. Poco después se acerca a la casa el niño Daniel (Milo Machado Graner), que había salido a pasear con su perro por la nieve, y encuentra al padre tirado afuera con una herida mortal en la cabeza.
La incertidumbre sobre el motivo de la precipitación desde lo alto absorbe el despliegue completo de Anatomía de una caída, filme de la francesa Justine Triet que ganó la Palma de Oro en Cannes y ahora compite por cinco estatuillas en los Oscar.
La deliberada ambigüedad sobre lo acontecido se inmiscuye desde temprano, cuando la protagonista perfecciona una defensa convincente junto a su abogado y amigo Vincent (Swann Arlaud) y las pericias y reconstrucciones policiales desestiman la hipótesis de un suicidio.
La forma extraña de la caída, unas gotas de sangre fuera de lugar y el audio filtrado de una discusión marital incriminan lentamente a Sandra, en cuyo rostro compungido (gran trabajo de Hüller) no es posible leer un gesto delator.
El caso va rápidamente a juicio, instancia donde Triet concentra el núcleo central de Anatomía de una caída pero también el de su cine, caracterizado por la batalla entre los sexos (ya había un proceso judicial semejante en Los casos de Victoria), la ambivalencia lindante con la simulación como la que exhibió en Sibila y el tironeo entre farsa y drama.
Expectativas y realidad
La película tiene una virtud pero también un problema: por un lado, se diferencia del género de tribunal en tanto Triet va soltando información sobre la marcha a la manera de un borrador viviente, jugando con las expectativas y los prejuicios del espectador para reflejar la manipulación de los hechos en la sociedad actual.
El tema no es la muerte de Samuel sino el vacío entre creencia y realidad, desajuste angustioso que aun en la resolución final no se concilia del todo. El tema es que en su lección de anatomía Triet lleva el alegato al límite de lo confiable, haciendo que la verdad justamente deje de importar ante la más sencilla de las evidencias.
Para ver
Anatomía de una caída. Francia, 2023. Guion: Justine Triet y Arthur Harari. Dirección: Justine Triet. Con: Sandra Hüller, Swann Arlaud y Milo Machado Graner. Duración: 151 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años, con reservas. En cines.
