La historia de Amber, una perrita mestiza de cinco años, comenzó a finales de abril. Un día después de su llegada a Londres desde Qatar, donde había sido rescatada de las calles, fue trasladada a una familia transitoria en la región de New Forest, en el sur de Inglaterra.
Sin embargo, según lo informado por CNN, a la mañana siguiente Amber logró escapar del jardín de la propiedad.
La noticia de su desaparición se difundió rápidamente en redes sociales y en las zonas cercanas. Muchas personas la vieron y, junto con fotos y videos enviados a un grupo de rescate, pudieron trazar los movimientos iniciales de la perrita.
Según Sam Collins, cofundadora del grupo KS Rescue Angels, durante las primeras tres semanas Amber solo se desplazó unos 16 kilómetros desde el lugar donde se perdió, pero en distintas direcciones, dificultando su captura.
Una perrita recorrió 160 km y nadó hasta una isla
A pesar de los esfuerzos de KS Rescue Angels, que incluyeron la instalación de cámaras y estaciones de alimentación basadas en la información que recibían, parecía que siempre estaban “un paso detrás” de Amber.
Alrededor de la cuarta semana, cesaron por completo las personas que decían verla. Collins cree que fue en ese momento cuando Amber recorrió unos 48 kilómetros adicionales hasta la ciudad costera de Poole.
Algunos residentes de ese lugar reportaron haber visto a una perra callejera en la zona, pero la distancia hizo difícil la conexión con la desaparición de Amber.
Lo más increíble de la odisea de Amber fue su travesía marítima: logró nadar más de un kilómetro desde el vecindario de Sandbanks hasta la Isla Brownsea. Esta isla, administrada por el National Trust, es un refugio de vida silvestre donde los perros normalmente no son bienvenidos.
Amber pasó tres días en la isla. Un grupo de búsqueda del National Trust, junto con una residente del lugar que le dejaba comida cada noche, intentaron localizarla. Collins cree que la perrita “probablemente se asustó con toda la gente que intentaba atraparla”.
En un intento por regresar, Amber trató de nadar de vuelta a Sandbanks, pero se encontró en graves problemas al quedar atrapada por las fuertes corrientes y la marea.
Finalmente, la perrita fue avistada por un barco que pasaba cerca. En un acto de desesperación, Amber nadó hacia la embarcación y se aferró con sus patas a la escalera lateral. Subirla no fue tarea fácil: uno de los tripulantes tuvo que lanzarse al agua para empujarla y lograr subirla a bordo.
El reencuentro de Amber y sus dueños
Una vez en tierra firme, la noticia del rescate se viralizó en redes sociales hasta que finalmente llegó a Sam Collins, quien reconoció a Amber por una distintiva cicatriz en el hocico.
Una vez rescatada, Amber fue examinada por un veterinario, quien confirmó que, aunque había perdido peso, se encontraba en muy buenas condiciones generales. “Está muy cansada, pero también muy mimada”, afirmó Collins, añadiendo que tenía algunos moretones, probablemente de engancharse con alambres o arbustos espinosos.
Ahora, Amber está de regreso con su familia. Collins estima que Amber recorrió un total de unos 160 kilómetros durante su aventura.
La historia de Amber se volvió viral y la perrita permanecerá con su familia de acogida por al menos un par de semanas más. KS Rescue Angels tiene la esperanza de encontrarle un hogar definitivo, pero aseguran que se realizarán controles rigurosos para asegurarse de que quien la reciba le dé un “hogar de cinco estrellas”.