Federico Lanzaco, filósofo, humanista y teólogo español, se convirtió en una figura de consulta para quienes buscan respuestas sobre cómo vivir mejor. Con 95 años y una vida dedicada a la enseñanza, la escritura y las misiones humanitarias —incluso con una prolongada estadía en Japón—, reflexionó sobre qué fue lo que le permitió atravesar casi un siglo con plenitud.
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En diálogo con el medio español La Vanguardia, aseguró que no existe una fórmula mágica, pero sí una práctica constante: mantener el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. “No se trata de llevarlo todo a la perfección, eso es imposible”, expresó, y propuso una mirada más flexible, donde las personas puedan apoyarse en sus emociones cuando la salud física flaquea y en la espiritualidad cuando las emociones se ven afectadas.
Para Lanzaco, la clave pasó por compensar. Ese ejercicio de balance fue, según afirmó, el que le permitió sostener una vida significativa a lo largo del tiempo.
Desde su experiencia, el bienestar físico tuvo un rol central. Destacó el valor de una buena alimentación, el ejercicio regular y el descanso de calidad como pilares. Aunque parezcan recomendaciones repetidas, aclaró que muchas personas todavía subestiman su impacto real en la salud cotidiana.
Sin embargo, el cuidado corporal no alcanzó. El filósofo también remarcó la necesidad de mantener la mente activa y encontrar un propósito: “Tener un motivo para levantarse cada día cambia la forma en que uno envejece”, afirmó.
En su testimonio, también hubo lugar para hablar del afecto genuino. Valoró el respeto mutuo, la empatía y la superación del egoísmo como herramientas para construir vínculos duraderos, capaces de sostener la vida emocional de una persona. “El afecto genuino tiene un poder transformador. Nos conecta con lo mejor de nosotros mismos”, expresó.

Finalmente, resaltó la espiritualidad como parte indispensable de su bienestar, aunque aclaró que no la asociaba estrictamente a una religión. La entendió como la capacidad de vincularse consigo mismo, con los demás y con el entorno, contribuyendo a una realidad más amable.
“La vida es una danza entre el esfuerzo, el destino y la oportunidad”, dijo, y dejó en claro que los pequeños actos de cada día también forman parte de una vida sana.
Con más de diez libros publicados y décadas de trabajo humanitario, Lanzaco se consolidó como una de las voces más respetadas en temas de bienestar y filosofía de vida.