Desde una esquina de Dublín, Gabriel Cavagna logró lo que muchos músicos sueñan: que la gente se detenga, escuche y se quede a disfrutar.
En uno de sus videos más virales, se lo vio frente a una multitud animando con entusiasmo: “¡Más closer everybody closer!” y “¡Y las palmas, clap clap clap! ¡Y las palmas arriba, che!”, mientras tocaba “Bombón asesino” en su teclado, acompañado por un guitarrista. El ritmo y la energía se volvieron contagiosos, tanto en la calle como en las redes sociales.
Cavagna nació en Castelar, en la zona oeste del conurbano bonaerense, y en 2022 decidió mudarse a Irlanda con una meta clara: vivir algo nuevo. “Vine con la idea de vivir una experiencia nueva, aprender inglés y ver qué pasaba con la música”, contó en diálogo con Infobae.
Su primer recurso para generar ingresos fue tocar en la calle. Pero pronto, aquello que empezó como necesidad se transformó en una conexión real con la gente. “En la calle pasaban cosas mágicas: la gente se emocionaba, me hablaban, me grababan, y eso me conectó con un montón de personas que hoy me siguen y escuchan mi música”, relató.
Con el tiempo, su música trascendió las esquinas dublinesas. Gabriel comenzó a tocar en bares, en eventos privados y, más adelante, fundó el Argentofest, una fiesta con espíritu argentino que reunió a personas de distintos países en Irlanda y el Reino Unido. También empezó a dar clases en una escuela de música, consolidando su lugar dentro de la escena artística local.
A pesar de su éxito, reconoció que el cambio cultural fue fuerte. “En la mayoría de los bares de Dublín hay siempre alguien tocando; cualquier día que vayas. Además, acá te escuchan, te agradecen y está visto como un trabajo ‘en serio’”, explicó sobre el respeto que se le tiene allá al arte callejero. Sin embargo, confesó que extraña profundamente su tierra: “Extraño mucha la calidez argentina, el abrazo, el mate compartido y muchas cosas más”.
Uno de los aspectos que más sorprende a los irlandeses es la cumbia. “Se sorprenden mucho cuando escuchan cumbia por primera vez. Me dicen que la música los pone felices, y les llama la atención cómo combino ritmos latinos con otros géneros que por ahí ellos están más acostumbrados a escuchar”, señaló.
Hoy, a menos de tres años de haber llegado, Cavagna puede decir que vive de la música. Y mientras sigue haciendo bailar a los europeos con su estilo único, también se encarga de llevar a cada presentación un pedacito del corazón argentino.