Lo que comenzó como una jornada tranquila de kayak en aguas abiertas terminó convertido en una experiencia aterradora. Un video que circula masivamente en redes sociales muestra el momento exacto en que un kayakista argentino se topa de frente con una ballena que emerge a centímetros de su embarcación.
El clip, grabado desde una cámara personal, captura el instante en que el mar se agita de manera súbita. En cuestión de segundos, la inmensidad del animal irrumpe desde las profundidades, generando una reacción inmediata de desconcierto y miedo. “ ¿Dónde salen? ¿Dónde salen?”, se escucha decir al protagonista mientras intenta ubicar al gigante marino a su alrededor.
El testimonio visual, que acumula miles de reproducciones, se volvió viral por la autenticidad del miedo del navegante, quien logra transmitir el vértigo y la vulnerabilidad de enfrentar a una criatura de semejante tamaño en un simple kayak.
El “coletazo” de ballena que desató el pánico en el video viral
El momento más tenso llega cuando la ballena realiza un brusco movimiento a escasos metros del kayak. El argentino, visiblemente alterado, grita: “Ay, qué cagazo me hizo pegar. La p*** madre”, mientras intenta mantener el equilibrio sobre el agua. Según su propio relato, el animal le “pegó un coletazo al lado”, lo que significa que la poderosa cola de la ballena rozó su embarcación. Un solo movimiento de ese tamaño habría bastado para volcarlo o incluso dañarlo gravemente, pero el kayakista logró salir ileso.
Tras el susto, aún con la respiración agitada, se lo escucha intentar procesar lo sucedido: “¿Vieron eso? ¿No lo vieron?”, pregunta incrédulo, como buscando confirmar que el episodio no fue un producto del pánico o la imaginación.
Los especialistas en fauna marina explican que estos encuentros son cada vez más frecuentes en aguas del Atlántico Sur, especialmente en zonas cercanas a Puerto Madryn, Península Valdés o el golfo Nuevo, donde las ballenas francas australes suelen acercarse a la superficie durante la temporada de avistamiento. Sin embargo, cuando la interacción ocurre tan cerca de embarcaciones pequeñas, puede representar un riesgo real tanto para los animales como para las personas.