En TikTok, Instagram y Facebook no paran de circular videos que prometen dejar el ventilador como nuevo con un truco casero. Las instrucciones indican colocarlo dentro de una bolsa de plástico, echarle vinagre, bicarbonato y agua caliente, y dejar que la suciedad “se desprenda sola”.
El método se volvió viral en redes sociales de Argentina y otros países, cosechando millones de reproducciones y comentarios de usuarios que aseguran que funciona… pero ¿es realmente efectivo?
Un especialista desmontó este popular tip y explicó por qué, más allá de lo espectacular que se ve el video, el vinagre y el bicarbonato no actúan como muchos creen. Además, advierte que puede ser incluso riesgoso para el funcionamiento del artefacto.
Funciona, pero por otra cosa
El químico y divulgador Vladimir Sánchez (@breakingvlad), conocido por desmontar falsas creencias virales con base científica, analizó este método y arrojó luz sobre el verdadero motivo de su eficacia.
Aunque reconoce que el resultado es real y que el ventilador se limpia, aclara que el vinagre y el bicarbonato tienen poco que ver. “Lo que ocurre es que, al humedecer ese polvo, simplemente con agua, se vuelve más espeso y pegajoso”, explica en su video.
El siguiente paso, cubrir el ventilador con una bolsa y ponerlo en funcionamiento, genera una presión interna que provoca que ese polvo humedecido se desplace y acabe adherido al plástico, saliendo así de las rendijas difíciles de limpiar.
No tiene nada que ver el vinagre ni el bicarbonato
Además, el divulgador destaca un detalle clave: en el video original, la mezcla utilizada tiene un color azul que no corresponde con la típica combinación de vinagre y bicarbonato, lo que sugiere que hay otros componentes añadidos.
Aun así insiste en que la limpieza se produce por un principio físico simple, no químico.
“Sí, funciona, pero desde luego no tiene nada que ver con la mezcla que le están rociando”, concluye el experto, subrayando que el mecanismo del truco se basa en la humedad, la presión y el movimiento del aire más que en cualquier propiedad de los ingredientes usados.
La explicación de Sánchez pone en evidencia cómo muchos de los trucos domésticos que circulan en internet pueden tener una base real, pero no necesariamente por las razones que se creen o se difunden.