“Mis apretones son fuertes”, fue lo primero que dijo el robot humanoide en el encuentro con un periodista en Redwood City, California. Sin rostro, y con un ligero acento escandinavo, Neo respondió cuando Bernt Børnich, su dueño e ingeniero noruego, le pidió una botella de agua. El robot giró, caminó hacia la cocina y abrió la heladera con una mano para cumplir la tarea.
Actualmente, la Inteligencia Artificial maneja autos, redacta ensayos y escribe código informático. Ahora, los humanoides, máquinas construidas para que parezcan seres humanos e impulsadas mediante IA, están a punto de instalarse en nuestras casas para ayudarnos con las tareas cotidianas.
Børnich es director ejecutivo y fundador de la empresa emergente 1X. Antes de que acabe el año, dicha startup espera colocar su robot, Neo, en más de 100 hogares de Silicon Valley y otros lugares. Su empresa se encuentra entre decenas de compañías que planean vender humanoides a hogares y negocios.
Empresarios como Børnich y Musk creen que algún día los humanoides harán gran parte del trabajo físico que ahora realizan las personas, incluidas tareas domésticas como limpiar mesas y desocupar lavavajillas, trabajos de depósito como clasificar paquetes y labores fabriles como construir autos en una línea de montaje.
Los robots más sencillos comparten con personas desde hace mucho tiempo la carga de trabajo en depósitos y fábricas.

Ahora las empresas apuestan a que las máquinas puedan realizar una gama de tareas más amplia imitando la forma en que los seres humanos caminan, se agachan, giran, alcanzan, agarran cosas y llevan a cabo sus tareas en general. Argumentan que los humanoides están mejor equipados para desenvolverse en el mundo que cualquier otro robot que tuviera una forma no humana.
Silicon Valley: el origen de la idea
Hace casi un año, el periodista visitó las oficinas de 1X en Silicon Valley. Al entrar, un robot llamado Eve abrió y cerró la puerta, y por un momento el periodista pensó que era una persona disfrazada. Aunque se desplazaba sobre ruedas, su apariencia y movimientos recordaban a personajes como la Robotina o los mayordomos robóticos de “El dormilón”.
En ese momento, Neo, aún no caminaba, pero su versión preliminar colgaba en una pared. En 2022, Bernt Børnich, ingeniero noruego y fundador de Halodi Robotics, se conectó por Zoom con Eric Jang, investigador de IA en Google, para mostrarle a Eve. Jang quedó impresionado por el hardware y propuso aplicar sus técnicas de aprendizaje automático a los humanoides.
Así nació 1X, una startup transatlántica que hoy tiene 200 empleados y más de 125 millones de dólares en financiamiento. Seis meses después, Neo ya podía caminar, gracias a un entrenamiento digital que simulaba la física real en un entorno virtual. Neo aprendió a mantener el equilibrio, rodear obstáculos y recuperarse de empujones, comportamientos que Jang explica como “aprendidos” mediante redes neuronales.
Ahora, Neo camina por el laboratorio con pasos firmes, demostrando un avance prometedor hacia robots capaces de integrarse en entornos humanos.

Tareas del día a día
Al volver a la casa de Børnich un mes después, Neo estaba empezando a tener problemas con la puerta de acero inoxidable de la heladera. Su conexión wifi se había caído. Pero una vez que el técnico oculto la reinició, pudo guiar al robot sin problemas en su pequeña tarea.
Cuenta el periodista que Neo no sólo le alcanzó una botella de agua, sino que lo vio cargar el lavarropas agachándose con cuidado. Además, presenció cuando empezó a limpiar las mesadas. Todo aquello desde el control remoto.
Aun comandado por seres humanos, a Neo podía caérsele una taza o podía tener dificultades para encontrar el ángulo correcto al intentar tirar una botella vacía a un tacho de basura debajo de la pileta.
Si bien han mejorado muchísimo en la última década, los humanoides todavía no son tan ágiles como las personas. Neo, por ejemplo, no puede levantar los brazos por encima de su cabeza.

Mientras guían a Neo en las tareas domésticas, Børnich y su equipo pueden recopilar datos que muestran cómo se hacen esas mismas tareas. Los ingenieros de 1X pueden usar tales datos para ampliar y mejorar las aptitudes que tiene Neo hasta ahora.
Así como ChatGPT puede aprender a escribir trabajos académicos analizando textos seleccionados en Internet, un robot puede aprender a limpiar ventanas identificando determinadas pautas a lo largo de horas de video digital.
La mayoría de los proyectos humanoides están orientados a diseñar humanoides para depósitos y fábricas, fundamentándose en que esos entornos estrictamente controlados serán más sencillos para la navegación de los robots.
¿Reemplazará Neo a la empleada doméstica?
Neo, el robot humanoide noruego, cuesta tanto como un auto pequeño y está diseñado para realizar tareas domésticas básicas, como abrir puertas y servir agua. Su creador, Bernt Børnich, busca que en el futuro pueda encargarse de casi todas las labores del hogar, lo que podría afectar a quienes trabajan en limpieza doméstica.
Aunque ese futuro está a años de distancia, la escasez de personal en este sector hace que muchas organizaciones vean con buenos ojos la tecnología, siempre que complemente y no reemplace por completo a los trabajadores humanos. Ai-jen Poo, líder de la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos, destaca que estos robots podrían aliviar las tareas más duras y peligrosas, dejando a las personas lo que solo ellas pueden hacer.
Neo mide menos de 1,65 metros, pesa 30 kilos y se mueve con seguridad, aunque todavía depende de control remoto para muchas funciones. ¿Podrá realmente liberar a las personas de sus quehaceres? La respuesta está en desarrollo, pero la apuesta sigue adelante