Kim Kardashian, la empresaria indiscutida y maestra de la provocación con fines comerciales, volvió a sacudir el mercado global de la moda con el lanzamiento más controvertido de su marca SKIMS hasta la fecha. Mientras millones de personas en todo el mundo invierten grandes sumas en depilación láser o tratamientos permanentes para eliminar el vello corporal, la magnate desafía las normas estéticas actuales al proponer una línea de lencería que incluye vellos púbicos postizos.
Este diseño disruptivo, que forma parte de la colección denominada “The SKIMS Fake Pubic Hair Line”, se agotó en un tiempo récord: desapareció de stock en menos de 24 horas en su página oficial. La prenda en cuestión es una bombacha que incorpora un postizo de pelo sintético, imitando el vello púbico natural. El modelo tiene un valor de 47 dólares, lo que se traduce en aproximadamente 65 mil pesos argentinos.

El lanzamiento de Kim Kardashian: ¿inclusión corporal o genialidad de marketing?
El lanzamiento generó un revuelo inmediato en redes sociales, con comentarios que “explotaron” tanto a favor como en contra del producto. La propia campaña de Instagram se anunció con un video que recreaba un programa de televisión vintage de los años 70, usando el lema: “Con nuestras nuevas y atrevidas bombachas de pelo sintético, tu alfombra puede ser del color que quieras”.
Los diseños, que vienen en varios tonos de vello, incluyendo tonos fantasía, buscan generar una “ilusión de naturalidad” en una época donde la estética dominante apunta a zonas íntimas lo menos “frondosas” posible. Para algunos consumidores y críticos, la movida es un paso hacia la aceptación corporal (body positivity), interpretando el lanzamiento como una aceptación de cómo los cuerpos son naturalmente. Sin embargo, la gran mayoría lo considera simplemente un “artículo innecesario que busca generar clickbait y publicidad gratuita".
A pesar de las críticas, algunos analistas ven el lanzamiento como una estrategia de marketing brillante por parte del equipo de comercio electrónico de SKIMS. Kim Kardashian, cuyo emporio de lencería y shapewear (fajas) tiene un valor que supera los 4 mil millones de dólares, supo usar su status para construir una conexión emocional con su audiencia y mostrar cuerpos reales y diversos.