La costumbre de dejar la puerta del lavarropas abierta después de cada uso genera opiniones divididas. Para algunos, es una medida esencial para evitar la humedad y los malos olores. Otros, en cambio, consideran que puede ser contraproducente según el lugar y las condiciones del ambiente.
Después de cada lavado, pequeñas gotas de agua quedan atrapadas en la goma, el tambor o el compartimento del detergente. Si no se secan correctamente, esa humedad favorece la aparición de moho y olores. Por eso, muchos fabricantes, como Bosch, recomiendan ventilar el interior del aparato.
En sus manuales se indica “dejar abiertos el compartimento del detergente y la puerta tras cada uso”. Según los técnicos, este hábito permite que el aire circule y seque las zonas internas, especialmente si el lavadero tiene buena ventilación.
Cuándo puede ser contraproducente
Sin embargo, mantener la puerta abierta todo el tiempo no siempre es recomendable. Si el lavarropas está en un ambiente cerrado, con poca ventilación o humedad alta, el aire que entra no seca, sino que mantiene el interior húmedo.
También puede acumular polvo o atraer insectos si el aparato se encuentra en patios o garajes. Además, representa un riesgo para niños pequeños o mascotas.

La limpieza, un paso que no se puede saltear
Abrir la puerta ayuda, pero no basta por sí solo. Los especialistas señalan que el moho suele crecer en zonas donde el aire no llega, como la junta de goma o los distintos compartimientos. Por eso limpiar y secar manualmente esas partes es igual o más importante que ventilar.
Entre las prácticas recomendadas se incluyen:
- Secar el vidrio y la goma con un paño limpio después de cada lavado.
- Dejar la puerta entreabierta solo unas horas.
- Abrir también el compartimento del detergente.
- Ejecutar un ciclo de limpieza mensual con agua caliente o productos específicos.
- Evitar el exceso de detergente, que deja residuos y alimenta la formación de moho.
La conclusión de los expertos
Dejar la puerta abierta puede prevenir olores, pero no reemplaza la limpieza ni garantiza que el interior quede seco. En ambientes húmedos, incluso puede empeorar el problema.
Secar, ventilar y limpiar son los tres pasos básicos para mantener el lavarropas en buen estado y libre de hongos.