No quería regalos. Sí una colaboración para Uniendo Huellas”. Y así la fiesta se llenó de bolsitas de balanceado para los callejeritos de la ciudad. La idea surgió un día en que Noah y su mamá, volvieron del cole, vieron juntos un perrito en mal estado: ¿Y si en vez de pedir regalos para mí pido regalos para los perritos? Le consultó Noah a su mamá. “Y me pareció algo hermoso, que un nene de esa edad se planteara así, de todos modos, le consulté varias veces si estaba seguro y todo el tiempo dijo que sí”, nos cuenta @ro_moralesss, mamá de Noah.
El niño, de siete años recién cumplidos, fue a segundo grado de la escuela Maestro Domingo Nogal de la ciudad de Monte Cristo.
“Ya habíamos visto varias veces perros mal alimentados, en situación de calle y hasta nos pasó de ver cómo abandonaron a un perro, un día, dejaron al animal y el auto salió a todo lo que dio para que no lo siguiera y fue horrible ver eso, nos partió el alma, a cualquiera se le partiría el alma, Noah es súper emocional y creo que desde ahí nació todo, aunque desde muy chiquito tuvo ese amor con los animales”, dijo Rocío.
