Kate Isaacs estaba revisando sus redes sociales cuando por mensaje privado le llegó un video pornográfico falso de ella. “Me invadió el pánico”, contó la británica. “Alguien agarró mi cara, se la puso a un video pornográfico, e hicieron que pareciera que era yo”.
Para el video falso utilizaron imágenes de una entrevista televisiva de Kate, quien hace campaña contra la pornografía no consentida, y la etiquetaron al compartirlo en Twitter. Parecía mostrarla teniendo relaciones sexuales.
“Se me cayó el alma a los pies. No podía pensar con claridad”, contó. “Recuerdo haber pensado que el video llegaría a todas partes. Fue horroroso”.
Kate, quien tiene 30 años, fundó la campaña #NotYourPorn en 2019. Su activismo contribuyó a que al año siguiente Pornhub eliminase de su página web todos los videos subidos por usuarios no verificados: la mayor parte de su contenido.
Fue por ese motivo que Kate asumió que quien fuera que estuviera detrás de su video falso era alguien molesto con su campaña.
El video era tan convincente que no tenía claro que otros pudieran darse cuenta del engaño. “Era una violación. Habían usado mi identidad de una manera que yo no había consentido”, dijo la activista.
Bajo el video, la gente comenzó a dejar comentarios abusivos, diciendo que la iban a seguir hasta casa, que la violarían, que grabarían el ataque y que lo publicarían en internet.
“Empiezas a pensar en tu familia”, relató. “¿Cómo se sentirían si vieran el contenido?”.
Kate fue víctima de un deepfake. Alguien utilizó inteligencia artificial para manipular un video y colocar su rostro de forma digital sobre el de otra persona; en este caso, una actriz porno.
Qué es el deepfake: el abuso sexual basado en imágenes
Deepfake es una palabra compuesta por «deep» de «deep learning», o aprendizaje profundo, y «fake», que significa falsificación. Esta técnica consiste en un método avanzado que recopila datos sobre expresiones y movimientos físicos que luego se procesan para crear un video falso. Esta táctica, que antes era exclusiva para los estudios cinematográficos de Hollywood, ahora es más accesible.
Al igual que la “pornovenganza”, la pornografía deepfake se considera abuso sexual basado en imágenes, un término que abarca la toma, la creación y/o el intercambio de imágenes íntimas sin consentimiento.
Existe un mercado para los deepfakes en ciertos foros online. Es gente que pide que se hagan estos videos de sus esposas, vecinas, compañeras de trabajo.
Los creadores de contenido responden con instrucciones paso a paso, desde qué material original necesitarán hasta consejos sobre qué ángulos de grabación funcionan mejor, e informan de lo que costará su trabajo.
