Donald Trump, conocido por su afición al lujo, ha mostrado interés en poseer su propio “palacio en el cielo”: un avión para viajar con opulencia.
Este deseo podría materializarse gracias a una oferta del gobierno de Qatar: un lujoso Boeing 747-8.
El avión, valuado en 400 millones de dólares, tiene 13 años y fue previamente utilizado por la monarquía qatarí. Su interior es famoso por su opulencia.
Cuenta con una suite principal, dos baños completos con ducha, nueve baños adicionales, cinco cocinas, una oficina privada y cinco salas de reuniones.

El diseño interior, a cargo del francés Alberto Pinto, incluye accesorios de madera de sicómoro y acapu, lujosas alfombras Tai Ping y obras de arte de Alexander Calder. La suite principal ofrece una cama espaciosa, sofá, gabinetes elegantes, pisos lujosos, luz natural y un techo impresionante, creando un ambiente de lujo.
Las mesas de conferencia y asientos de cuero buscan ofrecer una experiencia de vuelo comparable a la de un hotel cinco estrellas.
Los baños lujosos brindan confort total con agua caliente y fría, inodoros, bidés y duchas. Los interiores, sobrios pero generosos, adornan los despachos y rincones de la aeronave.
La aceptación de Trump y las críticas inmediatas
Trump expresó su aprecio por la oferta, calificándola como un “gran gesto de Qatar” y un “palacio en el cielo”. Afirmó que nunca rechazaría una oferta tan generosa y cara.

Sin embargo, esta decisión ha sido fuertemente criticada por expertos, la oposición y miembros de sus propias filas republicanas. Aseguran que aceptar este regalo violaría normas constitucionales, éticas y de seguridad.
Violaciones éticas y constitucionales según expertos
Expertos en ética y derecho constitucional han alzado la voz. Bárbara McQuade, exfiscal y experta en ética, señaló a los sources que aceptar un regalo tan generoso de un líder extranjero plantea problemas éticos para el presidente.
Añade que podría no estar de acuerdo con las prohibiciones constitucionales sobre emolumentos extranjeros. Aunque el plan inicial sería entregarlo al Departamento de Defensa de Estados Unidos en lugar de directamente a Trump, viola el espíritu de la prohibición porque el avión sería para uso exclusivo de Trump durante su presidencia y luego para su biblioteca presidencial.

La razón de estas prohibiciones es evitar que los líderes extranjeros influyan en las decisiones presidenciales o generen apariencia de parcialidad; el presidente debería responder únicamente ante el pueblo de Estados Unidos, y no ante ningún líder extranjero. McQuade insiste en que donarlo a una futura biblioteca presidencial no resuelve el problema ético o la apariencia de parcialidad.
Por su parte, David Super, experto en derecho constitucional, explicó que el plan de entregar el avión a la Biblioteca Trump después de que deje el cargo le permitiría seguir usándolo para su beneficio personal, lo que constituiría un regalo ilegal de un gobierno extranjero. Una donación a su biblioteca probablemente pondría el avión bajo su control efectivo, permitiendo su uso personal y violando la prohibición constitucional de las donaciones extranjeras.
Preocupaciones por la seguridad nacional
Más allá de las cuestiones éticas y constitucionales, la seguridad es una inquietud central. El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, ha calificado el plan no solo como “corrupción descarada”, sino también como “una grave amenaza para la seguridad nacional”.
La senadora republicana Shelley Moore Capito expresó preocupación por la posible presencia de dispositivos de espionaje instalados en el avión. Bárbara McQuade también señaló que persistirán las preocupaciones sobre la seguridad: ¿hay dispositivos de escucha o rastreo en el avión que permitan a Qatar espiar al presidente?.

Richard Aboulafia, experto en aviones militares, considera que aceptar este avión sería problemático incluso sin considerar la ética, basándose en un malentendido de lo que debe ser un Air Force One: no solo un palacio de lujo, sino una herramienta funcional para ser usada en situaciones de crisis.
Reacciones cruzadas desde la política y medios conservadores
Las críticas no solo vienen de la oposición. Muchos republicanos también están inquietos por el plan. El senador Rand Paul manifestó que Trump no debería aceptar la aeronave, diciendo que “no creo que se vea bien o huela bien”. El senador Josh Hawley preferiría que se utilizara un avión fabricado en Estados Unidos.
La polémica incluso ha llegado a comentaristas conservadores influyentes en el movimiento MAGA. Ben Shapiro, por ejemplo, cuestionó si esto es bueno para el presidente Trump y su agenda, concluyendo que “No lo es. No lo es.”.
Laura Loomer, otra figura influyente, expresó su decepción, considerando que “esto realmente va a ser una mancha” si se concreta el regalo.
El contexto y el plan futuro
El ofrecimiento qatarí se produce mientras el presidente estadounidense realiza una gira por países del Golfo en viaje de negocios, aterrizando en Qatar tras visitar Arabia Saudita, donde firmó acuerdos de inversión. Previamente, Trump había intentado modernizar el Air Force One actual, de unos 35 años, pero enfrentó restricciones presupuestarias y demoras.

Boeing está construyendo un nuevo avión presidencial, pero su entrega se espera para 2027 o 2028. Ante el crecimiento de las críticas, trascendió que el plan sería que la Fuerza Aérea estadounidense tomara posesión del avión qatarí, lo modificara para uso presidencial, y luego lo transfiriera a la Fundación de la Biblioteca Presidencial Trump para fines de 2028.
Sin embargo, también se plantea la posibilidad de que Trump pueda usarlo incluso después de terminar su presidencia. Expertos como McQuade insisten en que la única forma, quizás, de remediar la apariencia de parcialidad sería entregar el avión al Departamento de Defensa sin costo y sin que Trump controle su uso futuro.
Trump ha desestimado las críticas, diciendo que es “una tontería” rechazar regalos, pero McQuade argumenta que no es una tontería, es prudente