En un mundo hiperconectado, donde las notificaciones, anuncios y contenidos compiten ferozmente por captar la atención, cada vez más personas sienten la necesidad de frenar.
Esta crisis de saturación digital tiene nombre y apellido: economía de la atención. Se trata de un modelo en el que el recurso escaso no es el dinero ni la información, sino el tiempo y la concentración de los usuarios.
Según un estudio reciente de iStock, un banco de fotos y videos, el 93% de la población mundial utiliza alguna forma de tecnología, pero un porcentaje creciente manifiesta cansancio, dependencia y preocupación por la privacidad.
En ese contexto, el llamado detox digital (apagar el celular, silenciar redes y buscar desconexión) dejó de ser una rareza para convertirse en una práctica extendida.
Detox digital: no es capricho, es una necesidad social
La novedad está en que esta tendencia se consolida y afecta tanto a usuarios como a las marcas que intentan conectar con ellos. De hecho, 6 de cada diez personas desconfían de los anuncios digitales, por sospechar que están retocados, generados por inteligencia artificial o directamente manipulados.
En cambio, el contenido que gana terreno es aquel que transmite autenticidad, calma y valores reales. El 43% de los encuestados usa las redes para entretenerse, pero prefieren contenidos que transmitan cercanía y simplicidad. El video corto y las imágenes emocionales, con tonos cálidos y ambientes naturales, son las herramientas que hoy generan mayor impacto.

Del ruido digital a la conexión auténtica
En respuesta a esta crisis, muchas Pymes y grandes marcas están modificando su manera de comunicarse. Ya no se trata solo de captar segundos de atención, sino de construir vínculos genuinos y duraderos. La propuesta visual que triunfa apuesta por lo simple y lo minimalista: escenas cotidianas, estilos retro y mensajes que invitan a vivir más offline.
El detox digital es el síntoma visible de una demanda por espacios para pensar, sentir y conectar sin distracciones.
Para las empresas, la oportunidad está en adaptar su comunicación a esta nueva sensibilidad y ofrecer contenidos que respeten el tiempo y la inteligencia emocional de sus audiencias.