En un mercado dominado por los modelos true wireless, que concentran más del 75% de las ventas, los auriculares con cable no solo se resisten a desaparecer, sino que viven un inesperado resurgimiento. Cada vez es más común verlos en la calle, en el transporte público y en espacios de estudio. Las proyecciones del sector son contundentes: estos dispositivos tradicionales generarán hasta 4.500 millones de dólares en ingresos anuales hacia 2033, impulsados principalmente por la Generación Z.

Los auriculares con cable y una conexión directa, sin fallas
Desde el punto de vista técnico, los auriculares con cable ofrecen una calidad de sonido estable y superior. Al conectarse directamente —ya sea con entrada analógica o digital vía USB-C—, eliminan los problemas frecuentes de los inalámbricos: compresión de audio por Bluetooth, cortes de señal o retrasos en la transmisión.
Otra ventaja es la inmediatez de uso: basta con enchufarlos para que funcionen, sin necesidad de emparejamiento ni riesgo de interferencias. Este factor resulta esencial para estudiantes, trabajadores y viajeros que requieren largas horas de uso sin interrupciones. Incluso, muchos modelos de gama media y alta logran una fidelidad de audio superior a la de auriculares inalámbricos básicos.
Un aliado económico en tiempos de ajuste
El precio accesible es otro de los grandes atractivos. Mientras que unos AirPods o Galaxy Buds pueden superar fácilmente los 100 euros, unos EarPods de Apple con USB-C rondan entre 15 y 20 euros. Para jóvenes y estudiantes, la diferencia económica es determinante, especialmente considerando lo fácil que resulta perder estos accesorios en un gimnasio, un colectivo o un hotel.
Perder un auricular de 20 euros no duele tanto como extraviar un dispositivo premium. Esa practicidad económica refuerza la elección de este formato frente a los modelos inalámbricos.
Más allá de lo técnico y lo económico, los auriculares con cable se han convertido en un ícono de moda. Con reminiscencias de los años 2000 y la era del iPod, evocan una estética nostálgica que se percibe como vintage y alternativa. Figuras públicas, como la cantante Addison Rae, los han popularizado, consolidándolos como un accesorio urbano que transmite autenticidad frente a la tecnología mainstream.

A diferencia de los inalámbricos, los auriculares con cable no necesitan cargarse, lo que elimina la dependencia de estuches de carga o baterías internas. Son la opción ideal para viajes largos o jornadas intensas, garantizando disponibilidad permanente. Además, suelen incorporar micrófonos más cercanos a la boca, lo que mejora la claridad de la voz en videollamadas o grabaciones y reduce el ruido ambiente.