Este fin de semana, cayó una banda de 25 chicos que llevaba a cabo “robos piraña” en la zona del parque Sarmiento. La particularidad es que del total de detenidos, 22 son menores de edad y más de la mitad son chicas.
El grupo bajaba desde ese sector de la ciudad por Nueva Córdoba y hasta el Centro atacando a los peatones en manada, para quitarles lo que tuvieran a mano.
Robos piraña en Córdoba: qué dijo la madre de uno de los detenidos
Lidia (no es su verdadero nombre) atiende a La Voz y se toma su tiempo para hablar en detalle. Pide que no trasciendan sus datos y tiene a su lado una foto de su hijo.
Va vaciando una caja de Marlboro 10 con ligereza mientras su mano se vuelve temblorosa a medida que transcurre el testimonio sobre el último robo piraña en la ciudad de Córdoba.
Ella es madre de uno de los niños de 12 años que el domingo asaltó, en manada, la zona del parque Sarmiento y de barrio Nueva Córdoba.
“No sé qué más hacer con él. Se volvió grande de repente y no lo pude controlar más. Cayó preso a un instituto por andar con sus amigos ‘echando mocos’ y salió peor”, dice con gesto adusto.
La conversación se da en una vivienda precaria de barrio 1° de Mayo. La mujer asegura que la “banda del parque”, que llevó a cabo esos hurtos en manada, se originó en barrio José Ignacio Díaz.
“Hay un chico que maneja todo, que es más grande, tiene unos 16 años. Vive por la zona y se junta con gente de Villa El Libertador, barrio 23 de Abril y José Ignacio Díaz. Todos los domingos van a molestar al parque”, relata.
La madre cuenta con enojo que la banda tiene participación en la venta de drogas por menudeo: “Mi hijo no era así. Iba a la primaria, pero yo soy empleada doméstica, en negro, y no estoy casi nunca en casa. Empezó a juntarse con otros que lo llevaron por mal camino y ahora venden porro y merca”.
Esa zona –afirma– está liderada por “los narcos”. “Bastaría con investigar a los colombianos que dan ‘préstamos’ o a los punteros políticos que cambian votos por marihuana”, advierte.
“Estoy harta”, avisa mientras seca algunas pocas lágrimas y enciende un nuevo cigarrillo.
La mujer intenta explicar que “echar moco es entrar a robar, pelearse todos los días con alguien nuevo y armar juntas para ir de baile en baile”.
“Los chicos están perdidos en la droga. Las alitas, las pastillas y el porro a toda hora es un veneno que les quema la cabeza. Ya no están más en las escuelas, están en el celular, buscando al punta para comprar alguna cosa para consumir”, dice angustiada.
Lidia asegura haber buscado ayuda para su hijo en el Instituto Provincial de Alcoholismo y Drogadicción (Ipad) y en los ámbitos escolares. Pero su búsqueda fue infructuosa.
“No creo que sea un caso perdido. No podemos dar por perdido a ninguno de los chicos. Pero de las cárceles salen peor”, advirtió.
