D. ha trabajado como docente en la escuela primaria Juan Amós Comenio, de barrio Villa Unión de la capital cordobesa, durante más de 20 años. Nunca antes había tenido problemas, pero el pasado viernes, todo cambió. Ahora, siente miedo de volver.
Pasadas las 18, mientras salía el turno tarde y entraba el nocturno, otra docente estaba subiendo a su auto cuando, de repente, otro coche, que venía a gran velocidad, le chocó la puerta y le causó heridas en sus píernas.
D., que estaba dentro de su auto observando lo sucedido, se bajó para ayudar a su compañera. De inmediato, ambas comenzaron a ser insultadas por el conductor del otro auto.
“Nunca me ha pasado nada y desde que se creó esta escuela en 2001 hubo algunos robos al principio”, comentó la docente, quien agregó que todo comenzó a cambiar desde la pandemia. “Se ha complicado bastante la seguridad, tenemos miedo cuando salimos afuera. Estamos atentas a las motos que pasan porque ha habido algunos docentes que han sido víctimas de roturas de autos, de vidrios, de cubiertas”, sostuvo.
En relación al incidente del viernes, D. relató que la calle donde se produjo el siniestro es bastante angosta. “Una docente del turno tarde, que es también coordinadora de la nocturna, movió su auto de la esquina para acercarlo a la puerta de la escuela. Lo dejó estacionado en paralelo al mío, del otro lado”, explicó.
Acotó que cuando el otro auto dobló en la esquina, no le dio tiempo a su compañera.
“Él se baja enojado, a hablarle con prepotencia, con violencia, en tono agresivo y maleducado. Cuando vi que ella se quedó en shock, me bajé y le dije que estábamos en una escuela, que mi compañera es una docente, y otro compañero le dijo lo mismo. En ese momento, le dije que había doblado muy rápido y que había sido testigo de lo que ocurrió”, aseveró.
En ese instante, D. sacó su celular para tomar fotos del incidente y sintió que la golpeaban desde atrás.
Otras personas, presuntamente cercanas al conductor, comenzaron a agredirla.
“Vino una mujer y me dio vuelta de una trompada y luego se me vinieron varios encima. Yo me tiré al piso para que no me siguieran pegando en la cara. Me cubrí y me tiré al suelo”, contó. Agregó: “Cuando me quise levantar, el hombre intentó sacar el celular, pero yo me aferré a él y no pudo”.
A una clínica
D. y otros tres docentes fueron derivados a una clínica. Ella sufrió contusiones en distintas partes del cuerpo, sobre todo en el rostro. Otra compañera tuvo un pico de presión por los nervios y la tercera víctima fue la profesora lesionada en la colisión.
La Policía llegó media hora después del incidente y los docentes decidieron no denunciar a los agresores por miedo a represalias.
D. manifestó su temor de volver a dar clases en ese establecimiento, pues recibió “amenazas en varias oportunidades”, según dijo. Asegura que, hasta hace dos años, la Policía brindaba seguridad en la escuela y ya no hay guardias en el establecimiento.
“Estamos amenazados”, afirmó la docente, quien aseguró que, cuando había presencia policial, se sentían más tranquilos. Justo el viernes, en el colegio, se dictó un taller compartido con padres y alumnos sobre violencia de género. “Cuando estábamos en el hospital, hablamos de la ironía que significó que ese mismo día estuvimos hablando de violencia de género con papás y alumnos”, expresó.
Producto de todo lo sucedido, según pudo averiguar La Voz este lunes se realizaría una reunión entre directivos del Instituto y autoridades de Inspección del Ministerio de Educación de la Provincia.
