La violencia que habría rodeado el crimen de Joaquín Sperani (14), la semana pasada en la ciudad de Laboulaye, al sudeste de la provincia de Córdoba, volvió a poner el foco en la situación de desprotección que atraviesan numerosos adolescentes cuando hay acoso, bullying o agresiones entre pares.
Según lo investigado por el juez Sebastián Moro, a cargo de la causa, Joaquín habría encontrado la muerte en manos de otro adolescente, menor de edad e inimputable, compañero suyo de la secundaria.
Casi en simultáneo a este aberrante hecho, se difundieron videos de enfrentamientos entre grupos de adolescentes en la ciudad de Córdoba que, por distintos motivos, se trenzaron en peleas campales.
Esto se agrega, a su vez, a una preocupante seguidilla de graves peleas entre jóvenes ocurridas en los últimos tiempos en calles de la Capital y del interior cordobés.
Varios de esos casos han terminado con muertos y heridos.
A comienzos de año, por caso, un adolescente murió atacado por una patota que le había robado una gorra en inmediaciones del predio del festival de la doma en Jesús María. Por el crimen de Agustín Ávila (16) hay varios adolescentes acusados, incluso menores de edad.
En la Capital provincial, investigadores que siguen de cerca las imágenes de las peleas callejeras han advertido que el problema puede volverse más agudo.
La Policía intercede, pero lo hace cuando el conflicto ya se ha desarrollado, generalmente.
Videos que ponen en evidencia la agresión entre los adolescentes
En los últimos días, quedaron registrados en videos de celulares -algunas imágenes incluso fueron recogidas por los propios protagonistas- enfrentamientos entre grupos de adolescentes en barrio San Vicente, otra gresca entre jóvenes dentro y fuera de un boliche, una batahola callejera en un shopping y también otro enfrentamiento en plena avenida Vélez Sársfield de Córdoba. Son sólo algunos casos de una secuencia que no frena.
Las causales de las peleas son diversas. En el caso de los encontronazos dentro de los boliches (fuentes allegadas al sector advierten que son más frecuentes de lo que se cree) están ligadas al consumo excesivo de alcohol y de drogas.
Varios bolicheros también advierten que en algunas zonas las peleas que registran esconden dramas que se arrastran desde antes.
Sin embargo, en los enfrentamientos que se observaron en los barrios, las fuentes consultadas dijeron que “hay bronca entre ‘pandillas’” y advirtieron que “ya es muy común que dos barras antagónicas se reúnan a pelear en la ciudad”.
Aseguran que la mayoría de las veces estos enfrentamientos no quedan registrados.
En estos casos, coinciden fuentes policiales consultadas, las peleas pueden convertirse en un enfrentamiento que perdura en el tiempo.
Varios casos han terminado con baleados y apuñalados.
“Siempre hablamos de chicos cuyas edades oscilan entre los 14 y los 18 años. Se agarran por problemas en el baile, en la canchita o por viejas cuentas entre familias”, dijo un vocero ligado a la investigación de estos enfrentamientos.
La pelea en los barrios y el drama de “las pandillas”
“Las pandillas nacen en una esquina de un barrio y se van haciendo más grandes. Pueden llegar a ser una agrupación de todo un barrio o de alguna zona en particular”, contó un joven de una barra de la zona sudeste de la ciudad, más precisamente de barrio Yapeyú.
Los enfrentamientos surgen cuando se encuentran facciones antagónicas en un mismo sitio. Ese encuentro puede ser casual o acordado,
“En Instagram empieza el ‘embrollo’ (la discusión o el intercambio de amenazas) y alguno ‘agita’ a otro a pelear. Ponen un lugar y caen con toda la banda”, apuntó una de las adolescentes que estuvo presente durante la pelea que sucedió en frente a un shopping de la zona sur.
Lo que se busca, dijeron, es dirimir quién “domina” cierta zona. Esto equivale a ocupar un espacio físico de la ciudad. También sucede entre estudiantes de la secundaria.
“Por ejemplo, si vos ganás la pelea podés quedarte en la esquina donde parás siempre. Si perdés, te tenés que mandar a mudar o tenés que volver a pelear. O si a tu curso va alguno de otro grupo, el que pierde, por lo general, no te molesta más”, contó otro adolescente que accedió a hablar.
Fuentes policiales allegadas a la investigación de estos hechos diferencian las peleas que ocurren dentro de los locales bailables y los boliches de las riñas callejeras. Los primeros hechos, dicen, suelen ser espontáneos y pasajeros.
En cambio, las peleas organizadas en distintas zonas de la ciudad pueden seguir replicándose.
Varias veces, los enfrentamientos han sido por robos de celulares dentro de boliches, bailes, fiestas y otros eventos nocturnos.
San Vicente: un escenario de conflicto inesperado
Hace meses, el centro vecinal de San Vicente advirtió que la plaza Mariano Moreno (más conocida como la ‘plaza del Mercado’), ubicada en calle San Jerónimo al 2800, se había convertido en un “boliche a cielo abierto”.
En ese escenario, se producían peleas frecuentes entre los adolescentes.
Las autoridades municipales de la ciudad ordenaron realizar sendos procedimientos que contaron con el apoyo de la Policía. Así lograron desarticular lo que sucedía allí.
Pero las peleas se trasladaron a la plaza Lavalle, en calle San Jerónimo al 3200 de la misma zona sudeste de la ciudad capital.
“Son dos barras que se tienen bronca desde siempre. Una de ellas está liderada por una chica. Se cruzaron con otra pandilla y se armó un desastre”, dijeron fuentes del sector.
A raíz de los enfrentamientos detectados el pasado domingo 2 de julio se estudian distintas estrategias para evitar que vuelva a producirse un hecho como este.
En el video que dejó registrada la pelea se puede observar a un grupo de policías que intercede, pero que no logra frenar la violencia dada la gran cantidad de personas implicadas.
Una de las posibilidades podría ser el adelantamiento de los operativos municipales de “corredores seguros” que funcionan en la zona del parque Sarmiento, en la zona céntrica de la ciudad.
El shopping que se volvió un ring de “lucha libre”
Varios vecinos de un centro comercial de la franja sur de la ciudad de Córdoba aseguraron que las peleas en la puerta principal del lugar son “de todos los días”.
“Los enfrentamientos se provocan porque alguien gusta de la misma chica que otro, o porque se hacen los ‘choros’ (amenazan a otros). Es como decir que ‘se te hizo el malo’. Son chicos de muchos barrios que forman parte de distintas bandas”, indicó una de las personas que formó parte de la más reciente pelea.
También, aseguró, pasa lo mismo cuando dos chicas gustan del mismo chico. “Son pibes de mi edad: entre 12 y 15 años. Nos agarramos a trompadas y todo queda ahí. Ese lugar (las puertas del shopping) es como un ring de lucha libre para nosotros”, sostuvo.
Consultado sobre la peligrosidad del asunto y la violenta forma de resolver conflictos, el joven planteó un dilema que no pareciera tener salida: “Si vos no te defendés así vienen y te pasan por encima”.
“Se vienen reuniendo cada vez más seguido, por lo general los domingos. Son chicos ‘flaites’, así nos decimos. Usan gorra, pelean y roban y se pueden distinguir porque se ponen el flequillo para el costado”, agregó otra fuente que registró uno de los videos.
Según coincidieron las voces, el problema parece estar en sus comienzos, más que en su etapa final. Desde la Policía y la Justicia señalan que en numerosas oportunidades el consumo de drogas termina siendo gravitante para la reiteración de graves episodios de violencia urbana que se registran en noches y madrugadas de la Capital.
