El Tribunal Oral Federal N° 1 sobreseyó al ingeniero Rodolfo Alfredo Figueroa, procesado por alterar los horarios de ingreso y de egreso a su trabajo en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) para cobrar horas no trabajadas, al aceptar su ofrecimiento de 61 mil pesos por reparación del perjuicio para evitar el proceso judicial.
Figueroa quedó bajo sospecha cuando se descubrió una serie de indicios administrativos llamativos que derivaron en una causa penal por la que el juez N° 3, Miguel Hugo Vaca Narvaja, lo procesó por presunta estafa agravada contra la administración pública nacional. La cámara confirmó la medida hace casi un año.
Entradas y salidas sospechosas
El técnico fue acusado de haber realizado modificaciones en los horarios de entrada y de salida de Hemoderivados en el sistema informático de control de acceso del personal, denominado “Contextus”.
Así, de acuerdo con la investigación de la entonces fiscal federal N° 3, Graciela López de Filoñuk, el 1° de octubre de 2014, en el apartado “comienzo de jornada”, el experto habría colocado como hora de ingreso 8.13, cuando habría entrado dos horas más tarde (a las 10.15). Al día siguiente, habría introducido el falso horario de entrada de las 10.59, cuando efectivamente habría ingresado a las 11.59.
Fue acusado de haber reiterado la mecánica en días posteriores, tanto para el inicio de la jornada laboral como para el de su finalización. De esta forma, ante el sistema y en esos días, Figueroa habría ingresado y egresado en horarios irreales, entrando más tarde o retirándose más temprano.
De ese modo, habría estafado a la UNC, que le abonó indebidamente 2.499 pesos equivalentes a poco más de 14 horas de trabajo que no habría cumplido.
Pero no habrían sido las únicas ocasiones. En febrero y en marzo de 2015, habría repetido el mismo accionar, simulando así haber trabajado más de nueve horas, por las que percibió indebidamente 1.607 pesos. La diferencia entre las horas trabajadas reales y las que habría cargado al sistema para aparentar cumplir su horario oscilaba entre los 20 minutos y las dos horas.
Una particularidad clave
La llamativa particularidad es que era el único que tenía la clave de acceso al sistema porque era el jefe del Departamento de Informática del Laboratorio de Hemoderivados.
Figueroa negó los hechos y señaló que el peritaje informático realizado en el marco del sumario iniciado por la UNC le fue favorable, ya que no fue posible encontrar algún dato incriminatorio.
Más allá de los planteos defensivos para intentar eludir la acusación, la cámara confirmó el procesamiento dictado por Vaca Narvaja. Mencionó que los horarios de ingreso y de egreso no coincidían con los datos registrados y enviados por el sistema Contextus al correo electrónico de Figueroa y al servidor central de la UNC.
Contextus tiene dos mecanismos. El primero registra la huella digital o la tarjeta de contacto en los ingresos y en los egresos. El segundo, simultánea y automáticamente, envía un correo al empleado y a Hemoderivados.
El peritaje informático determinó que en el archivo de auditoría de la base de datos no se detectó ninguna información porque sólo se encontraron datos del 15 de abril de 2015 en adelante (las maniobras se habrían realizado en octubre de 2014, y en febrero y en marzo de 2015).
Por otro lado, el informe dictaminó que era factible que un usuario habilitado hubiera podido ingresar al archivo de horarios y adulterar los registros (crear, modificar y borrar datos) sin dejar rastros. Pero no que se pudiera alterar el correo automático enviado a los empleados y a Hemoderivados.
Además, surgieron pruebas que habrían reflejado el supuesto rol del ingeniero, entre ellos, el testimonio de la entonces directora ejecutiva de Hemoderivados, quien afirmó que, de todos los empleados, sólo hallaron diferencias de horarios en el caso de Figueroa, ya que no coincidía el horario en que se lo veía ingresar y egresar con las horas totales que figuraban como trabajadas en Contextus.
“Se lo llamó a la dirección ejecutiva. Figueroa reconoció haber realizado la modificación de estos datos en el sistema informático. Y dijo que él lo consideraba un error menor”, declaró la exdirectiva.
La cámara resaltó el informe de una ingeniera que advirtió que los cambios en el sistema que favorecieron a Figueroa correspondían a horas enteras o fracciones redondeadas, lo que sugería que las “alteraciones” eran “deliberadas”.
Oferta de reparación, “OK” judicial y sobreseimiento
Figueroa solicitó la extinción de la acción penal por reparación integral del perjuicio. Ofreció 60.823 pesos (a valores actualizados) a la UNC, lo que fue aceptado.
El fiscal general Maximiliano Hairabedian dictaminó de manera favorable y solicitó al tribunal que hiciera lugar al planteo y lo sobreseyera. Hairabedian recordó que el Código Penal contempla la extinción de la acción por reparación del daño o conciliación y remarcó que en este caso no rige la prohibición del artículo 30 del Código Procesal Penal Federal, que veda la aplicación de una resolución alternativa si el imputado es funcionario público, ya que no fue implementada aún.
Sobre la posibilidad de extinción de la acción por reparación, el tribunal opinó que “ello implica un cambio de paradigma en el derecho penal, al propender a la solución de conflictos por mecanismos alternativos a la tradicional imposición de las sanciones penales (prisión, multa e inhabilitación)”.
“Con el foco puesto en la víctima del delito, se abre a la par la posibilidad de una mejor situación procesal del imputado –quien de otro modo debería enfrentar un juicio oral con la posibilidad de sufrir una pena– y se favorece la dinámica de la praxis judicial”, resaltó.
Los jueces –Jaime Díaz Gavier, Carolina Prado y Julián Falcucci– consideraron procedente la reparación del perjuicio (mediante el pago de los casi 61 mil pesos), declararon extinguida la acción penal y lo sobreseyeron.
