Sonó como algo poco habitual. Pero la defensora pública de la víctima, constituida como parte querellante, señaló en la presentación del caso ante el jurado popular que el hecho merece dos títulos, como si se tratase de una crónica periodística: “Venganza privada por mano propia” y “venganza machista colectiva a una familia”.
En el ataque de una horda enfurecida contra su vivienda de barrio Parque Las Rosas (en el sudoeste de la ciudad de Córdoba), el 16 de febrero de 2023, Valeria Mercedes Robles recibió un disparo en su abdomen, uno de sus hijos fue herido por un proyectil en una pierna y su marido, Mario Oscar Albarenga, murió de un balazo en el pecho.
Quien la representa como querellante en el juicio que arrancó en la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba es la defensora oficial Ana Pagliano, autora de los dos títulos que bien podrían encabezar esta nota.
El debate, con jurados populares, comenzó este martes y tiene a tres hombres en el banquillo de los acusados.
Un joven de 18 años (S.E.C.), quien en febrero de 2023 tenía 16 años, y dos medio hermanos que en la sala de audiencia exhibieron intereses encontrados, Carlos Sebastián Murúa y Carlos Alejandro Murúa.
Por la complejidad del hecho, la idea de “la participación de dos o más personas” es el agravante de este homicidio, con eventual pena de prisión perpetua.
Violencia y crimen
Los hechos de la acusación señalan que a las 20 de aquel día se generó una reacción de un grupo de personas que organizaron un escrache al presunto abusador sexual de una niña de 6 años.
El acusado por estas personas era un familiar de Valeria Robles, mujer que residía allí con su pareja Mario Ramón Albarenga.
Mientras se dirigían al lugar donde concretarían el escrache, los miembros de la marcha gritaban consignas como: “Vamos a matar al violador” o “vamos a matar a todos”.
Un hijo de Valeria y de Albarenga recibieron disparos de arma de fuego de algunos hombres que integraban un grupo de entre 15 y 20 vecinos. Incluso, se lanzaron bombas molotov.
De acuerdo a lo que trascendió en el inicio del debate, Alejandro Murúa habría efectuado un par de disparos con un revólver 22 en la vereda y habría sido quien hirió al hijo de Valeria Robles. La escena fue en ascenso con otros tiradores.
Según trascendió, a través de una ventana, hubo más disparos contra el interior de la casa, con otras armas, que habría esgrimido el menor de edad. Así, resultó con heridas graves Valeria y luego terminó con un disparo fatal Albarenga, su pareja.
Conspiración premeditada
Hay varios elementos que parecen indicar que no se trató de una “reacción vecinal” espontánea para castigar a un hombre por un abuso sexual que, en realidad, no habría sido cierto.
En realidad, el abuso habría sido la excusa para provocar indignación en otras personas.
Detrás de esto, surge cada vez con más fuerza que el abuso que se le adjudicaba a ese joven no era otra cosa que una “venganza” planeada desde la cárcel por un hombre que estaba resentido por una relación sentimental.
Ese hombre sería Gabriel “Chucky” Murúa, condenado en 2022 a prisión perpetua por haber matado de modo cruel al policía Pedro Ruiz en el marco de un asalto ocurrido en 2020.
Desde la cárcel, según la causa, “Chucky” tendría comunicación con familiares y otras personas para planear una “vendetta”, según se sostiene en el juicio.
Por eso, a partir del testimonio del acusado Alejandro Murúa, ya se conocen algunos movimientos que van en ese sentido.
Primero, se quiso involucrar a un joven en el presunto abuso de una niña.
Según trascendió en el juicio, la idea era que terminara detenido y, ya en la cárcel, habría una venganza en su contra.
De acuerdo a lo que se comentó en la primera audiencia del debate, se pasó supuestamente a un plan B: una ejecución por mano propia en el mismo territorio barrial.
Se sostiene que hubo incitaciones para armar una protesta que terminaría por hacer daño al joven buscado o sufrimiento a sus familiares.
Las hipótesis mencionadas en la primera audiencia indican que esta suerte de “pueblada” estuvo orquestada y que se usó a mucha gente para ir hasta la casa donde se produjo la agresión y los disparos que terminaron con dos heridos y un muerto.
Vínculos familiares
S.E.C. tuvo un desempeño fallido a la hora de declarar porque negó conocer a “Chucky” y que lo haya visitado en la cárcel de Bouwer.
Luego, le exhibieron que en el segundo semestre de 2022 realizó junto a su madre siete visitas a ese presidio para ver a quien en realidad es su medio hermano.
También surgió la pregunta de por qué no está entre los acusados Santiago “Chochi” Cabrera, quien habría sido un activo integrante de la manifestación y acaso haya tenido un papel protagónico en las agresiones principales. El adolescente S.E.C. también negó conocer a “Chochi”, pero todos indican que es su padre.
Según señalan varios actores de este juicio, no todos los responsables del crimen están sentados en el banquillo de los acusados.
La acusación está a manos del fiscal Marcelo Fenoll.
El debate está conducido por los jueces Alfredo Villegas (presidente), María Susana Beatriz Blanc Gerzicich de Scapellato y Cristián Griffi.
