“Es tremendo todo lo que está saltando en Córdoba. No sólo por la cantidad de los casos, sino por la calidad de esos casos. Parecieran estar cebados algunos (uniformados). No sé si es que antes no pasaba o no se descubría por completo, o ahora pasa más y no se para de descubrir. Pero todo está tremendo en cantidad y en calidad de delitos”.
Así reflexionó una alta fuente con acceso a la causa por un nuevo escándalo detonado en la Policía de Córdoba y que tiene a un comisario preso sospechado de proporcionar armas, entre otros pertrechos, a delincuentes en la Capital.
El acusado es el comisario Néstor Moyano, quien era el segundo jefe de la comisaría 19 ubicada en calle Gilardo Gilardi de barrio Los Naranjos. Moyano no salía a la calle, hacía tareas administrativas tras una denuncia en su contra por violencia familiar.
En la historia criminal cordobesa, la Comisaría 19ª lamentablemente ha sido una de las dependencias policiales más corruptas desde el retorno de la democracia.
De manera reiterada, altos oficiales, suboficiales y hasta empleados judiciales se han visto involucrados en la venta/reventa de armas y motos secuestradas, entre otros graves delitos. De hecho, el revólver con que se cometió el crimen mafioso del panadero Héctor Corradini (noviembre de 1998) salió de esa dependencia policial.
Nadie olvida, además, a aquel empleado judicial que cobraba para “limpiar” planillas prontuariales, entre otras corrupciones, y que guardaba todo el dinero recaudado detrás de un cuadro colgado en la pared en esa dependencia.
Volviendo al último gran escándalo, el comisario Moyano fue imputado por un delito “leve” por ahora: suministro ilegítimo de armas a personas que no cuentan con autorización de legítimo usuario. La pena tiene una escala de 1 a 6 años de cárcel.
Esa es la imputación primigenia que el fiscal Horacio Vázquez le aplicó y por la que lo mandó a la cárcel de Bouwer. El fiscal, quien trabaja con pesquisas judiciales y policiales, está convencido de que está en la “punta de un iceberg”, por lo que ha ordenado profundizar la investigación con una batería de medidas.
Se esperan, como se dijo, agravamiento de figuras penales. No se descartan más detenciones.
La imputación por ahora leve de Moyano es idéntica a la que se le aplicó a Diego Lagomarsino en el marco de la causa impune por la muerte del fiscal federal Alberto Nisman.
Desde la Jefatura de Policía de Córdoba se insistió que Moyano se encontraba en tareas no operativas por esa denuncia de violencia familiar. Contaba con una foja de servicio mediocre y con cuestionamientos de personal policial.
En paralelo, el Órgano de Control Disciplinario de las Fuerzas de Seguridad lo dejó en situación pasiva.
Al ser detenido, un preso “abrió la boca”
Si bien existe un marcado y estricto hermetismo en torno a esta investigación, trascendió que un hombre que había sido detenido por un delito grave y a quien se le secuestró un arma de fuego, en Córdoba Capital, habría “mandado al frente” al comisario.
Según trascendió, mientras aquel era interrogado y se le preguntaban de dónde había sacado el arma, este sujeto habría acusado directamente a un oficial de alto rango.
En su celular se habrían hallado, a su vez, fotos de proyectiles y de armas y diálogos que terminaron apuntalando las sospechas sobre Moyano. Una versión da cuenta incluso que se nombraron a otros policías.
La pesquisa avanzó y todo se precipitó entre la noche del lunes y la madrugada de hoy.
No se confirma ni se descarta que esa arma que tenía el ladrón haya sido retirada sin autorización de la Comisaría 19, donde Moyano trabajaba.
La causa quedó radicada en la Unidad Judicial 22 de barrio Las Palmas, y por jurisdicción en la fiscalía de Horacio Vázquez.
El funcionario dispuso profundizar a fondo la pesquisa y mantuvo contactos con altas autoridades de la Dirección de Investigaciones Criminales, quienes aceleraron las averiguaciones y una serie de informaciones que desembocaron en la detención del comisario en las últimas horas.
Fuentes judiciales son contundentes en señalar que la imputación es leve por ahora, pero todo indica que se le irán añadiendo más cargos conforme se avance en la causa. “Hubo que precipitar la detención, no quedaba otra”, confió un informante.
Hubo dos allanamientos efectuados en los barrios Palmas de Horizonte y Los Naranjos. En el primero, está el domicilio del comisario. En el segundo, la Comisaría 19, en calle Gilardo Gilardi.
De confirmarse que haya sido un preso quien sentenció la suerte de Moyano, el caso guarda enorme similitud con el escándalo que terminó con la detención tiempo atrás del subjefe de Policía, el ahora excomisario general Alejandro Mercado.
Mercado está acusado de haber liderado una banda mixta de policías, civiles y hasta un funcionario judicial que habría cometido entre 2022 y 2023 una multiplicidad de acciones delictivas como la reventa de celulares robados, falsas denuncias de robo de cubiertas y el funcionamiento de una financiera ilegal en Córdoba.
Todo se descubrió cuando un preso, que estaba por ser condenado por robo de celulares, confesó que había un comisario que estaba al tanto de todo y daba protección. Ese oficial era supuestamente el comisario Cristian Cabrera, quien trabajaba para Mercado cuando este era jefe de Investigaciones Criminales.
Seguidilla de escándalos
El escándalo desatado ahora se agrega, en paralelo, a una secuencia sin freno de delicados episodios que han terminado con policías presos e imputados por graves delitos.
El último gran caso había sido el del comisario Mercado, acusado por asociación ilícita.
Sin embargo, hace pocas semanas, se detuvo a dos policías en actividad de la División Motos acusados de haber robado dos celulares (ya robados) a una pareja. Esos teléfonos fueron hallados en el baño de una dependencia policial de barrio Las Palmas durante un allanamiento. A su vez, una agente del 911 fue detenida meses atrás por darles datos a ladrones de calle, por citar algunos casos.
En paralelo, hay más de 160 policías en pasiva este 2024 por delitos como robo, encubrimiento, vínculos con narcos, excesos y violencia de género.
