La Fiscalía de Instrucción a cargo de Horacio Vázquez trabaja para establecer con precisión la causa de la muerte de Brenda Torres, la joven de 24 años cuyo cuerpo mutilado fue hallado en tres lugares distintos de la zona oeste de la ciudad de Córdoba.
Las primeras partes aparecieron en bolsas separadas sobre avenida Ramón Cárcano, entre el 200 y el 800.
El hallazgo del torso y la cabeza, enterrados en el fondo de una vivienda en calle Hornero 574, en barrio Chateau Carreras, permitió un avance crucial a la investigación.
En esa vivienda vivían dos hombres que fueron inmediatamente detenidos: Gustavo Lencina, de 53 años, y Cristian Aranda, de 38.
Ambos están ahora a disposición de la Justicia, imputados por homicidio.
Todo indica que la acusación se agravará.
Se trata de dos guardias de seguridad que, según fuentes del caso, conocían a Brenda y mantenían con ella “encuentros esporádicos”.
Durante los allanamientos, además del macabro hallazgo, se secuestró una cuchilla sin dientes, presuntamente utilizada para desmembrar el cuerpo.
Uno de los detenidos habría trabajado anteriormente en un establecimiento vinculado al procesamiento de carne, lo que, según los peritos, explicaría la precisión de los cortes en brazos y piernas.
Un golpe en la cabeza de Brenda Torres
Lo que más llama la atención de los investigadores es la evidencia de una presunta herida en la cabeza de la víctima.
De acuerdo a fuentes cercanas a la autopsia, se trataría de un golpe contundente, posiblemente con un palo, que podría ser la causa de la muerte.
“Podrían haberle pegado un palazo en la cabeza”, deslizó un pesquisa del caso.

Uno de los imputados intentó explicar el fallecimiento alegando que Brenda habría sufrido una convulsión, pero la presencia del traumatismo genera serias dudas sobre esa versión, según fuentes del caso.
“¿Por qué entonces ese golpe?”, se preguntan los investigadores.
La casa del horror: rastros de sangre y vínculos previos con Brenda Torres
La vivienda de la calle Hornero, donde vivían Lencina y Aranda, es ahora mencionada en el barrio como “la casa del horror”.
Según testimonios, Brenda ya habría visitado ese domicilio anteriormente.
Era parte del entorno que frecuentaba mientras atravesaba una situación de adicción severa al “pipazo”, una droga casera y devastadora que la había llevado a vivir en situación de calle.
La fiscalía tomó la determinación de realizar distintas pruebas, entre las cuales se destaca la prueba de luminol.
Se trata de un reactivo químico utilizado en investigaciones forenses para detectar rastros de sangre, incluso si han sido limpiados o están ocultos.

Una vez realizadas, las pericias habrían arrojado la detección de rastros de sangre, según dejó trascender una fuente con acceso a la causa.
No obstante, aún se esperan los resultados de ADN para confirmar que pertenecen a Brenda.
La vivienda, ubicada a pocas cuadras del estadio Kempes, era compartida por los dos imputados y había sido señalada por vecinos y conocidos de Brenda días antes del hallazgo final.
La hipótesis de la querella: “Lo de Brenda Torres fue un femicidio”
La abogada querellante, Daniela Morales Leanza, sostiene que Brenda fue víctima de un femicidio. “La mataron en un contexto de total indefensión, aprovechando su condición de mujer y su extrema vulnerabilidad”, afirmó.
La letrada, que este lunes mantuvo una conversación en vivo en el ciclo de streaming La Voz en Vivo, sostuvo que el asesinato fue producto de una situación de poder desigual, de abuso y de violencia de género.
Si bien la Fiscalía aún no descarta ninguna hipótesis y continúa bajo reserva la imputación inicial por homicidio simple, no se descarta que se amplíe la carátula con el avance de los peritajes.
El pasado viernes, los familiares y allegados de la víctima se convocaron en una concentración en el centro de Córdoba para exigir justicia y visibilizar un caso que, más allá de su brutalidad, expone una realidad social marcada por la exclusión, la pobreza y la desprotección estatal.