Un exefectivo de la Policía de Córdoba, que trabajaba como guardia de seguridad barrial, quedó detenido este jueves como el supuesto autor del crimen de un adolescente de 15 años, cuyo cuerpo fue hallado al filo de la medianoche del miércoles tirado en la calle en barrio Villa Rivera Indarte.
El joven presentaba un disparo en la cabeza.
Carlos Marcelo Caligaris, de 61 años, quedó detenido e imputado como el supuesto autor del crimen de Mateo Ochoa (15).
El sospechoso fue imputado como supuesto autor del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por decisión de la fiscal de instrucción del Distrito 4 Turno 4, Liliana Copello.
Desde el MPF se informó que el detenido es un expolicía que cumplía tareas de seguridad privada en esa misma zona.
Lo que no se sabía hasta ahora es que Carlos Marcelo Caligaris fue juzgado en 1996 como el supuesto autor del salvaje asesinato de toda su familia: su esposa, Graciela Comas, y los tres pequeños hijos en común.
El cuádruple crimen había sucedido en barrio San Martín en 1994. Todos fueron ultimados a disparos en la sien.
Caligaris fue absuelto por el beneficio de la duda por la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba. El por entonces fiscal Francisco Eugui había pedido la absolución porque no había pruebas suficientes. La querella sí había requerido la pena de prisión perpetua.
Sin embargo, los jueces absolvieron a Caligaris en abril de 1996.
El día de su absolución, el imputado recuperó la libertad.
El caso estremeció a Córdoba y al país en su momento.
“Iré al cementerio a ver a mis hijos”, fue lo que Caligaris dijo a prensa a poco de recuperar la libertad.
En 2008, fue jubilado de la Policía de Córdoba.

Otra vez preso y por matar
Ahora, Caligaris vuelve a quedar detenido en Córdoba y por un homicidio.
La Voz no difunde su rostro para no entorpecer la actual investigación judicial.
Respecto a la actual causa, todo se descubrió al filo de la medianoche del miércoles pasado cuando unas personas que andaban en un auto vieron el cuerpo de un joven tirado en la calle Las Varillas al 9400 de barrio Villa Rivera Indarte, en la zona noroeste de la Capital cordobesa.
De inmediato, llamaron al 911 y, a los pocos minutos, arribó la primera patrulla policial. Ya no quedaba nada por hacer.
El joven yacía muerto con un disparo en la sien.
Al cabo de un rato, y en medio de la conmoción vecinal, la zona quedó repleta de investigadores policiales, jefes y jefas de la fuerza, peritos y funcionarios judiciales.
Luego de una serie de averiguaciones, los policías lograron dar con familiares del joven muerto, quienes brindaron las primeras informaciones.
Según trascendió, no fue fácil obtener información de los familiares y de los vecinos. De todos modos, un paciente trabajo de búsqueda y de convencimiento para testificar fue guiando la causa.
Una versión da cuenta de que Mateo Ochoa habría estado en horas de la noche en compañía de otro adolescente menor de edad.
El avance de la pesquisa, con la toma de testimonios y distintas averiguaciones, permitió guiar la causa. La falta de cámaras de seguridad en la zona fue algo que complicó la tarea de los detectives.
El trabajo de calle permitió que los sabuesos del Departamento Homicidios consiguieran la información de que en la zona había un guardia de seguridad que trabajaba desde hace años y que hacía tareas de vigilancia a algunos vecinos.
Esa barriada, al igual que zonas próximas, viene siendo escenario de constantes robos y distintos episodios de inseguridad, según dijeron vecinos por lo bajo.
Entre los relatos que los policías comenzaron a obtener de testigos había algunos que daban cuenta sobre un guardia que solía andar armado por las noches y que hasta habría efectuado disparos al aire o contra personas en más de una oportunidad.
Las averiguaciones y contrastaciones de datos permitió pronto poner bajo la lupa al expolicía Caligaris.
Silencio del acusado
Fuentes de la causa indicaron que el caso lejos está de haber quedado esclarecido. “Resta mucho por seguir trabajando”, contó una fuente del caso.
El hombre guarda silencio de manera tajante, según trascendió. “No dijo nada cuando fue detenido”, contó otra fuente del caso.
Ahora se trata de determinar, en base a la pesquisa del Departamento Homicidios de la Policía cordobesa, si el hombre habría intentado detener un asalto callejero o si vio a unas personas sospechosas y realizó disparos.
De confirmarse esta hipótesis de que fue el autor material del crimen, no sería la primera vez en Córdoba que un guardia barrial ultima de un dispara o hiere a una persona tras interceder en un robo o sospechar que era un ladrón e intentar ponerlo en fuga.
El arma no ha sido encontrada todavía.
Caligaris fue detenido en su casa por una comisión de pesquisas que arribaron pasado el mediodía, por orden judicial.
El hombre fue jubilado de la Policía de Córdoba años atrás.
No llamó nunca al 911
Voceros del caso señalaron a La Voz que el ahora acusado “nunca se comunicó al 911 ni denunció nada” en relación a los hechos investigados.
Según se indicó, el ahora sospechoso incluso no ha dicho “nada de nada” aun estado detenido. Se ha llamado a silencio.
Este punto no abona ni descarta su presunta participación en el hecho. Ahora bien, si el acusado llega a quedar comprometido aun más en la investigación, el punto de que no haya llamado a la central policial de emergencias es un elemento en contra.
Un cuádruple crimen atroz a balazos en una vivienda
El asesinato de la familia ocurrió el 28 de enero de 1994 en una casa de calle General Guido de barrio San Martín.
Aquella jornada, fueron asesinados Graciela Sofía Comas de Caligaris y sus hijos Cristian Marcelo (7) y los mellizos Sabrina Sofía y Ulises Maximiliano (5).
“Todos fueron asesinados con disparos a quemarropa a la sien. También hubo disparos en el tórax. El asesino usó dos armas”, recuerda la abogada Marta Rizzotti en la actualidad, en diálogo con La Voz.
Marta fue junto a su hermano Miguel querellante en la causa.
“Fue un crimen salvaje, brutal, tremendo. Nosotros entendimos que habían pruebas de sobra y pedimos la condena para Caligaris”, expresó Rizzotti.
La experimentada letrada señaló que, cuando fue el crimen de la familia, el policía Caligaris dijo que se había ido a cumplir con un trámite al trabajo.
“Hubo muchas pruebas que lo comprometían... Un vecino lo vio en el lugar del hecho cuando pasó todo... Fue un caso tremendo y que me marcó mucho. Lo recuerdo como si hubiera pasado ayer”, añadió.
Según la causa, Caligaris habría matado a sus hijos para cobrar un seguro y habría ultimado a su esposa para que no haya testigos. “Él había sacado ese seguro. Si él se moría primero, cobraban sus hijos. Si sus hijos morían primero, él lo cobraba. Luego del crimen, a la semana, ya lo estaba cobrando”, añadió Rizzotti.
Carlos Caligaris siempre negó todo.
En 1996 llegó preso a juicio.
El caso se desarrolló en la Cámara 5ª del Crimen en el “viejo” Palacio de Tribunales I. Carlos Lloveras presidía la cámara y Francisco Eugui fue el fiscal.
Mientras la querella pidió perpetua, el acusador requirió la absolución por falta de pruebas. La defensa se pronunció en igual sentido.
Finalmente, Caligaris fue absuelto en abril de ese año y recuperó la libertad de inmediato.
El hombre es veterano de la Guerra de Malvinas.