Difícilmente haya podido ser peor para el acusado Alan Alejandro Amoedo (29) el saldo de la segunda audiencia. También habrá sido difícil de imaginar que los testigos citados por los querellantes y el fiscal hayan formulado mejores aportes para la acusación en el juicio por la “tragedia de la Circunvalación” en la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba.
A primera hora, el paramédico Ángel Marcelo Chiappi fue contundente al relatar sus intentos por salvarle la vida a Sol Viñolo (29), comprobar la muerte instantánea de Agustín Burgos (31) y consolar a la malherida y angustiada Fernanda Guardia Carrasco (34).
Por la tarde, se recibió el testimonio de Dalmira Haje, quien era amiga de la infancia de Sol y, a la vez, novia de uno de los mejores amigos de Amoedo. La joven aseguró que, al increparlo a su novio por lo que hizo el conductor del Vento este le contó que había comenzado a tomar alcohol desde la noche anterior, cuando además se dio un “toque” de cocaína”.
Esto derrumba por completo la versión defensiva de que Amoedo era un consumidor ocasional de alcohol y de cocaína.
El juicio prosigue este viernes y se esperan testimonios de la acusación que podrían ser tanto o más contundentes que los escuchados este jueves.
“A muy alta velocidad”
El testigo Chiappi socorrió a las víctimas en el lugar de la tragedia, en la confluencia de Circunvalación con la avenida Fuerza Aérea. Interrogado por el fiscal de Cámara Gustavo Arocena, Chiappi comentó que ingresó a la avenida de Circunvalación por Donosa y en ese momento vio pasar a un “auto gris grande” a muy alta velocidad, que luego estimó entre 130 y 150 kilómetros por hora.
Luego, comentó que al llegar lugar de la colisión había una gran polvareda. Relató el paramédico que vio a Agustín tirado, boca abajo y comprendió que estaba muerto. También divisó a Fernanda que estaba con vida y quejándose por los dolores. Paralelamente, comenzó a buscar a Sol, por quien le había preguntado Fernanda, que ya había visto a Agustín sin vida. Chiappi relató que dos hombres estaban sacando a Sol de la canaleta. Él apreció que aún tenía pulso débil, pero tras una exhalación perdió esa señal. A pesar de practicarle reanimación cardiopulmonar (RCP), eso resultó “imposible”.
Aliento a alcohol
En su interrogatorio, el fiscal Arocena pregunta con sobriedad y se preocupa en ser objetivo, sin sonsacar dato alguno ni exigir a los testigos más allá de lo que quieren decir. Esa pesquisa objetiva, sin embargo, le está dando resultados muy favorables.
Acaso lo más llamativo de esta declaración fue lo que Chiappi relató de Amoedo, que no estaba en el lugar y luego lo divisaron arriba de una loma, con los “curiosos” y sus manos en los bolsillos, como “haciéndose el distraído”.
Cuando lo cruzó porque estaba apoyado en el baúl de su vehículo, Chiappi relató que Amoedo tenía fuerte halitosis alcohólica, que se apreciaba con facilidad a un metro de distancia.
Los otros testigos que declararon en la mañana de este jueves, dos automovilistas que circulaban por la Circunvalación, coincidieron que la velocidad era excesiva.
Fátima Nievas sostuvo que el Volkswagen Vento gris circulaba a gran velocidad, “hacía zig zag, no guardaba distancia con los otros vehículos y realizaba conducción peligrosa”.
También ella refirió que Amoedo se apartó de la escena, cuando todos auxiliaban a las víctimas. “Me costaba creer que era él (el conductor del Vento), por las condiciones en que estaba”, sostuvo la mujer.
“Tiki tiki” o “un toque”
Al finalizar la jornada, en horas de la siesta declaró la joven Haje, quien relató la bronca que tenía cuando se enteró que el amigo de quien era su novio era el autor de la tragedia. La mujer relató en la sala que la noche anterior él y Amoedo fueron a un “barrio” llamado “El Cairo” donde bebieron y se drogaron.
Causó sorpresa durante su relato que Haje comentó que habían bebido alcohol y que Amoedo se había dado un “tiki tiki”. Desde el tribunal, le preguntaron a qué se refería. Ella respondió: “Un toque”. Para evitar toda duda, el vocal volvió a preguntar y ella aclaró que se trataba de cocaína.
¿Poco margen para lo culposo?
El “hecho diverso” al de la acusación está rondando, sostienen algunos voceros de Tribunales 2 que asisten al juicio y entienden que los testimonios están pintando un panorama más comprometido para el acusado.
De la calificación original por “homicidio culposo” y “lesiones culposas gravísimas”, al final de la segunda audiencia quedó la idea de que la carátula puede modificarse “en cualquier momento” hacia un “dolo eventual”.
A grandes rasgos, el dolo eventual es aquella representación que una persona se hace de que su conducta puede ocasionar un daño, una muerte, y sin embargo, sigue adelante.
Siempre en términos vulgares, no técnicos, por “dolo” se entiende la intención que tiene una persona de realizar algo negativo sobre otra. Es “eventual” porque no es seguro ese resultado, pero la persona puede imaginarlo, representárselo.
Si se prueba el dolo eventual, la pena es similar a la del dolo directo. En el caso del homicidio simple, la sanción va de ocho a 25 años de prisión, según el articulo 79 del Código Penal.
