Un tenebroso caso se ventiló esta semana en Tribunales 2 de Córdoba: un hombre de 42 años fue juzgado por haber abusado sexualmente durante años de una niña con la que tenía alguna relación de convivencia. Además, terminó entregándosela a otros hombres para que se aprovecharan de su integridad.
Finalmenter ayer, la Cámara 5ª del Crimen condenó a 15 años de prisión a Damián Alberto “Gringo” Barzanti, un santafesino radicado en Córdoba, si bien se trasladaba por diferentes puntos del país por su trabajo de transportista.
La instrucción fue de la fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual Ingrid Vago y la acusación en juicio del fiscal de Cámara Marcelo Fenoll.
El caso ocurrido en una localidad del interior cordobés, entre diciembre de 2009 y febrero de 2014.
La víctima es una niña que entre los 12 y los 16 años de edad sufrió el paulatino acoso de quien era pareja de su hermana mayor. Los abusos se fueron agravando. Finalmente, el depravado la ofreció a otros camioneros para que abusaran de ella.
Hasta el momento, esos victimarios no han sido identificados.
Además de aprovechar la precocidad de la niña que no entendía que lo que él hacía era perverso, el abusador la abordaba en lugares a los que tenía acceso por ser de la familia.
Cuando ya había avanzado en su propósito, a pesar de la permanente resistencia de la niña, llegó a enviarle videos de escenas sexuales de él con otra mujer.
En el debate se analizaron como agravantes diversos aspectos del accionar del abusador, quien aprovechó la confianza que suponía ser la pareja de una de las hermanas de la víctima. El sujeto era portador de sífilis.
Por unanimidad, los jueces hallaron responsable a Barsanti de los cargos de “abuso sexual gravemente ultrajante continuado agravado por el grave daño psíquico producido en la víctima”, en concurso real con “abuso sexual con acceso carnal agravado por la condición de guardador y el grave daño en la víctima”, todo ello en concurso ideal con el delito de “promoción a la corrupción de menores”.
Mucho le costó a la víctima salir del infierno y bastante hasta que ella y sus familiares pudieron hacer la denuncia.
Primero fue su primer novio que a los 17 años le recomendó ver a un psicólogo, luego una psicóloga que era profesora suya que le aconsejó contarle a sus familiares y luego estos que separaron al hombre del entorno. Aparentemente, la hermana de la víctima se había separado del camionero, pero meses después constataron que ambos habían retomado la relación.
Pero al ver la víctima unas fotografías del sujeto bailando en una fiesta con una niña, se representó que podía haber otra adolescente que podía pasar por la misma circunstancia, por lo cual se decidió a formular denuncia penal, en 2019.
En el debate, se escuchó el testimonio de la perito psicóloga Fabiana Boehr quien sostuvo que no podía haber víctima más vulnerable, porque era mujer, aún era niña cuando inició el trauma y padece una enfermedad pulmonar que hoy, con 24 años, persiste.
Quedó evidenciado durante el juicio que, salvo la hermana que volvió a convivir con el agresor sexual, casi todos los otros familiares sufrieron graves secuelas psíquicas y físicas a raíz de la culpa que sentían por no haber advertido lo que sucedía en el ámbito intrafamiliar. La madre de la víctima terminó arrodillada en la sala de audiencias, pidiendo disculpas, como si ella fuera responsable de lo ocurrido.
En la última audiencia, el fiscal de Cámara Marcelo Fenoll formuló el lunes pasado un alegato en el que remarcó los agravantes de la conducta del hombre y pidió una pena de 15 años y seis meses de prisión. El tribunal estuvo muy cerca de esa condena, con 15 años de encierro.
