La fiscal de Distrito 4 Turno 6 de la ciudad de Córdoba, Jorgelina Gutiez, dictó la prisión preventiva a seis hombres, a quienes considera responsables del crimen del empresario Gustavo Adolfo Poletti en su casa de La Calera, la madrugada del viernes 27 de setiembre de 2024.
El móvil del crimen era sustraerle un monto de dinero multimillonario -en pesos y dólares- que la víctima estaba a punto de hacer ingresar al “blanqueo” de capitales que había dispuesto el Gobierno nacional para esa fecha.
Gutiez adjudica dos diferentes grados de responsabilidad a dos de los acusados, con una figura penal más drástica, y una acusación algo más leve para los cuatro restantes.
A Joaquín de la Cruz Ceballos (39) y Facundo Exequiel Saracho (27) los imputa como supuestos autores de “homicidio criminis causae”, por considerar que mataron a Poletti para garantizar la impunidad de robarle una pequeña fortuna equivalente a más de 100 millones de pesos.
Pero en este nivel de responsabilidad, también se lo involucra a quien está prófugo en la causa: Juan Marcelo López. Estos tres están descriptos en el crimen como quienes entraron a robar a la casa de la víctima y lo mataron.
Los otros cuatro, presuntamente colaboraron en esta empresa y están imputados como presuntos autores de “homicidio en ocasión de robo”, y son: Marcelo Emanuel Alejandro Ceballos (26, hermano del anterior), Federico Ezequiel Genari Caligaris (33), Alejandro Luciano “Peque” Torres Herrera (30), Claudio Alberto Villacorta (48).
Diferente es el pronóstico punitivo para ambos grupos de acusados, los primeros podrían ser merecedores de prisión perpetua, mientras que los que quedaron afuera de la casa pero brindaron apoyo logístico a los otros , recibirían una condena cuya escala oscila entre los 10 y los 25 años.
La mayoría de los acusados tiene numerosos antecedentes penales, algunos de ellos con condenas y otros con declaración de reincidencia.
Información clave
El relato del hecho fijado por Gutiez indica que “entre el 20 y 26 de setiembre Federico Genari Caligaris habría tomado conocimiento de que el damnificado Gustavo Adolfo Poletti tenía en su poder una importante suma de dinero en efectivo, en pesos y dólares, para hacer un depósito el 27 de setiembre a las 8.30″.
Ese día, a la madrugada, eligieron ir a matarlo. Antes de que fuera al banco.
En realidad, Genari Caligaris es familiar directo de dos mujeres que se relacionaron con la víctima y se presume que esa cercanía podría haberle dado una ventaja para enterarse de los movimientos de dinero que iba a realizar el empresario.
Poletti se fue con 18 años a México, donde se radicó y se dedicó a la actividad inmobiliaria, con buenos negocios que le permitieron gozar de un buen pasar. Allí se casó con una mejicana y tuvo un hijo, Gustavo Poletti Arteaga, que hoy es querellante en la causa y está representado por el abogado penalista cordobés Juan Pablo Rubio.
Rubio destacó la investigación realizada por Gutiez y por los sabuesos de Robos y Hurtos y de Homicidios de la Policía cordobesa. Elogió el trabajo que se hizo con las cámaras de seguridad, con los celulares y con la interpretación de la prueba que permitió cerrar el círculo sobre siete hombres, uno de ellos prófugo.
Según datos de fuentes cercanas a la causa, Poletti venía a la Argentina cada vez más seguido y estaba haciendo algunos negocios en Córdoba. Residía en la casa donde lo mataron, en Olcese 436, en el Centro de La Calera.
Se relacionó afectivamente, primero, con una mujer y, luego, con la hija de esta. Estas mujeres no son otras que la madre y la hermana de Genari Caligaris.
Madrugada asesina
Con el dato preciso, Genari Caligaris -una suerte de patovica de Villa Allende- se habría contactado con Villacorta -guardia de seguridad en esa ciudad- a quien conocería de actividades que compartían en “la noche” de esa localidad, de acuerdo a la causa.
Según la instrucción, Genari Caligaris le brindó a Villacorta “dicha información junto a la dirección exacta de la víctima y atento a su conocimiento de la vivienda, le indicó su distribución y las formas de fácil acceso a la misma”.
Villacorta “se habría reunido con el imputado Joaquín Ceballos en barrio Las Polinesias, de Villa Allende, a quien le habría transmitido toda la información con el fin de llevar a cabo el desapoderamiento de dicho dinero a Poletti”.
Luego, Joaquín Ceballos habría reunido a su hermano Marcelo Ceballos y a Torres Herrera, Saracho y López para concretar el atraco.
La banda, siempre según la instrucción, partió en la madrugada del viernes 27. Torres Herrera y Joaquín Ceballos iban en un Peugeot 207, y Emanuel Ceballos, López y Saracho, en un Renault Clio. Los cinco llegaron a la casa de Poletti.
A las 2.16, “Saracho habría escalado la puerta de rejas que se encuentra en el lateral de la vivienda, que da al pasillo (y) que da acceso al patio trasero de la vivienda del damnificado”. El expediente aclara que superaron una altura de alrededor de dos metros para entrar a la propiedad.
Pocos minutos después, escalando la misma puerta de rejas entró López, quien llevaba un gato mecánico que le habría servido para violentar una abertura. Con él, ingresó Joaquín Ceballos.
Afuera, quedaron Emanuel Ceballos y Torres Herrera, quienes circularon por los alredores y vigilaron cualquier movimiento extraño.
Ya dentro de la casa, Saracho, López y Joaquín Ceballos habrían sorprendido a la víctima, “quien se encontraba durmiendo en la habitación principal de la vivienda y ante su resistencia, los tres imputados lo habrían golpeado en distintas partes de su cuerpo”. El escrito de la fiscal señala que “con el fin de consumar el desapoderamiento del dinero y asegurar sus resultados, le habrían puesto una media en su boca para que no gritara y no alerte a los vecinos del lugar y le habrían atado sus manos a sus pies hacia atrás con una tela y finalmente, con el fin de matarlo, lo habrían estrangulado”.
Luego de ultimar a Poletti, “habrían revisado toda la habitación principal, su ropero y su cama, provocando un gran desorden”.
“Finalmente, los tres imputados habrían salido del domicilio, aproximadamente, a las 03.46 hs. con las sumas aproximadas de 60 millones de pesos y 70 mil dólares.
Además, según la acusación, se llevaron dos teléfonos celulares iPhone 15 max, una campera marca Diesel de jean con puños y mangas en tela y un bolso tipo porta notebook marca Samsonite de tamaño mediano.
Los atracadores “habrían sido recogidos por los automóviles conducidos por Emanuel Ceballos y Torres Herrera”, dice la fiscal.
Según la autopsia, Poletti falleció en el lugar del hecho y la causa de su muerte fue “asfixia mecánica debido a estrangulamiento”.
