Seis años sin respuestas y con un hueco en el corazón. Modesta y Mario, los padres de Delia Gerónimo Polijo, la adolescente que desapareció el 18 de septiembre de 2018 en el paraje La Guarida, próximo a La Paz, en el valle de Traslasierra, están desolados.
El campo olía a primavera cuando se la vio por última vez quinientos metros antes de llegar a su casa en el monte.
Mauro Martínez, el único sospechoso del caso, se suicidó sin decir que había pasado con ella. Y la familia aún piensa que no actuó solo: que detrás de él hubo gente más poderosa. Gente a la que favoreció el silencio.
Delia tenía 14 años y estudiaba en el colegio de La Paz, al oeste de la provincia de Córdoba. Por las celebraciones del Día del Estudiante el 18 de septiembre las autoridades liberaron a todo el curso antes de tiempo. Ella decidió caminar por la ruta provincial 205 hasta el paraje La Guarida, donde quedaba su casa.
La cámara de seguridad de la única estación de servicio de La Paz, de 1.200 habitantes, registró su paso poco después de las 16. Los vecinos la vieron salir del pueblo y luego, en la curva 1 del hipódromo, en plena zona rural, se perdió su rastro.
Más tarde, la policía encontró en los pastizales la pulsera de cadena y una colita para el pelo que llevaba ese día. También había un par de aritos sin usar que había comprado en un negocio de La Paz.
“Seis primaveras sin Delia”: movilización en Villa Dolores
El 18 de septiembre, en el marco de un nuevo aniversario de su desaparición, la mesa por los Derechos Humanos de Traslasierra convoca a una movilización frente a los tribunales de Villa Dolores, donde se tramita la causa Gerónimo Polijo. Pidieron ir con ropa de color negra.
La convocatoria es a las 10 de la mañana. “La desaparición de esta niña a sus 14 años puso de manifiesto que en Traslasierra, y en el departamento San Javier, no existe la paz y la tranquilidad que se intenta instalar”, sostienen.
Y agregan: “Delia es la cuarta desaparecida en el valle y a seis años su causa sigue sin esclarecimiento y sin justicia. Hoy nombramos a quienes no pueden hacerlo y también a quienes la justicia no escucha: Delia, Silvia, Marisol y Luz, Nadia, Santiago, Marina, Alejandra y Alexa, Ariel, Antonella, Leo, Claudia, Joel y Américo. Son décadas sin justicia en el oeste cordobés. Basta de silencio, demoras y corrupción”.
Lucrecia Zambrana es la fiscal que asumió en la causa en julio de 2019. Antes había estado Raúl Castro, quien había imputado a Martínez por la desaparición de la chica. Cuando se ahorcó la acción penal contra él quedó extinguida.
Zambrana investigó otras líneas para encontrar otros responsables pero a seis años no hay novedades concretas y el paradero de Delia sigue siendo un enigma en Córdoba.
La querella afirma que la adolescente fue secuestrada y asesinada, pero no se logran pruebas que confirmen esa hipótesis. En todos estos años de búsqueda no ha aparecido el cuerpo de la chica, y sólo algunas huellas de ella o de sus supuestos agresores han logrado registrarse.
Silencio sepulcral en el valle de Traslasierra
El silencio y el tiempo parecen agigantar un misterio que se vuelve inmenso como la montaña cercana. Se encuentran indicios y suposiciones que “cierran”, pero el miedo o la complicidad parecen ganar. En el pueblo ya no se realizan las marchas periódicas que se hicieron los primeros años, y se recuerda a Delia con una mezcla de impotencia y resignación.
“Siempre dicen que se está trabajando, pero la familia no ve ese trabajo”, aseguran a La Voz vecinos de La Paz que acompañan a la familia Gerónimo Polijo desde hace años.
En diciembre de 2020, el adiestrador de perros Marcos Herrero, encontró guantes y preservativos junto a aquel árbol donde se mató Martínez. Los peritajes no llevaron a resultados contundentes.
“O porque eran muestras insuficientes, o porque pasó el tiempo, o por algún otro motivo, los peritajes nunca han dado resultados, según nos dijo la fiscal”, señalaron desde la mesa de Derechos Humanos a este diario en 2023. Ese colectivo se quejó de la escasa comunicación entre la Justicia y la familia.
La madre de Delia confiesa que hace meses que no habla con la fiscal y que toda esta incertidumbre por el paradero de su hija le acrecienta el dolor a toda la familia. “Este dolor nos afecta”, dice.
