Distinguido por la Legislatura en 2013 por el ascenso de Talleres a la B Nacional y por “su compromiso para erradicar la violencia del fútbol”, el jefe de la barrabrava albiazul La Fiel, Darío Ramón Cáceres, se entregó en los Tribunales Federales de Córdoba imputado por, presuntamente, haber orquestado la venta y el transporte de drogas.
Cáceres –a quien se le retiró luego la distinción que le había dado la Unicameral– acumula un historial delictivo: junto con Carlos Leonardo Aguilar fue condenado en 2019 por postear en Facebook expresiones públicas de “amenazas” e “incitación a cometer delitos” en perjuicio del presidente de la “T”, Andrés Fassi, y de otros miembros de la Comisión Directiva.
“Si no ascienden a fin de año, seguramente habrá 100 mil hinchas de Talleres que los van a buscar y los van a encontrar, y no creo que sea para sacarse una foto”, escribió Cáceres en Facebook en 2015 en referencia a los dirigentes del club, que por entonces disputaba la B Nacional.
En un juicio abreviado, ambos imputados acordaron la admisión de los delitos y abstenerse de concurrir a cualquier partido de Talleres por dos años.
También fue recordada su detención en 2019, cuando no notificó a la Justicia de su salida del país y cayó con bermudas y ojotas en el aeropuerto de Córdoba a su regreso de unas vacaciones en Brasil.
La causa narco
A tres años de aquel arresto, Cáceres volvió a ser noticia, pero por su presunto rol en una importante causa narco. El fiscal federal N° 1, Enrique Senestrari, lo imputó junto con otros integrantes de La Fiel como coautor de los delitos de organización para el comercio y el transporte de estupefacientes, y la venta de drogas agravada (por la intervención organizada de tres o más personas).
Acompañado por su abogado, Diego Casado, Cáceres se presentó este miércoles en Tribunales Federales y se hizo efectiva su detención, indicaron fuentes judiciales a La Voz.
Ya fue indagado y se sumó a la nómina de imputados –17 en total– que permanecen detenidos por orden del juez N° 2, Alejandro Sánchez Freytes.
Cómo habrían operado integrantes de La Fiel
Al menos desde octubre pasado, Darío Ramón Cáceres, Sergio “Tomate” o “Tomatón” Busso (integrantes de La Fiel), Carlos “Gusy” o “Gusano” Páez y Mauro “Tuerto” Peralta habrían coordinado el traslado, la venta y la distribución de cocaína y de marihuana a través de reuniones en sus casas, en fiestas y por teléfono.
Como Cáceres, el barra Busso (deportado en 2016 del Mundial de Sudáfrica) acumula un pesado pasado delincuencial: condenado en 2016 a 10 años de prisión por el asesinato de Juan Roberto Pinto (en represalia a otro crimen).
En la causa narco, y como parte de la logística, habrían tramado adquirir un gran volumen de droga a distintos proveedores (entre ellos, “Pupi”, “Mauro”, “Grandote” y “Daniel”) y su posterior distribución mediante revendedores (“José”, “Mauro”, “La Flaca” y “El Viejo”).
Para hacerse de la droga, otra de las imputadas, Rita Andrea “Pato” Cabral, habría actuado como “puente” entre la banda de Cáceres y otra célula delictiva dedicada al narcotráfico: Juan Ignacio “Rengo” o “Rambo” La Costa, Claudio Ezequiel Gómez (ambos de Córdoba), Alfredo Renzo Ruíz y Claribel Georgina Alexandra Espíndola (los dos de Santa Fe).
Estos últimos habrían mantenido reuniones con Ramón Horacio Núñez, Gustavo Daniel Medina Ramírez, Leandro Vallejos y Maximiliano Romero, todos presuntos proveedores de marihuana de Corrientes, para establecer el precio de la droga, la cantidad y la calidad, y la forma de transporte y posterior entrega.
La “bajada” de la marihuana a Córdoba
Los imputados integrantes de La Fiel habrían comprado droga a los correntinos por 45 millones de pesos a través de las gestiones de “Pato”, “Rambo” (acusado en su momento de herir de un disparo en la cabeza a un niño en Córdoba), Gómez, Ruiz y Espíndola.
La “bajada” de la droga proveniente de Paraguay y de Corrientes, según fuentes judiciales, encontró en Córdoba su “epicentro”.
Para “moverla” hasta La Docta, Núñez, Medina Ramírez, Vallejos y Romero habrían contratado los “servicios” de los correntinos Cristian Ramón Chávez Reyes y Ángel López.
A bordo de un camión Iveco, “bajaron” la droga en la avenida Circunvalación, donde se les acoplaron sus “patrones” (en un Toyota SW4) y Gómez, Espínola, La Costa y Ruiz (en un Fiat Cronos), como “custodios” del cargamento en caravana.
Una vez que arribaron al galpón de pasaje Orellano S/N, de barrio 25 de Mayo, ingresaron el camión y descargaron la marihuana: 1.761 “panes” (por 1.431 kilos, no 1.600 kilos como se informó oficialmente en un primer momento).
El fiscal ahondó en la titularidad del local de enormes puertas pintadas de azul Francia y estableció que había sido alquilado por la banda de “Rambo” a Ariel Alejandro Carrizo (domiciliado en Córdoba) como centro de operaciones. El depósito operaba enmascarado bajo la fachada de una empresa metalúrgica.
El 18 de febrero, para retirar parte de la droga del galpón, la agrupación de “Rambo” habría contratado a Ángel Emmanuel Valdez, vecino del mismo barrio. Valdez partió con 933 “ladrillos” en una Traffic –escoltado por el Cronos– hacia la ruta 9, a la altura del kilómetro 693, donde posteriormente fueron detenidos por la Federal.
El segundo cargamento –449 paquetes– fue “movido” por un hombre –no identificado– a bordo de un Renault Kangoo. Al llegar a la ruta 9 con un rumbo indeterminado, observó a los efectivos, se bajó raudamente del vehículo y huyó a través de los pastizales. Hasta el momento, no se pudo establecer a quién iba destinada la carga.
En simultáneo, Páez y Busso (en un Volkswagen Vento) y Peralta y “Pato” Cabral (en un Honda Civic) no pudieron extraer del galpón los 380 restantes de marihuana, ya que fueron interceptados en la vieja ruta 9 en dirección a Toledo, en las cercanías del depósito.
