Llegan noticias para este poblado: Córdoba está mal y sigue mal en inseguridad. Nada nuevo, en el fondo.
Ya lo saben –y padecen– desde hace tiempo vecinas, vecinos, comerciantes, estudiantes, docentes, profesionales, desempleados, policías y todo aquel que anda por la calle o tiene que guardar el auto, o volver de noche a casa, o abrir el negocio cada mañana.
El punto es que ahora, ya en los papeles, hay una aproximación sobre cuán mal estamos: un informe oficial del Gobierno de Córdoba confirma que el delito volvió a crecer.
En 2021, el segundo año de la pandemia, la inseguridad aumentó un 14 por ciento en la provincia respecto de 2020. Lo peor estuvo en Capital.
Según ese informe del Observatorio del Delito, ente que depende del Ministerio de Seguridad, en 2021 se cometieron 77.268 robos y hurtos en territorio provincial, respecto de los 67.463 denunciados el año anterior. Diez mil delitos más.
Hilando fino, la radiografía es clara: en 2021, nueve personas denunciaron cada hora haber sufrido un ataque. En 2020, habían sido ocho.
Los hurtos son simples arrebatos; los robos ya implican un arma en la cabeza.
Es cierto, en 2019 (aquella “lejana” prepandemia), la situación había sido peor: se habían denunciado más de 101 mil robos y hurtos en la provincia. Hilando fino: 12 ilícitos por hora.
Al poner la lupa sobre la ciudad de Córdoba, el informe enciende una luz roja titilante.
Mientras en 2020 se habían denunciado 44.979 robos y hurtos, en 2021 la situación trastrocó para mal: 51.215 hechos. La foto muestra cinco robos por hora.
En 2020, el primer año de pandemia, la cuarentena fue un espejismo: el delito bajó en todos lados.
Lógico, con la gente guardada, incluso los ladrones, y con tanta policía en las calles controlando la cuarentena, era previsible un descenso. Por cierto, no había suficientes unidades judiciales abiertas para recibir denuncias. Todo era casi un caos.
En 2021, segundo año de pandemia, el espejismo de una Córdoba segura se hizo añicos. Con las flexibilizaciones, todo volvió a la normalidad, sobre todo la delincuencia, y la Policía se vio muchas veces contra las cuerdas.
Detrás de la Capital, los departamentos más castigados fueron Punilla, Colón y Río Cuarto, según reconoce el informe. Cómo será todo que, por ley, se creó ahora una Dirección General de Patrullas Rurales para combatir el delito en campos.
De “caño”. Según el informe, de 10 delitos contra la propiedad en la provincia en 2021, seis fueron robos armados. A nivel Capital, la cantidad trepa a siete de cada 10. El segundo semestre fue peor.
La calle, el peor sitio. En la provincia, de 10 ilícitos, siete ocurrieron en la calle, dos en el domicilio y uno en un sitio público, en promedio. En Capital, pese a que el informe no lo dice, se sabe que el espacio público sigue siendo el sitio más riesgoso.
Adultos. De 10 víctimas, ocho fueron adultos de más de 18 años en la provincia.
Es cierto que los valores delictivos son menores que los de la prepandemia. Pero no es ni debe ser consuelo. Primero, porque los robos vienen otra vez en escalada. Segundo, porque el informe se basa en la cifra “blanca”: aquellos que pudieron denunciar. ¿Cuántos acudieron a la Justicia y tuvieron que volverse a casa porque los atendían mal o no los atendían?
A todo esto, lo que las cifras frías (o calientes, depende de cómo se mire) no reflejan es el padecimiento de tantas y de tantos que, más allá del trauma, tienen que ver cómo su fuente de subsistencia se resquebraja o se evapora ante ese robo. Para peor, en pandemia.
Para peor, en un 2022 que encima no arrancó bien.
