La historia judicial de Río Tercero registra en los últimos 22 años dos doble crímenes que quedaron impunes. Además de no haber sido encontrados sus autores, ambos tienen otra similitud: las víctimas fatales eran todas mayores de 70 años.
De uno de ellos este viernes se cumplirán 17 años y fuentes judiciales confirmaron a La Voz que el caso quedó ya cerrado e impune.
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Los hermanos Segunda y Tránsito Pereyra vivían en el paraje Los Potreros, una zona rural muy tranquila ubicada a mitad de camino entre Río Tercero y Villa Ascasubi.
El 14 de julio de 2006 fueron encontrados sin vida. Pasaron 17 años y la causa se cerró sin que se pudiera esclarecer lo sucedido. Tránsito tenía 72 años y su hermana Segunda, 82.
La investigación que se llevó adelante entonces logró dar con un sospechoso, un familiar de ambos hermanos, que estuvo detenido y que luego fue liberado ante la falta de pruebas.
Fue un vecino de los ancianos que preocupado por no ver el cotidiano movimiento de los hermanos dio aviso a la Policía. Cuando el personal policial llegó al lugar se encontró en el interior de la casa con los dos cuerpos sin vida.
Unos cuatro meses después del hecho se produjo la detención del único sospechoso, quien entonces tenía 58 años y quedó acusado de doble homicidio calificado, agravado por el uso de arma.
El imputado era sobrino directo de las víctimas y único beneficiado de una herencia: el campo de 36 hectáreas que poseían los hermanos Pereyra y en el que humildemente vivían.
Las autopsias arrojaron que sus muertes habían sido violentas. Ambos presentaban varios golpes.
La mujer fue encontrada en la cama y prolijamente tapada. Murió como consecuencia de una hemorragia provocada por una quebradura expuesta en una de sus piernas.
Su hermano fue el más golpeado: murió por una fractura de cráneo, pero también presentaba múltiples golpes y hematomas. Cuando se lo encontró estaba tirado en el piso de la vivienda con un ropero sobre su cuerpo.
En Río Tercero este doble crimen hizo recordar entonces al del matrimonio de Dora García y Pedro Zavala, que fue salvajemente asesinado el 31 de mayo de 2001, hace 22 años, en el interior de su vivienda en barrio Monte Grande de Río Tercero. Ese caso también terminó con la investigación cerrada y sin culpables condenados.
