Apenas se conocieron los fundamentos del fallo que lo absolvió del crimen por encargo de su mujer, Nora Dalmasso (51), el viudo Marcelo Macarrón (62) rompió el silencio en Río Cuarto.
Concedió un reportaje exclusivo con La Voz en su casa en la Villa Golf, la misma vivienda de la calle 5 donde estrangularon a su esposa, el 25 de noviembre del 2006. El interior del living luce casi como hace 15 años. Sobre la mesa ratona del living hay una colección de juegos de ajedrez. “Son de Facundo, ese se lo trajo Nora de Machu Pichu”, apunta Macarrón antes de comenzar el reportaje.
Se sienta junto a un ventanal que da a la pileta. Frente al él, el televisor, fotos y trofeos de golf, ganados por su hija Valentina y por él. Le preguntamos si conserva el que obtuvo en Punta del Este, el fatídico fin de semana que asesinaron a su mujer, en esta misma casa, en Río Cuarto. Macarrón señala una copa de metal y vidrio de la estantería. También refiere que en uno de los portarretratos está con su nieto. Enseguida llega su abogado, Marcelo Brito y la nota puede comenzar. El abogado no hizo acotaciones.
Macarrón pide que continúe la investigación y comenta que, tras el juicio, le acercaron algunos elementos que podría aportar a la causa. Igual que sus hijos, Facundo y Valentina, y su suegra, María Delia Grassi, apunta sus sospechas en torno al empresario Miguel Rohrer, que nunca fue imputado pero se hizo un ADN y tuvo resultado negativo.
Dio su versión frente a las dudas que circularon en torno a su patrimonio. Dice que la mayoría de sus bienes estaban a nombre de la víctima, que tuvo cuatro o cinco inspecciones integrales de la Afip, que todo es fruto de su trabajo y que nunca tuvo vinculaciones políticas ni negocios con José Manuel de la Sota.
Al referirse a Nora Dalmasso, insiste con que eran “bastante compañeros”, “un matrimonio “normal”. Y admite que si pudiera volver atrás, “presionaría más a los fiscales para que se investigue la verdad”.
