Detalles escalofriantes salieron a la luz sobre el brutal homicidio de César Rodas, un artista callejero que fue asesinado, descuartizado y parcialmente asado en una vivienda de Guaymallén, Mendoza, donde alquilaba una habitación. Por el atroz crimen, fueron detenidos Adriana Suárez, quien cumplía prisión domiciliaria, y su pareja, Marcelo “El Porteño” Altamirano.
El suceso, calificado como “un horror indescriptible”, ocurrió en una propiedad ubicada en la calle Adolfo Calle al 1978. Los investigadores lograron reconstruir que Rodas fue sometido a un calvario de aproximadamente cinco horas, durante las cuales sufrió dolorosas torturas antes de morir. Los agresores habrían consumido drogas y alcohol durante gran parte del día mientras perpetraban el crimen.
El ataque comenzó tras una discusión verbal, cuando Rodas recibió un violento primer golpe en los pies, presuntamente con una pala de jardín, lo que lo hizo caer al suelo. A partir de ese momento, se sucedieron una serie de golpes y vejaciones salvajes. Fue torturado con una manopla, una pata maciza de madera de una cama y una pala, hasta que falleció. “La causa de muerte no se ha podido determinar. Suponemos que se desvaneció por los golpes. El cuerpo está, literalmente, dividido”, indicó una fuente del caso.
Durante el martirio, la víctima habría sido sometida con una botella de cerveza que fue secuestrada. Además, se reconstruyó a través de testimonios que Rodas fue obligado a leer fragmentos de una Biblia mientras lo golpeaban; un ejemplar ensangrentado fue incautado como evidencia.
Lo que siguió a la muerte de Rodas fue aún más bárbaro. Suárez y Altamirano colocaron el cuerpo de la víctima debajo de la cama en la que luego durmieron. Al día siguiente, un miércoles, comenzaron a desmembrarlo. Los presuntos autores descuartizaron y asaron parte del cuerpo en un intento por hacerlo desaparecer. Increíblemente, otra parte de los restos fue comida por los perros de la casa. Cerca de las seis de la tarde, empezaron a quemar el cuerpo, lo que generó un espeso humo blanco con un olor acre que inundó el barrio.
Adriana Suárez, de 40 años, se encontraba bajo prisión domiciliaria desde mayo de 2020 por un robo agravado cometido en 2019. En la vivienda convivía con sus cinco hijos menores de 6, 9, 11, 13 y 15 años. Si bien las niñas no presenciaron la totalidad del crimen, entraron y salieron varias veces de la vivienda. Sin embargo, una de ellas habría estado en la escena principal y es considerada testigo clave del crimen. Las menores quedaron internadas y a cargo del Programa Provincial de Maltrato Infantil.
La fiscal Andrea Lazo imputó a Suárez y a su pareja, Marcelo Altamirano, de 35 años, por “homicidio agravado por haber sido cometido con ensañamiento”, un delito que prevé una pena a prisión perpetua. Fuentes del caso indicaron a Infobae que se busca a una persona que habría actuado como partícipe necesario.
El espantoso hallazgo se produjo después de que Valeria (Adriana) Suárez, en algún momento del miércoles, le enviara un mensaje con una foto de partes del cadáver a su expareja. Esa comunicación originó el llamado al 911 y la posterior intervención policial. Al ingresar a la casa, la Policía encontró parte del torso de Rodas dentro de un hogar donde intentaron prenderle fuego, y la cabeza estaba aparte, dentro de una bolsa plástica.