Una mujer denunció ante la justicia que fue atacada por la inquilina de un departamento del edificio donde trabaja, en el barrio porteño de Recoleta. Las imágenes, que quedaron registradas en las cámaras de seguridad del hall de entrada, se viralizaron este lunes luego de que se conociera que la mujer sería la esposa de un diplomático.
Según relató la encargada del edificio, ubicado en Arenales, el conflicto ocurrió en mayo de este año y, desde ese momento, sufre amenazas por parte de la pareja.
La discusión y el posterior ataque comenzaron, según explicó la mujer, porque ella retó a la hija de la pareja por haber dejado la puerta del ascensor abierta, lo cual generó que ningún vecino pudiera utilizarlo.
Tras esto, la madre increpó a la mujer edificio, lo cual desencadenó una discusión entre ellas. Todo esto habría ocurrido bajo la atenta mirada del marido, un hombre que, según aseguró la encargada, sería un importante funcionario de una embajada centroamericana.
La discusión subió de tono hasta que la mujer agarró a la empleada de los pelos y la tiró contra el piso. Tras el impacto contra el suelo, el hombre se acercó a la víctima y luego trató de ayudarla para que se levante.
Mientras el diplomático intentaba que el conflicto no pase a mayores, la agresora continuaba insultando a la portera. Minutos después el hombre tuvo que intervenir para que la empleada no atacara a su esposa.
El hecho quedó registrado por dos cámaras de seguridad ubicadas en distintos sectores del edificio. Según informó TN, la causa está en trámite en la Justicia y se están realizando las medidas de prueba.
El desgarrador relato de la encargada: “Temo por mi vida”
Juliana, la encargada del edificio, contó cómo fue la discusión previa al ataque y relató el calvario que vive desde que denunció el caso. Denunció que recibe cartas documento para que no revele quién es el diplomático y que también es amenazada dentro del edificio.
“Ellos bajaron a las 19.30, me increparon y me dijeron que no tenía que dirigirme a una menor. Yo les pedí perdón, les dije que no sabía que su hija era menor y les pregunté por qué si era menor le dejaban abrir la puerta para que entre cualquier persona”, relató la mujer.
La respuesta que la esposa del diplomático -identificada por la víctima como Jessica Giovana Pineda- fue contundente: “Me dijo que es capaz de hacer cualquier cosa por defender a su hija y que yo había hecho muy mal en dirigirme a ella”, recordó Juliana.
Acorde a su testimonio, la mujer le aseguró que iban a dejar nuevamente el ascensor abierto y la encargada les respondió que tenían que respetar el reglamento porque “en el edificio vive mucha gente”. Tras esto, la mujer la atacó.
“Cuando la señora me agarró del pelo y me dio un puñetazo en la frente quedé inconsciente. No me acuerdo de cuando caí y en la frente tengo un moretón y un agujero porque se ve que también me clavó la uña”, explicó Juliana.
Producto del ataque la encargada aseguró que sufrió dos hernias en la cervical y que continúa con una fuerte contusión en las piernas, pese a que el ataque fue en mayo.
“Tengo el brazo izquierdo que se adormece y rompí un montón de cosas porque se me caen cuando las agarro. Tengo dolores de cabeza por la hernia en la cervical. El viernes el psiquiatra me tuvo que aumentar la medicación porque tengo mucho miedo”, relató.
A su vez, denunció que la ART no se quiere hacer cargo de los gastos de los diferentes estudios y que únicamente le pagan el psicólogo y el psiquiatra. Juliana, que vive en ese edificio hace 13 años, reveló que teme por su vida y denuncia que sufrió amenazas y cartas a documento por parte del diplomático.
“Él me puso un bozal legal, por eso no puedo nombrarlo, y me mandó una carta a documento. Cuando ocurrió el conflicto llamó por teléfono y habló con un policía durante 20 minutos. El policía me engañó esa noche y me dijo que si quería seguir con la denuncia penal nos iba a meter presas a mí y a la señora. Me vi obligada a firmar el acta como estaba escrita porque necesitaba atención médica”, relató la mujer.
Según explicó, tras el ataque llevó un sobre con la denuncia, los estudios de la ART y de la obra social, y las filmaciones a la embajada de Panamá. “Les pedí que me firmen la carta que decía qué era lo que contenía el sobre. Me firmaron que lo recibieron, pero después no respondieron”, aseguró.
Según explica, fue tras esto que el diplomático le envió una carta documento. “Él dice que lo perjudiqué económicamente y psicológicamente por la carta que le mandé a la embajada”, apuntó Juliana.
Tras esto, la encargada explicó que su preocupación más grande es que vive sola en el mismo edificio que sus agresores: “Me siento sola y con mucho miedo. Mi hija vive afuera, está casada y tuvo un bebé, por eso no puede volver. Es una pesadilla para mí, hay lugares en que no hay cámaras y tengo miedo de que me ataque esta gente”, explicó entre lágrimas.
Sobre este punto, la encargada también lamentó el trato que recibió por parte del consorcio del edificio: “Tuvieron una reunión, pero jamás me preguntaron cómo estaba, lo único que me preguntan es cuándo vuelvo a trabajar. Yo estoy hace 13 años en ese edificio y esta gente vino en marzo”.
“Ellos siguen viviendo en el mismo edificio como si nada, entran y salen. Yo tengo mucho miedo, es una pesadilla bajar de mi casa. Pedí la perimetral y el botón antipánico, pero no me lo dieron hasta el día de hoy”, concluyó.
