El caso del millonario cargamento de 150 kilos de cocaína camuflada entre varillas de madera llegó a su fin en Córdoba. El descubrimiento de la enorme cantidad de “ladrillos”, por demás resonante en 2024 en Morteros por el volumen, su altísimo valor y por la libertad con que los involucrados se movían por una ruta provincial, terminó con dos condenados.
En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal N° 3 de Córdoba capital, a cargo de la jueza María Noel Costa, condenó al bonaerense Héctor Ángel Jara (51) y al salteño Mauro Jairo Cardozo (23) a seis años de prisión por transporte de estupefacientes. La acusación estuvo a cargo del fiscal general Carlos Casas Nóblega.
No eran de “madera”: trasladaban cocaína en Córdoba
La tarde del 16 de marzo de 2024, los gendarmes frenaron un Scania R113H en el kilómetro 13 de la ruta provincial 1, a la altura de Morteros. Cuando le consultaron a su conductor (Jara) sobre los motivos del viaje, tanto él como su acompañante (Cardozo) comenzaron a ponerse nerviosos.
Jara adujo que transportaba varillas desde la ciudad salteña de Tartagal, y que Cardozo, que hacía “dedo”, le había preguntado en Orán si lo podía llevar hasta Villa María porque necesitaba encontrar trabajo.

A su turno, Cardozo relató que su intención en Villa María era realizar “trabajos de cosecha de papa” (luego modificó la versión y declaró que Jara lo había “contratado” para realizar ese viaje en particular para descargar la madera en el lugar de destino).
Durante el control de Gendarmería, le pidieron a Jara que desmontara la carpa que cubría la carga, y uno de los efectivos alumbró con su linterna lo que acabó siendo clave a la postre: un bulto de color negro oculto entre las varillas de madera. Ambos dijeron que no sabían qué había en el interior del bulto, pero rápidamente la versión se desmoronó.

Sin opción, Jara confirmó que llevaba “droga”. Pero fue más que un poco de “droga”: 147 “ladrillos” por 146,7 kilos de cocaína mezclada con cloruros. Los paquetes estaban distribuidos entre la carga de varillas y dispuestos en cajas de cartón con las leyendas “Pichón” y “Quique”. También llevaban 1,1 millones de pesos y celulares.
Los investigadores notaron que el GPS del camión tenía una dirección específica de destino. A través de las coordenadas llegaron hasta un establecimiento rural, que fue allanado. Sin embargo, no hallaron drogas o elementos que vincularan ese predio con los sospechosos.
La fiscal federal de Villa María, subrogante de San Francisco, los imputó por transporte de estupefacientes.
La instructora detectó numerosas conversaciones telefónicas entre Jara y Cardozo que evidenciaron su amistad. Jara mantuvo también diálogos con otro hombre sobre que “Mauro” (Cardozo) tenía unas “cajas” ya listas.
A pesar de las versiones dadas, Cardozo admitió finalmente -en el marco del acuerdo con el fiscal general Casas Nóblega- su participación en el tráfico.
El acusador solicitó seis años de prisión para ambos (valoró las circunstancias agravantes y extensión del daño, pero resaltó la colaboración con la administración de justicia, el bajo nivel de instrucción y situación económica).

Y la jueza Costa ratificó el acuerdo y sostuvo que el vínculo entre los imputaron permitió “sostener el plan común y la convergencia intencional que requiere la coautoría, acreditando el grado de participación de los imputados en el hecho” que se les atribuyó.
De esta forma, los condenó a seis años de prisión (ambos no tenían antecedentes penales anteriores).
Cordobesa, condenada en Santa Fe
Por otro lado, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó a la sanfrancisqueña Noelia Soledad Rodríguez a dos años de prisión en suspenso por tenencia de estupefacientes.
El hecho sucedió el 20 de junio de 2023 en la localidad de Josefina cuando la mujer viajaba en un Fiat Grand Siena y fue controlada por efectivos. Le descubrieron una bolsa con 135,30 gramos de cocaína y otro envoltorio con 191,8 gramos de marihuana.
Reconoció que la droga era suya, por lo que en un juicio abreviado fue condenada.