En las inmediaciones del Aeropuerto Internacional Ambrosio Taravella, ubicado en la franja norte de la ciudad de Córdoba, la inseguridad se ha vuelto una constante que alarma a vecinos, trabajadores y comerciantes: los asaltos se repiten sin freno.
El pasado lunes, el dueño de una estación de servicio fue atacado por ladrones y se resistió al ataque. La víctima, quien puso en riesgo su propia vida, diría luego que estaba cansado de los robos constantes.

A todo esto, semanas atrás, el reconocido ciclista Lucas Ledezma también sufrió un violento asalto en la misma área, lo que refleja cómo la delincuencia está afectando no sólo a quienes viven cerca del aeropuerto, sino también a muchos de los que trabajan o transitan por ese sector.
Estos episodios violentos parecen reiterarse con una frecuencia preocupante.
Autoridades policiales reconocen que las bandas podrían provenir de asentamientos cercanos, como el barrio Villa Los Cortaderos, donde encontrarían refugio y lograrían ocultarse con facilidad, según la sospecha de los investigadores.
Recientemente, las autoridades detuvieron a un sospechoso en la misma zona, que fue encontrado con un inhibidor de alarmas que utilizaba para robar vehículos en estacionamientos.
Este hecho, sumado a una serie de denuncias y detenciones, confirma que la modalidad de robo no solo está creciendo, sino que también se está sofisticando, con delincuentes preparados para neutralizar sistemas de seguridad y realizar sus ilícitos sin ser detectados.
La mecánica de los robos sin freno
La zona colindante al aeropuerto está relativamente alejada del bullicio urbano y en ciertas áreas los espacios verdes se vuelven inseguros.

La escasa presencia de transeúntes y la baja iluminación hacen que varios lugares se conviertan en el escenario perfecto para que los ladrones actúen violentamente.
A pesar del patrullaje por parte de la Policía, las bandas consiguen evadir los controles y continuar con su accionar delictivo.
Siempre de acuerdo a las sospechas de los pesquisas, en esta zona operaría una banda de adolescentes compuesta por al menos cinco chicos de entre 15 y 17 años.
Según testimonios de comerciantes y vecinos, estos jóvenes recorren negocios, parques y plazas, realizando tareas de vigilancia para atacar ciclistas, desactivar alarmas de autos y cometer arrebatos.
Su accionar es sistemático y organizado, lo que incrementa la preocupación en la comunidad.
Esta pandilla perfeccionó técnicas para actuar rápidamente y escapar hacia asentamientos vecinos, lo que dificulta aún más la labor policial, según comentan desde la Central de Policía.
El último robo
El último episodio conocido ocurrió el lunes a las 23 horas en un negocio ubicado en una estación de servicio próxima al aeropuerto, sobre avenida La Voz del Interior al 7660.

El dueño del local, Luis, vivió un momento de alta tensión cuando dos ladrones armados encapuchados ingresaron para asaltarlo. Todo quedó registrado por las cámaras de seguridad.
Luis estaba junto a dos empleadas cuando los delincuentes los amenazaron con armas y exigieron que les entregaran todo.
Sin embargo, en un acto reflejo, el propietario comenzó a arrojarles sillas.
Los ladrones finalmente huyeron sin concretar el robo, apabullados por la reacción de su víctima.
En el sector afirman que la impotencia que viven a diario lleva a la gente a tomar decisiones que, si las piensan, no las repetirían.
“En ese momento no pensé las consecuencias”, contó Luis, quien todavía permanece alerta por miedo a que los delincuentes regresen.
“No dormí anoche porque pensé que podían volver”, confesó el comerciante, reflejando el clima de incertidumbre que viven quienes trabajan y habitan en la zona.
Otro golpe violento en el listado de robos sin freno
El caso que marcó un antes y un después en la percepción de inseguridad en la zona fue el violento asalto sufrido por Lucas Ledezma, hace pocos días.
El reconocido ciclista y su pareja fueron víctimas de un ataque armado mientras disfrutaban de un paseo en el Parque de los Niños Urbanos, ubicado frente al aeropuerto.
El sábado 3 de mayo por la tarde, cuando la pareja compartía un momento, dos delincuentes encapuchados y armados irrumpieron con violencia, amenazando con matar a las víctimas si no entregaban sus pertenencias.
Golpes y amenazas fueron parte del violento episodio que terminó con el robo del utilitario Renault Kangoo del ciclista.
Entre sus pertenencias, le quitaron una bicicleta de alta gama, un dron, una computadora, una filmadora y celulares.
“No dormí pensando en lo que perdí. Son herramientas de trabajo, todo lo que tenía para vivir y emprender estaba ahí”, lamentó, quien además señaló que el monto de lo sustraído supera los 20 mil dólares.
Pese a la denuncia y los operativos policiales, los ladrones no fueron detenidos y el vehículo no ha sido recuperado.