La fiscal de Delitos Económicos del 2° Turno de Córdoba, Valeria Rissi, dictó la prisión preventiva por 20 nuevos hechos que investiga como presuntas defraudaciones cometidas en el local de la sucursal cordobesa de Adhemar Capital.
Tras ser condenado en marzo pasado a 9 años de prisión por (las primeras) 50 estafas en la misma sede, ubicada en barrio Cerro de las Rosas de la Capital provincial, Edgar Adhemar Bacchiani (48) recibió de la fiscal Rissi un pedido de mantenimiento de la detención en Córdoba -en el penal de Bouwer, donde estaba alojado para el juicio- a raíz de que lo había imputado por otros 20 hechos similares de los 150 que investiga.
Lo mismo hizo con José Armando Blas (45), quien está con prisión domiciliaria en Catamarca, donde funcionaba la “casa matriz” de Adhemar Capital, y por lo que interviene la Justicia federal de esa provincia. A este “socio” de Bacchiani, la fiscal le reprocha un hecho cometido en torno de las actividades de la sucursal cordobesa.
Ahora, Rissi dictó la prisión preventiva para ambos: a Bacchiani, por 20 hechos; a Blas, sólo por uno.
Los dos también están detenidos por estafas reiteradas y por asociación ilícita por disposición de la Justicia federal de Catamarca, mientras que Rissi sostiene su potestad sobre las denuncias de defraudaciones presuntamente cometidas en Córdoba.
“Alta peligrosidad”
Esta fiscal fue la primera en enviar a Bacchiani a juicio, el cual finalizó el 12 de marzo pasado con sentencia condenatoria de los vocales Carlos Palacio Laje (presidente), Mario Centeno y Juan José Rojas Moresi, de la Cámara 10ª del Crimen de la ciudad de Córdoba. En el debate, intervino el fiscal Gustavo Arocena.
En los fundamentos de la sentencia, los jueces sostuvieron que quien se autodenominó “god trader” o “vendedor dios”, tiene “alta peligrosidad”, por sus habilidades de estafador.
Además de la extensión del daño –a 50 víctimas– y el prolongado lapso de dos años para estafar, se enumeraron algunos casos en los que Bacchiani frustró proyectos de vida trascendentes.
“Pondero que el aquí condenado estaba movilizado, al realizar la actividad descripta, por un ánimo de lucro ilegítimo”, como “la intención de obtener de sus víctimas un beneficio económico ilegal”, dijo Palacio Laje al liderar el primer voto.
“Como se advierte, no se trata de hechos aislados ni de conductas impulsivas, sino de un patrón delictual”, y pone énfasis en “la astucia demostrada en la ejecución de cada maniobra, así como su frialdad y desapego de toda empatía hacia sus víctimas al momento de la consumación y expectativas ciertas en recibir los beneficios prometidos por el nombrado”.
“Es por ello que destaco el alto grado de indiferencia del aquí condenado por las consecuencias de su obrar”, prosigue el vocal de cámara.
En referencia a sus capacidades, también evalúa el juez como agravante que “con las posibilidades que le brinda su instrucción, Bacchiani no tenía necesidad ni motivo alguno para llevar adelante su cometido criminal, menos aún que esos motivos estuvieran vinculados a dificultades para ganarse el sustento necesario alejado del delito, ni relacionado a la miseria”.
“Valoro también en su contra –sostiene Palacio Laje–, el grado de participación criminal que tomó en los hechos (el autor), y en el caso de la autosuficiencia asumida, su habilidad para el diseño de la planificación de la maniobra ardidosa y para la dirección de su despliegue”.
Bacchiani, según se probó en este juicio, estafó a 50 clientes que le confiaron elevadas cifras de dinero -en pesos y en dólares- con la promesa de pagarles elevados rendimientos, y llegó a prometer tasas de entre el 10 y el 15 por ciento efectivo mensual de la moneda norteamericana.
Entre los presuntos destinos de esas “inversiones”, Bacchiani habría destinado esos montos a la compra de criptomonedas y activos de riesgo.
Cuando estalló el escándalo, además de no pagar los intereses atrasados Adhemar no devolvió el capital de decenas de clientes.
“Gerente” prófugo
Las actividades de la financiera u oficina de inversiones situada en la cuadra de Luis de Tejeda 4075 de barrio Cerro de las Rosas estaban a cargo de quien había sido designado “gerente”, Augusto Gabriel García Alaimo, quien cuando estalló el escándalo viajó hacia México, según fuentes judiciales.
Desde la Justicia provincial cordobesa indicaron que García Alaimo está prófugo y se cree que estaría en ese país norteamericano, sin destino conocido.
En las últimas actuaciones, en las que Rissi imputa y dicta las prisiones preventivas por otros 20 hechos, la fiscal asigna a García Alaimo 16 de esas estafas.
Datos provenientes de la causa local señalan que García Alaimo era compañero de Blas de cuando trabajaban juntos en el Banco de Galicia. Luego, tras abandonar ese empleo, Blas lo llevó a García Alaimo y fue designado (informalmente) como encargado de la sucursal.
La cara visible de Adhemar Capital en la sucursal del Cerro de las Rosas era García Alaimo, y los clientes y testigos de la causa no suelen mencionar a Bacchiani sino a este imputado que hoy está prófugo.
