Los repetidos robos que tienen a maltraer a los vecinos de la ciudad de Córdoba generan, además del temor y el estrés constante, un sinnúmero de complicaciones. Esto ocurre, por ejemplo, con los usuarios de gas natural cuando les roban el cobre de los medidores y se quedan sin servicio.
Pero ahora un centro educativo y terapéutico para personas con discapacidad vivió una situación inesperada y que abre una serie de interrogantes: la entidad se quedó sin medidor de agua porque la empresa prestataria ya no podría reponer el artefacto, dada la falta de insumos y la gran cantidad de robos que se registran por estos días.
Así lo confirmó a La Voz la titular de la fundación Farfalina, María Virginia Els quien, por estas horas, se encuentra resolviendo los inesperados problemas que le trajo el robo del medidor de agua a uno de los centros educativos que tiene la organización en Rodríguez Peña 2523.
Hasta este edificio del barrio de Alta Córdoba, en la franja norte de la Capital provincial, llegan todos los días niños y niñas, adolescentes y jóvenes con distintas discapacidades. Allí trabajan para alcanzar objetivos educativos con estrategias terapéuticas en áreas como tecnología y robótica, vida en la naturaleza, deporte, entre otras.
Cuando el jueves pasado llegaron los coordinadores a abrir las puertas de la sede, alrededor de las 8, notaron que faltaba el medidor de agua: lo habían robado manos anónimas.
“Hablamos con los vecinos y nos comentaron que a varias casas les pasaba lo mismo. Aproximadamente, entre seis y siete casas de la cuadra habían tenido el mismo drama que nosotros”, contó la fundadora.
De hecho, allí supieron que el medidor de Farfalina era el único que venía sobreviviendo a lo que definieron como una “ola de robos de medidores”.
“Nos explicaron que se roban esto por el cobre que tienen. Es lo único que tiene valor de intercambio”, dijo abrumada Els.
Lamentablemente, por el robo hubo que demorar varias actividades que son de gran importancia para el desarrollo intelectual del grupo que conforma la fundación.
Dada la importancia que tiene el rol que desempeña socialmente el centro educativo, la empresa prestataria del servicio, Aguas Cordobesas, les otorgó prioridad en la atención.
Así que pasado un tiempo no tan largo volvieron a contar con el servicio de agua potable, pero sin el medidor.
Falta de insumos
Cuando el operario de Aguas Cordobesas tocó la puerta de Farfalina ya sabía con lo que se iba a encontrar.
“El hombre que llegó a la fundación había visto cientos de este tipo de casos, que se encuentran en toda la ciudad”, dijeron desde la entidad.
Ni bien comenzó a trabajar, el representante de la empresa advirtió que no iba a poder colocar un nuevo medidor.
Según sus palabras, “no disponían de medidores” para hacer el reemplazo. “Nos dijo que, de todos modos, lo iban a volver a robar, así que no iba a colocarlo”, explicaron en Farfalina.
La titular de la fundación estuvo de acuerdo con que la empresa conecte de manera directa el servicio, sin el dispositivo que sirve para medir la cantidad de agua que se consume en una vivienda.
“Nos hizo la conexión del agua sin medidor. Nosotros tuvimos que hacer un arreglo porque nos habían roto uno de los caños para robar el medidor, suponemos que en el apuro que tuvieron”, relató Els.
También supieron que se trata de un problema bastante frecuente: los delincuentes que andan por la ciudad tras el cobre rompen los caños de agua para quedarse con aquello que les resulta útil para la venta.
“Nos dijeron que iban a poner un pico y que lo tapemos con arena para que no se vea, porque también se los están robando”, lamentó la referente.
Consultada por este tema, la empresa Aguas Cordobesas confirmó a este medio que “están evitando colocar nuevos medidores” ante los casos de robo.
El arreglo dejó conectada el agua sin su medidor, pero con una llave que también es de bronce. Para que se roben la llave y rompan el arreglo nuevamente, la fundación rellenó el hueco donde antes tenían el medidor con piedras, arena y grancilla.
Pero al cabo de un rato empezaron a temer por nuevos robos, así que consultaron a un gasista matriculado. “Nos comentó que nunca tuvo tanto trabajo como ahora y que está trabajando un montón con este problema del robo de los medidores y las roturas de los caños que van al medidor”, contaron.
Desde la fundación ya piensan qué tipo de solución pueden idear para evitar un problema mayor.
El hecho volvió a despertar la preocupación de los vecinos de la zona. “La seguridad es uno de los problemas más grandes que están sucediendo”, dijeron desde la organización.
En algunos días harán una reunión vecinal con todos los habitantes de la cuadra donde está ubicado el centro terapéutico. Buscarán unir sus reclamos e idear soluciones en conjunto.
Una de las posibilidades es poner cámaras en distintas casas para fortalecer la vigilancia de la calle. La otra es contratar a alguna persona que patrulle de noche.
En tanto, los chicos de Farfalina preguntaron qué es robar y por qué alguien lo hacía. Las caras de tristeza y de miedo, dicen en la fundación, serán difíciles de olvidar.
