El fiscal de la Cámara 12ª del Crimen Mariano Antuña solicitó una pena de 36 años de prisión para Roque Antonio Bonaldi (59) y Reyes Leonel Bonaldi (28) como coautores de homicidio simple que tuvo como víctima a Lidia Cabrera (65).
El juicio se realiza en la Cámara 12ª del Crimen, con el tribunal técnico integrado por Ana María Lucero Offredi (presidenta), María Gabriela Bella y Gustavo Reinaldi.
La mujer fue asesinada de modo salvaje en el marco de un prolongado enfrentamiento con los vecinos policías, en el frente de su casa, en barrio Yofre Sud, la madrugada del 6 de diciembre de 2020. Según la acusación los Bonaldi irrumpieron en la casa reventando la puerta y sacando a la mujer y su hija Yanina para matarlas. Lo consiguieron con la madre y, por poco, no llegaron a hacerlo con la hija.
Si bien al comenzar su alegato este jueves el acusador desistió de calificar el homicidio por alevosía, al solicitar la pena como homicidio simple, le sumó un rosario de delitos que también cometieron padre e hijo al matar a Lidia y en otros episodios anteriores. Ellos son: amenaza reiterada, abuso de arma de fuego, daño calificado, tentativa de homicidio (de Yanina, hija de Lidia), daño calificado y violación de domicilio.
Por eso, la suma de los mínimos y de los máximos de las penas de esos delitos hicieron que el pedido de pena fuera elevado. Además, la violencia del hecho y la actitud de los acusados hicieron que el fiscal indicara que la pena debía “alejarse del mínimo”.
En cambio, a su turno, el querellante que representa a Yanina, Carlos Nayi, pidió prisión perpetua para Roque y Leonel Bonaldi, porque entendió que es un homicidio calificado por alevosía.
Por otra parte, Antuña pidió una pena de dos años de prisión en suspenso para Rocío Antonella Bonaldi (29).
Los tres Bonaldi han sido policías: Roque fue exonerado, Leonel terminó desplazado de la fuerza y Rocío está en situación pasiva y se girarán sus antecedentes al Tribunal de Conducta Policial.
Vecinos conflictivos
Lidia Cabrera y su hija Yanina residían en su casa de Chachapoyas al 1400, barrio Yofre Sud y tenían como vecinos a los Bonaldi, con quienes no se llevaban bien por diversas quejas por ruidos molestos y otras diferencias que no se superaron con los años.
A lo largo de un extenso período, ambas mujeres denunciaron en comisarías de la zona, en el Polo de la Mujer y en fiscalías las agresiones y amenazas que sufrían de los Bonaldi, pero nunca encontraron la debida contención que frenara sus embates. Todo, hasta que ocurrió el crimen.
Hubo varios “avisos” que las autoridades no tuvieron en cuenta. En diciembre de 2019, un año antes del asesinato, los Bonaldi atacaron la casa de Lidia y Yanina a cascotazos. A su turno, la hija de Roque, Rocío, profirió amenazas.
Agresión salvaje
Un año después, como si nada hubiera pasado, la madrugada del 6 de diciembre de 2020 llegó borracho a su casa. Previamente, había protagonizado varios incidentes con otras personas en la vía pública. Alguien le había reclamado por un estacionamiento indebido y terminó peleando con dos remiseros. Su hijo fue a buscarlo cuando le avisaron que estaba borracho y buscando pelea.
Al llegar a la cuadra Roque Bonaldi atacó a cascotazos y patadas la puerta de la casa de Lidia.
Lidia llamó a la Policía, pero Roque logró ingresar sin autorización, tras derribar la puerta, y tomó a Lidia de los pelos, mientras la golpeaba con un trozo de baldosa en la cabeza. Así la arrastró hasta la calle, se sentó sobre ella, que ya se encontraba semiinconsciente, y continuó golpeándola en la cabeza hasta que le destrozó el cráneo.
Su hijo Leonel tuvo una actitud que contribuyó al crimen: le quitó el celular a Yanina, que intentaba filmar lo que sucedía, como le habían indicado las asistentes del Polo de la Mujer.
Yanina también relata haber sido arrastrada al exterior de la vivienda, pero que cuando era atacada por Leonel en la calle, la llegada de un vecino y su intervención hizo que el joven se detuviera.
“Iban a matarme también. Fue algo espantoso, tremendo. A mi mamá la mataron en la vereda. Recuerdo que cuando salió el sol, pude tomar dimensión de lo que le habían hecho en la cabeza”, supo contarle la mujer a La Voz.
