Lo que iba a ser la audiencia final del juicio por el crimen de Adrián González terminó de manera abrupta, en medio de gritos en los que se mezclaron insultos con muestras de indignación por parte de la familia del joven asesinado en Malagueño en febrero de 2024.
Lo que desató la tensión fue el pedido de pena del fiscal de Cámara, Marcelo Fenoll, quien solicitó ocho años de prisión para el autor del crimen, Jonathan Brizuela. La familia esperaba que se modificara la calificación legal con la que la causa llegó a juicio, a partir de un cambio que efectuó el Juzgado de Control de Villa Carlos Paz. Y la pena que reclamaba era la que finalmente pidió su representante, el abogado Edgardo Pedernera: 25 años de prisión, similar a una cadena perpetua.
Pablo del Olmo, defensor de Brizuela, también pidió ocho años, al igual que el fiscal. Tras los cruces y los insultos, la jueza María Susana Blanc Gerzicich cerró la audiencia y anunció que la sentencia se dictará entre el 10 y el 12 de diciembre próximo.
El hecho
En las dos audiencias previas se había detallado lo sucedido en las primeras horas del fatídico 4 de febrero de 2024.
Adrián González aceptó llevar a un amigo en su auto después de haber compartido un momento de charla en el que tomaron algunas bebidas alcohólicas. Ese muchacho mantenía rencores previos con Brizuela y, en un cruce, este último observó que venía en el auto de González y decidió arrojarle un botellazo que terminó rompiendo el parabrisas.
Después de eso, Adrián se bajó del auto y le propinó un golpe de puño a Brizuela.
Unas horas después, González salió en su moto rumbo a su trabajo en una empresa subsidiaria de la cementera Holcim. Cerca de la rotonda de barrio Santa Bárbara, donde vivían ambos protagonistas del hecho, Brizuela le arrojó un objeto contundente que este viernes se exhibió en la audiencia y que se asemeja a un fragmento de adoquín o de un ladrillo de cemento.
Adrián cayó al pavimento y no tuvo reacción. Fue trasladado al Hospital de Urgencias, donde se constató su deceso.
El fiscal Fenoll basó casi todo su alegato en refutar la calificación legal que había determinado la instructora del caso, la fiscal del Tercer Turno de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez. Ella había enviado la causa a juicio imputando a Brizuela por homicidio calificado por alevosía.
Luego, el juez de Control, Daniel Strasorier, bajó la calificación y la dejó en homicidio simple con dolo eventual.
Fenoll detalló que lo ocurrido entre la madrugada y la mañana de ese domingo fue una secuencia de hechos desafortunados y cuestionó a la instrucción por haber actuado “por presión social o algo similar”.
Destacó también que Brizuela no se escondió para enfrentar a González cuando este decidió pasar en moto por el frente de su casa.
Y afirmó que Adrián González sabía que iba a pasar por allí, no llevaba casco y había tomado alcohol, por lo que –según dedujo el fiscal– no se sabe si realmente se dirigía a trabajar o a otro lugar.
Por otro lado, el fiscal de Cámara sostuvo que los atenuantes de la pena son que el imputado confesó el hecho, manifestó arrepentimiento y “no le da la cara para hablar con la familia de Adrián”.
En el momento en el que pidió la pena se desencadenó el momento de mayor tensión del juicio, ya que los padres de Adrián decidieron levantarse e irse del recinto, con fuertes acusaciones hacia el fiscal. Un hermano de la víctima fue demorado luego de insultar al acusado. El propio fiscal ordenó a los policías que lo detuvieran. Luego exclamó que la situación que se desató en la sala es “absoluta responsabilidad” de la fiscal que instruyó el caso.
Decepción de la familia González
“Estamos muy desilusionados. Veníamos con otra expectativa, con nuestras ilusiones. Yo le dije hasta al ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, que creía el 100% en la Justicia, que estaba convencido. Pero hoy tengo otra postura. Hoy no creo nada de la Justicia. Hoy ganó la delincuencia”, dijo Fernando González, el papá de Adrián, al terminar la audiencia.
Y continuó: “A este asesino, a este asesino cobarde, le van a dar ocho años. Ya cumplió dos, así que en seis años va a quedar libre por buena conducta. En tres años más lo tenemos en la calle”.
González señaló que analiza irse a vivir a otra ciudad junto con su mujer y los dos hijos que le quedaron después de esta tragedia que los marcó para siempre.
“Me replanteo ahora, como padre y como jefe de familia, que me voy a tener que ir del lugar donde nací, donde tengo mis raíces. Tengo 55 años viviendo ahí, en Malagueño, pero ahora me tengo que ir de mi pueblo”, afirmó.
Apuntó que el fiscal “claramente estuvo a favor del delincuente”.
“Dio a entender que mi hijo, el asesinado, el que no se puede defender, tenía toda la culpa. Como si mi hijo Adrián Manuel González fuera el responsable de estar muerto. Y como si el asesino no fuera asesino, sino alguien que actuó por impulso o vaya a saber qué”, aseveró.
