Desmayos, gritos e insultos. Un fuerte estupor causó este miércoles en la sala de audiencias de la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba el pedido de penas a un padrastro y su hijastro, acusados de protagonizar un tiroteo en setiembre de 2022 en barrio El Pueblito (Las Violetas) durante le cual resultó herida de gravedad una vecina embarazada que tenía un bebé en brazos.
El fiscal de cámara Marcelo Fenoll acusa a Gustavo Sebastián “Rata” Miranda (43) y a su hijastro Gabriel Alexander “Chuky” Bengolea (23), quienes el domingo 4 de septiembre de 2022, en la cancha del Oeste del barrio El Pueblito, se enfrentaron a tiros con un grupo de personas por una disputa territorial por la comercialización de drogas, según la acusación que instruyó el fiscal Juan Pablo Klinger.
Dentro de su casa, fue alcanzada -por una esquirla que impactó en una casa vecina- la vecina Karen Mariel Monge (27) quien estaba embarazada de 21 semanas y tenía en sus brazos a un bebé. El proyectil ingresó por el maxilar inferior y quedó alojado a centímetros de las vértebras cervicales. Ella quedó al borde de la muerte, con el rostro y el cuello desfigurados y en su momento necesitó de más de un mes de rehabilitación.
Además de las heridas físicas definitivas, la mujer arrastra dolencias psicológicas difíciles de revertir, según pudo apreciarse cuando se presentó a declarar en el juicio.
Entre los hechos, hay que consignar que pocos meses antes Bengolea y Miranda habían sido imputados por delitos de narcotráfico, que en abril de 2023 les valieron una condena de tres años de prisión, según la jurisprudencia de inconstitucionalidad que impide condenar al mínimo de cuatro años, según la ley respectiva.
Este miércoles, durante los alegatos, el fiscal Fenoll calificó como “peligrosos narcos” a ambos acusados que fueron “echados de Villa Martínez por las drogas” y se trasladaron a El Pueblito, donde comenzaron a tener problemas con otras facciones. Así fue que el domingo 4 de setiembre de 2022 comenzaron desde temprano a intercambiar disparos con integrantes de otra banda que no hay sido identificados.
Llegada la noche, ya se presagiaba un enfrentamiento que, finalmente, se produjo. Los rivales llegaron a la canchita que está rodeada de casas y con permanente circulación de personas, especialmente niños. Según el relato de Fenoll, el campo de juego está iluminado y carece de lugares para resguardarse, por lo que los “rivales” quedaron expuestos a los disparos de “Chuky” Bengolea y “Rata” Miranda que, desde el techo de su casa, a oscuras y guareciéndose tras el tanque de agua, dispararon contra los otros que se convirtieron en un blanco móvil.
Uno de los proyectiles, de grueso calibre, dio en el marco de una ventana y desde allí llegó a la casa vecina, en cuyo interior estaba Karen.
El fiscal pidió que ambos acusados sean condenados por los delitos de “tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego” (en perjuicio de los otros pistoleros), en concurso real con “lesiones graves” (por las heridas a Karen), con penas de ocho años y 10 meses de prisión para ambos.
Pero, teniendo en cuenta la condena anterior, el acusador público solicitó a la jueza (unipersonal) María Susana Beatriz Blanc Gerzichic de Scapellato que se unifiquen las penas en 10 años y 10 meses de prisión para Bengolea y 11 años para su padrastro Miranda.
En la ronda de alegatos, el defensor Francisco Sesto pidió la absolución de ambos acusados por entender que no se había acreditado que hayan participado del hecho. En subsidio, si la jueza no admite esto, solicitó que sean responsabilizados por “abuso de arma”.
En el tanque de la casa que habitan ambos acusados quedaron las marcas de los disparos de arma de fuego. Desde esa posición que les adjudica el fiscal y frente a rivales que estaban expuestos en un espacio abierto e iluminado, Fenoll entiende que no puede hablarse de abuso de arma sino, lisa y llanamente, de una tentativa de homicidio. Reflexionó sobre “la banalización del uso de armas, pretendiendo que casos de esta intensidad en vez de ser tentativas de homicidios se vean como simples abusos de arma”.
De igual modo, se pronunció el fiscal en contra de “las penas irrisorias que recaen sobre delincuentes peligrosos que trafican con drogas”.
Finalizados los alegatos, el juicio pasó a cuarto intermedio y se reanudará en el mediodía de este jueves. A esa hora, se escuchará la última palabra y más tarde la sentencia a cargo de la vocal Blanc Gerzicich de Scapellato.
A raíz de los incidentes ocurridos durante el pedido de pena con familiares y allegados de ambos acusados que asisten al juicio, para esta última audiencia se prevé un refuerzo en la custodia de la sala a la hora de lectura del veredicto.
