“Me pegaron… Me pegaron…”, alcanzó a decir la pequeña, mientras se ponía pálida y se llevaba sus manos al abdomen.
El balazo 9 milímetros la había atravesado de lado a lado. En el asfalto, y a pocos metros, quedarían desperdigadas 20 cápsulas de los disparos que los pandilleros efectuaron aquella noche en el marco de una brutal venganza.
El grupo había llegado para darle muerte a un joven rival como parte de una demencial venganza.
El muchacho alcanzó a escabullirse entre las balas y se puso a resguardo. Pero uno de los plomos dio en la nena de 6 años, su sobrina.
Tras el ataque, el grupo de matones se trepó al coche que había quedado en medio de la calle, con las puertas abiertas y las luces prendidas, y escapó.
El destino quiso que la pequeña A. esquivara la muerte en medio de una violencia urbana que no deja de destruir hogares en distintos barrios de la Capital cordobesa desde hace años. Una violencia urbana alimentada tantas veces por armas y balas que salen de todos lados.
Todo sucedió el 1º de abril de 2023 en barrio Parque República, al oeste de la ciudad de Córdoba.
Dos años después, fue el turno de la Justicia. Tres hermanos que participaron de aquel brutal episodio terminaron condenados en Córdoba.
En juicio abreviado realizado en la Cámara 5ª del Crimen recibieron penas de entre 11 y 13 años de cárcel.
Luis Alberto, Brian Alejandro y Cristian Ángel Mamonde fueron condenados por tentativa de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas y lesiones graves calificadas por el uso de arma de fuego.
Como en todo juicio abreviado, los acusados confesaron todo y hasta, en cierta forma, se mostraron arrepentidos de lo que habían tramado y hecho. El acuerdo entre las penas fue adoptado entre la fiscalía a cargo de Marcelo Fenol y la defensa de los acusados.
La criatura y sus familiares pugnan por salir adelante y volver a la vida de normalidad que llevaban.

Venganza y demencial balacera callejera
Si bien el hecho central detonó en la noche del sábado 1º de abril de 2023, todo había comenzado esa misma tarde cuando uno de los hermanos Mamonde (Luis Alberto) se topó con un vecino del barrio, Pablo Flores.
Hay que abrir paréntesis en este momento: años atrás, Luis Mamonde y “el Toro” Flores habían quedado enfrentados por un crimen ocurrido en esa barriada y por violencia urbana. En aquella pelea, un joven había muerto de varios tiros.
Mamonde era amigo del fallecido mientras que, por esas cosas del vecindario, Flores era cercano a uno de los asesinos. Pero ninguno participó en aquel hecho. Sin embargo, quedaron enfrentados y hubo cruces.
El paso de los años hizo que la rivalidad se apaciguara o, por lo menos, eso creían algunos.
Todo cambió en abril de 2023. Por motivos no claros, las cosas se pusieron ríspidas.
Aquella tarde “Toro” Flores iba a jugar al fútbol a la cancha del barrio cuando se cruzó con Luis Mamonde.
- ¿Qué mirás tanto, che culiado? – dijo uno.
- ¿Qué te pasa, che otario? – respondió otro.
- ¿Qué me mirás tanto, che gil culiado? – redobló uno.
- ¿Vos querés que te pegue? – lanzó el otro.
En segundos, ambos terminaron trenzados a los golpes ante la atenta mirada de varios vecinos. El cruce fue breve pero intenso.
Quienes presenciaron la pelea relatarían que Mamonde terminó con varias marcas en el rostro y se fue entre amenazas.
Flores, en tanto, se fue a jugar al fútbol con sus amigos a una canchita próxima.
Tras el partido, y como ya era tradición cada sábado, parte de los jugadores rumbeó a un quiosco a tomar porrones con gaseosa.
¿Dónde anda “el Toro”?
Cuando “el Toro” Flores llegó a la despensa, no alcanzó a dar un sorbo de cerveza, que sus amigos lo cortaron en seco y le aconsejaron que se fuera.
A coro, lo alertaron de que Mamonde y sus hermanos lo andaban buscando armados. Estaban decididos a saldar cuentas.
Sin dudarlo mucho, Flores encaró hacia su hogar. Cuando le faltaba poco para llegar, sintió el motor del coche detrás suyo.
Cuando se dio vuelta, el Honda Fit gris ya había frenado en seco en plena calle.
Las luces del auto quedaron iluminando la cuadra. Las puertas se abrieron y de su interior bajaron los hermanos Luis Alberto, Braian Alejandro y Cristian Ángel Mamonde. Todos llevaban pistolas. Uno de ellos incluso portaba una en cada mano.
En el vehículo se quedó un cómplice que nunca sería identificado.
La secuencia duró segundos pero fue por demás violenta: sin contemplaciones, los hermanos abrieron fuego mientras Flores corría desesperado hasta su casa esquivando los plomos.
Uno tras otro, los estruendos de los disparos retumbaban en la esquina de las calles Llanquelén y Epumer.
Fuera de sí, los Mamondes vaciaron los cargadores con total impunidad.

Balazo a una nena
A metros de la balacera un grupo de chicos y chicas jugaba frente a una casa. En realidad, habían dejado de jugar al ver a los matones. Estaban paralizados.
Uno de los plomos dio en la humanidad de A., una nena de 6 años, sobrina del “Toro” Flores.
“Me pegaron… Me pegaron…”, alcanzó a decir la criatura, mientras se tomaba el abdomen y se arrastraba hasta su casa.
Los matones escaparon a toda velocidad.
En medio de la desesperación familiar, la criatura fue cargada en un auto y llevada a un hospital cercano, de donde la derivaron al Hospital de Niños. Allí, el cuerpo médico la salvó. El destino quiso que, en su recorrido, el proyectil no afectara ningún órgano.
Tras unos días de estar internada, “A.” pudo retornar a casa. Su madre volvió a sonreír.
No sería la primera vez que una infancia de Córdoba caía víctima de un balazo fruto de la violencia urbana de adultos que no deja de pulverizar hogares.
Poco problema tuvo el fiscal Juan Pablo Klinger y sus investigadores en identificar a los atacantes. Es que la barriada, por lo que había sucedido, no dudó en levantarse y señalar a los matones. No hubo miedo.
Eso sí: no fue simple capturarlos. Varios dejaron sus hogares y se mantuvieron prófugos por algún tiempo hasta que fueron capturados.
Dos años después, y cercados por las pruebas y testimonios, los tres terminaron condenados en un juicio exprés donde no hubo mucho para discutir. Por lo menos en la sala de audiencias.
Luis Mamonde recibió 13 años de cárcel, mientras que su hermanos Brian y Cristian, 11 y 12 años, respectivamente. Los cargos: tentativa de homicidio calificado y lesiones graves calificadas.