A veces el tiempo no cierra las heridas. A más de 18 años del homicidio de Nora Dalmasso (51) en Río Cuarto, el caso judicial refleja la tensión entre la prescripción penal y el derecho a la Justicia; entre la seguridad jurídica y la búsqueda de la verdad.
El juez de Control Diego Ortiz decidió rechazar por ahora la prescripción y, atento a las obligaciones del Estado garantizadas por tratados internacionales, ordenó seguir investigando hasta esclarecer el crimen.
Pero el proceso de juicio por la verdad, al no tratarse de un crimen de lesa humanidad, permanece en una zona gris. Argentina no tiene una regulación específica para estos casos.
Con argumentaciones totalmente opuestas, las partes preparan sus apelaciones.
Los hijos de Nora –Facundo y Valentina– celebran que no se haya cerrado la causa. “Necesitamos la verdad”, dicen. Pero también exigen justicia; que el autor sea condenado.
En tanto, la defensa de Roberto Marcos Bárzola adelanta que será “muy celosa”, para evitar medidas coercitivas o “daños” a su cliente. Insiste con que la posibilidad de sanción está extinguida.
Todo parece indicar que cada avance, medida o peritaje que intente el fiscal Pablo Jávega será motivo de disputa jurídica. El proceso se perfila como una serie interminable de enfrentamientos legales.
La Justicia corre riesgo de quedar atrapada en su propia falta de respuestas.
Tras declarar absuelto al viudo Marcelo Macarrón y reconocer a Nora Dalmasso como “víctima de violencia de género”, la Cámara del Crimen pidió que continúe la investigación por la verdad.
Pese a supuestos avances logrados con las pruebas de ADN, el escenario es incierto.
¿Es viable pedir explicaciones a un acusado 18 años después de un crimen? ¿Se podrá hacer un juicio para determinar si es inocente o culpable? ¿A qué certeza se puede arribar realmente?
El caso plantea interrogantes ineludibles: ¿Cómo mejorar la eficiencia de los procesos judiciales? ¿Puede un homicidio en contexto de violencia de género quedar sin sanción? ¿Es la prescripción una coartada perfecta de la ineficacia judicial? ¿Cómo podemos construir credibilidad en la Justicia, la política y el periodismo?
La herida del caso Nora Dalmasso quedó abierta, en carne viva. Algunas acciones podrían profundizarla; otras, la intentarán tapar.
Dolería menos si se asumiera el compromiso de cambiar lo que nos trajo hasta acá. Porque la impunidad no es un cierre: es una renuncia colectiva. Y cuando se normaliza, el verdadero crimen es no hacer nada.