Una página web en apariencia lujosa, que aún sigue activa en internet, y una batería de mensajes a través de las redes sociales, prometían a pequeños inversores una ganancia extraordinaria gracias a la inversión de sumas discretas de dólares. Pero todo era una estafa.
Aún no está clara la cantidad final de damnificados. Pero, serían muchos.
Estas fueron las primeras conclusiones a la que llegó el fiscal Franco Pilnik tras una investigación reciente que se originó tras las denuncias de algunos afectados. En la Fiscalía Especializada en Cibercrimen creen que podría tratarse de una operación mucho mayor de lo que tienen identificado hasta ahora.
Mientras la causa avanza, Pilnik ordenó seis allanamientos en distintos domicilios de la ciudad de Córdoba y en la localidad de Cura Brochero, zona de Traslasierra.
Así logró la detención del presunto cabecilla detrás de las operaciones, que fue imputado por el delito de estafa.
Pero además hubo otros cuatro imputados a quienes les fue cursada la acusación pero continúan en libertad. Uno de ellos no fue hallado en su domicilio y los investigadores creen que puede haber abandonado el país.
Fuentes de la causa no descartaron la posibilidad de que en las próximas horas se produzcan nuevas detenciones.
Y a pesar del hermetismo con el que se maneja el fiscal durante estas primeras horas, fuentes vinculadas a los pesquisas aseguraron que el grupo de presuntos estafadores manejaba una página web que ofrecía una “amplia gama de servicios de consultoría con las herramientas y la experiencia necesarias para hacer crecer su negocio”.
De hecho, la página aún ofrece estos servicios, ya que se encuentra activa, según pudo comprobar este medio.
Detrás de una fachada sobria y en apariencia profesional, según confirmaron los investigadores, la banda convocaba a los “inversores” a una bonita oficina de alta gama ubicada en un destacado complejo de oficinas de la ciudad capital.
Allí ofrecían operaciones a través de un “metaverso” administrado desde los Estados Unidos, y la inversión en “criptoactivos”, a cambio de distintas sumas de dólares.
El metaverso, explicado de manera sencilla, es un concepto que se refiere a un espacio virtual compartido, creado por la convergencia de la realidad física y la digital. Se asemeja a un mundo virtual donde las personas pueden interactuar entre sí y con un entorno digital, similar a lo que ocurre en los videojuegos, pero con un alcance mucho más amplio. Se pueden hacer grandes transacciones de dinero.
La supuesta empresa prometía retornos atractivos que, como suele pasar en estos casos, no son comunes para el mercado de inversiones.
Al cabo de unos siete meses (se cree que la banda opera desde hace más de un año) comenzaron a emerger las denuncias que fueron llegando al escritorio de Pilnik.
Y si bien el fiscal podría haber esperado un tiempo más para no mostrar las cartas de la investigación, ante la dimensión de las operaciones decidió actuar con rapidez.
La cifra de la presunta estafa aún no se terminó de valuar. Pero se habla de una suma millonaria, en dólares, que se fue construyendo a partir de pequeños pozos obtenidos de manos de los inversores, de entre seis y 10 mil dólares.
El anzuelo
“Cada cliente tiene sus necesidades en particular , es por eso que realizamos asesoramientos cara a cara para que el cliente se sienta seguro a la hora de realizar una inversión”.
Esta era la promesa principal con la que atraían a sus “clientes” desde la firma que operaba, según se cree, desde hace un año.
Al existir una inestabilidad monetaria tan elevada, los presuntos estafadores ofrecían una moneda segura, con retornos millonarios, y la posibilidad de hacer valer esas “criptomonedas” en un mundo ficticio, operado desde Estados Unidos.
El plan era escuchado con entusiasmo de la boca de quienes se presentaban como dueños de las firmas.
En la página web están los rostros de todos ellos, junto a sus nombres. Los cinco imputados son jóvenes de entre 20 y 25 años de edad.
Los investigadores comentan que se trata de “chicos sin formación profesional avanzada”. “Se la pasan haciendo videos y le dicen a la gente por qué van a invertir en estudiar, o en comprar propiedades, si a la plata la necesitan rápido”, comentaron los pesquisas.
Y agregaron que convencían a los damnificados con historias de éxito aparentemente reales. “Hablaban siempre de alguna historia con hombres que se hacían ricos de la noche a la mañana”, dijeron y agregaron: “Eran especialistas en convencer gente”.
Los jóvenes aseguraban, según se puede leer en la página web que aún se encuentra activa, tener los “conceptos claros” y “entender las principales variables” de cualquier inversión.
A partir del apoyo que ellos ofrecían, aseguraban que la gente podía tomar “decisiones correctas” en cuanto a las inversiones financieras. “Cuando todos los conceptos son nuevos, tomarse el tiempo para tener un conocimiento básico es crítico para poder navegar en la industria de los activos digitales”, anunciaban casi como su Biblia.
En cuanto a los productos que ofrecían, este medio pudo saber que vendían “Crypto Games”, que eran presentados como “juegos basados en la tecnología Blockchain”.
El blockchain es la tecnología que da soporte a las criptomonedas, como el Bitcoin, pero también se puede usar para muchas otras aplicaciones, como contratos inteligentes, sistemas de votación, y la gestión de cadenas de suministro, entre otras cosas. Usadas de buen modo, es una tecnología que permite registrar y almacenar información de manera segura. Por ejemplo, transacciones financieras.
Lo que prometía el grupo de presuntos estafadores era el acceso a una plataforma que, con una inversión inicial, permitía a los usuarios realizar “transacciones o ganar criptomonedas” jugando juegos.
También ofrecían un “metaverso” para “simular experiencias físicas de manera virtual de la forma más realista posible”. La principal meta de este supuesto negocio era imitar vivencias de la realidad, pero en un entorno digital, como la compra y venta de activos.
Finalmente, el grupo de jóvenes se habría quedado con los dólares y no habrían generado los negocios prometidos, y mucho menos los retornos que, según especialistas ligados a la investigación, eran imposibles de cumplir.
