“Me encontraron muerto”, cuenta sin vueltas Leonel Mariani. Eso siente él. “Y ellos pusieron todo para salvarme la vida”, agrega.
Habla pausado y le cuesta recordar. Son secuelas temporarias del tremendo choque que sufrió al dar de lleno contra un camión en la autopista Córdoba-Rosario, cuando volvía hacia Villa María.
La primera persona que lo vio tras el impacto lo dio por fallecido. A los pocos minutos, llegaron policías, bomberos y ambulancias desde Ballesteros, la localidad más cercana.
Lo subieron a una camilla y durante el camino hacia el hospital Pasteur, de Villa María, nadie se dio por vencido. Hicieron lo que tenían que hacer para salvarle la vida. Gracias a eso, y a la atención en el centro de salud provincial, Leonel está vivo. Y se expresa muy agradecido con todos.
El estado en el que quedó su vehículo haría dudar de que alguien pudiera haber sobrevivido allí adentro. Al utilitario Fiat Fiorino parece que lo hubieran rebanado. Su parte delantera es un estropicio. Entre restos metálicos sacaron el cuerpo de Leonel la tarde del 10 de junio de 2022.
El mensaje que nunca llegó
El hombre, de 34 años, trabaja en una empresa de correos. Había ido hasta General Baldissera para hacer un reparto. Creen que se desvaneció en la ruta antes de impactar por alcance con la parte trasera de un camión. Por los estudios que le hicieron, estiman que se le bajó la glucosa en sangre.
Su esposa Melisa lo esperaba en Villa María. Cuando se hizo de noche y no recibía el acostumbrado mensaje, presintió algo malo. Llamó al teléfono de Leonel y atendió un policía. Se le heló la sangre. Ahí se enteró de que lo estaban llevando de urgencia al hospital.
Ella colabora ahora en el relato a La Voz para que sea completo. Leonel perdió todo tipo de recuerdos de esos días.
“En el último audio que me manda, le noto la voz rara. Calculamos por eso que sufrió una baja de glucosa. Nunca tuvo problemas de diabetes”, aclara la mujer.
“Es muy prudente para manejar y siempre me avisaba cuando llegaba. Ese día no me llegó nada y supe que había pasado algo”, cuenta.
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En los primeros instantes de su rescate, bomberos y policías intentaron reanimarlo. Tras esto, de camino en la ambulancia, lo entubaron para darle oxígeno. “Hoy su cerebro está sin secuelas permanentes. Gracias a eso se despertó con todas las funciones”, contó la mujer.
Melisa hoy cree que todas esas personas fueron “ángeles que tomaron forma de servidores públicos. Los puso Dios”.
“Estamos agradecidos a todo el hospital Pasteur, el equipo de la UTI fue maravilloso, sus médicos, jefes, enfermeras. Gracias a ellos, Leo está vivo y sin secuelas”, dice emocionada.
Cuando Melisa llegó al hospital la noche del accidente, le dijeron que el estado de salud de su marido era crítico y que había pocas posibilidades de que pasara con vida esa noche.
Estuvo 16 días en coma, con respirador y una bomba que asistía a su corazón. Pasaba el tiempo y no evolucionaba. Las esperanzas se desvanecían.
Pero Leonel pudo más. Su corazón resistió y de a poco comenzó a salir adelante.
Sigue bajo controles médicos periódicos, hace natación, va a un psicólogo y se esfuerza por recuperarse lo más rápido posible. Esa es su meta.
Agradecimientos para todos
Una vez que le dieron el alta, lo primero que quiso hacer fue volver a ver cómo había quedado la camioneta. Las fotos no alcanzaban. Fue personalmente hasta Ballesteros, donde todavía estaban los restos de la Fiorino. Un manojo de hierros y de chapas reducidos a algo inservible.
“Lo más importante fue poder agradecer a todos los que pude. Fue mucha emoción para mí. Ellos hicieron todo lo posible para que sobreviviera”, dice desde su casa.
En Ballesteros fue al cuartel de bomberos, donde se encontró con algunos de quienes lo habían asistido esos primeros minutos. Pudo verles los rostros, saber sus nombres, abrazarlos y darles las gracias.
“Ellos me encontraron muerto. Toda la preocupación y el ahínco que pusieron me salvaron la vida. Siento la necesidad de darles las gracias a todos”, dijo, y prometió seguir agradeciendo hasta el último policía, bombero, médico o enfermero que hizo algo para mantenerlo con vida.
