El comisario general Alejandro Mercado era el jefe de Policía cantado para buena parte del poder cuando cambió el Gobierno provincial y se decidió que no iba a continuar Liliana Zárate Belletti. Desde 2017 era el “1” de la Dirección General de Inteligencia Criminal, el lugar por donde pasan todas la causas donde hay poder y dinero. Nadie manejó durante seis años información más sensible en la Policía que Mercado.
Un grupo grande de fiscales lo adoraban: era muy eficiente, en especial para resolver esas causas que son brasas ardientes. “No cierra”, dicen algunos de estos fiscales. Algunos porque confían ciegamente en la honestidad de Mercado: “Siempre se dijeron muchas cosas de él, de su ambición, de su habilidad para ´la rosca´; nunca que era ladrón”, cuentan.
A otros, menos ingenuos, no les cierra el motivo de su detención: supuestamente encubrir las actividades ilegales de un comisario que estaba bajo su mando, y del que se sospecha que tenía varios “quioscos”, como una “cueva” de compraventa de dólares y la reventa de celulares y de neumáticos robados, con eje en las galerías Espacial y Norte, en el centro de Córdoba. Lo que “no cierra” en este relato -que es el que hasta el momento sostiene la investigación que encabeza el fiscal de Delitos Complejos, Enrique Gavier- es que si Mercado quería corromperse, tenía a mano negocios mucho más tentadores que este.
Se hace un paralelo con otro acusado por Gavier: el exjefe durante una década y media del Servicio Penitenciario de Córdoba, Juan María Bouvier, detenido y acusado de múltiples delitos que van de fraguar informes para anticipar libertades a permitir call centers tumberos. De nuevo, a los más suspicaces algo “no les cierra”: Bouvier manejaba contratos y licitaciones, como el racionamiento de alimentos y la compra a proveedores. Negocios mucho más rentables, en suma.
Es cierto que Al Capone cayó por no pagar impuestos, pero sagaces abogados y funcionarios judiciales creen que lo que se está destapando en estos casos llamativos es un esquema de corrupción estructural en la que se habilitan negocios según cada escala de poder. Y que quienes saltan a la vista son los que estaban a cargo de los menos hábiles y más groseros subalternos. Es por esto que tanto en el caso de Bouvier como en el de Mercado la investigación tiene aun que demostrar que se beneficiaron con estos delitos que supuestamente facilitaban o encubrían, según el cargo.
Hay, también, quienes creen que el beneficio de Mercado era en especie: éxitos investigativos que partían de datos obtenidos por el comisario Cabrera, a partir de su estrecha relación con el clan de Galería Norte, quienes obtenían “vista gorda” para seguir con sus negocios a cambio de información que permitiera llenar de “positivos” los registros de Inteligencia Criminal.
Los tratos con “los buchones” siempre dejan a un policía en una delgada línea de legalidad.
Pueden capitalizarse los positivos. El tema son los falsos negativos, allanamientos que se frustran porque alguien avisa, apenas sale la orden, antes de que la brigada vaya para el lugar.
Un peligroso narco rosarino, ladero del capo Esteban Alvarado, enemigo del clan criminal de Los Monos, montó parte de su logística en Córdoba y hasta a nombre de su pareja abrió un supermercado en la zona noroeste de Capital, cuestión que ya llamó la atención a la Procelac, por posible lavado de dinero. Sabido es el poder del narco para corromper instituciones, especialmente las fuerzas de seguridad. Si hay quienes están dispuestos a transar por celulares o neumáticos, el territorio está liberado para la captación narco.
Contener la crisis
Sin Mercado, quedarán el jefe de Policía, Leonardo Gutiérrez, y los dos subjefes, Marcelo Marín (responsable del interior) y Claudia Salgado (administración y tecnología). No habrá un reemplazo para rearmar la tríada de subjefes. Alberto Bietti, en Inteligencia Criminal; Cristian Mazza, Seguridad Capital, y Cristian Gómez, a cargo de Proximidad y Territorial, comparten el liderazgo en el terreno que deja sin jefe Mercado. No son pocos quienes opinan que van a trabajar mejor.
Salgado no se va, por ahora, a pesar de que con 32 años de servicio, ya abuela y con un ciclo que creyó cumplido luego de colaborar con Zárate Belletti, amagó con el retiro varias veces. Es probable que el caso Mercado-Cabrera haga caer a otros policías, pero en la Jefatura y en el Ministerio de Seguridad hay confianza en Bietti, el hombre fuerte de Investigaciones, comisionado durante años en la fiscalía de Gavier y que supo construir una carrera paralela a la de Mercado en la Policía y en la Justicia.
