En el medio de 13 allanamientos simultáneos que el fiscal Guillermo González les ordenó ejecutar a los investigadores policiales de Robos y Hurtos, en la mañana de este jueves fueron detenidos dos jóvenes de 21 y 22 años acusados de formar parte de una banda de delincuentes que en febrero pasado robó en un taller de la avenida Juan B. Justo al 3300, de la ciudad de Córdoba.
Pero lejos de acabar en este caso concreto, la investigación asoma otras puntas más interesantes: se sospecha que los ahora detenidos forman parte de una de las “células” en las que se dividiría una peligrosa banda de asaltantes vinculada a resonantes robos ocurridos en los últimos tiempos, entre ellos los ataques de los “poliladrones”.
Maximiliano David Barrionuevo (22) y Axel Ariel Ferreyra (21) fueron capturados en la zona de los barrios Observatorio y Güemes, de la capital cordobesa. En los procedimientos también se secuestró un auto Peugeot 208, que para los investigadores representa una pista clave en toda esta historia criminal: el vehículo, que estaba en poder de Barrionuevo, sería el mismo que quedó filmado en aquel asalto al taller mecánico, según apuntaron las fuentes consultadas.
Por este episodio delictivo, ya había otros dos sospechosos presos, Gustavo Alejandro Ceballos (27) y Federico Agustín Pettenari (27). Para los sabuesos de Robos y Hurtos, aún falta un presunto quinto cómplice, que está siendo buscado.
En la mesa de la investigación judicial y policial, el mapa de la banda tiene varias ramificaciones. Es que se sospecha que algunos de estos cuatro detenidos también participaron de un resonante asalto ocurrido contra una joyería del Centro de la ciudad de Córdoba en octubre pasado. En aquella oportunidad, los ladrones se llevaron un botín millonario.
El viernes 9 de octubre del año pasado, a las 10 de la mañana, a plena luz del día, al menos cuatro delincuentes llegaron en motos hasta la joyería Antuan Joyas, ubicada en avenida Colón 635, y a punta de pistola se llevaron dólares, alhajas y relojes valuados en 1.500.000 pesos.
Una cámara registró el momento en el que los asaltantes en cuatro motos se dirigían en dirección a La Cañada.
Poliladrones
Pero los tentáculos de la banda se esparcen también hacia la pista de los “poliladrones”, delincuentes vestidos con pertrechos de la Policía que simulan allanamientos para ingresar a robar.
De acuerdo a las fuentes consultadas, entre los detenidos por el robo en el taller mecánico aparecen nexos con los cinco capturados en abril último acusados de haber integrado la banda que a principios de enero causó conmoción en la ciudad de Córdoba por una serie de golpes delictivos en la zona de Camino a 60 Cuadras, en el sur de la geografía capitalina.
El 9 de enero, al menos cuatro delincuentes vestidos con uniformes policiales más un quinto que iba de traje, tocaron la puerta de la casa de una familia propietaria de un supermercado ubicado en ese sector. La siesta ya había comenzado y los ladrones aseguraron que estaban allí con una orden de allanamiento. Apenas el dueño de la vivienda les abrió la puerta, dejaron al descubierto sus reales intenciones.
Tras reducir a la familia de violenta manera –había un niño–, se apoderaron de vehículos, electrodomésticos y 10 mil pesos, aunque buscaban un botín mayor: hacerse del dinero de un local de cobro de servicios.
Esto no fue todo. El lunes siguiente, dos de estos ladrones volvieron a la zona, pero esta vez a una forrajería ubicada cerca del domicilio asaltado. Con armas de fuego, amenazaron al propietario y exigieron el registro de las cámaras de seguridad de ese local que dan hacia la calle. Antes que la propia Policía, los delincuentes lograron hacerse de una prueba que en ese momento hubiese sido clave para identificarlos, según se sostiene en la investigación paralela que lleva adelante el fiscal Ernesto de Aragón, quien por competencia interna de Tribunales tiene asignadas todas las causas en las que aparezcan delincuentes utilizando ropa policial.
Pettenari y Ceballos aparecen entre los sospechosos detenidos en abril último.
Aquella osadía generó más de una suspicacia en el interior de la propia fuerza de seguridad y de los Tribunales de Córdoba. No sólo que los delincuentes utilizaban indumentaria policial, sino que también demostraron conocer los métodos de investigación y sus tiempos. Los asaltantes les ganaron de mano a los investigadores: aquel lunes de enero a la mañana un subcomisario había estado realizando un relevamiento de cámaras privadas en el sector y prometió regresar después con un perito para poder extraer esas imágenes.
“No es una sola banda, sino que son ‘células’ que van rotando. No todos los sospechosos habrían participado en todos los hechos”, graficó un investigador.
En ese sentido, otra fuente advirtió que parte de este grupo tiene base en barrio Ciudad de Mis Sueños, en la zona sudeste de la capital cordobesa, donde incluso habrían contado con el asesoramiento de un “armero”. Allí, en enero pasado, hubo un allanamiento que, llamativamente, terminó con un error en la dirección, lo que generó que se perdieran todas las posibles pruebas que los investigadores pensaban encontrar. Desde entonces, estos “poliladrones” se desprendieron de la indumentaria policial, aunque no habrían dejado de cometer asaltos, siempre de acuerdo a las fuentes consultadas.
